Francisco Rodríguez
AHÍ LO VE usted, “con cara de que no rompe un plato”. Aparentemente bien portadito, con el pelo engominado, brinda la imagen del prototípico monaguillo de rancia sacristía… que se roba las hostias a escondidas. Es César Nava. Uno de los protagonistas del más reciente escándalo político, a todas luces prefabricado para intentar ocultar otro que es mayúsculo: el saqueo de Pemex, en el que Nava participó con singular y muy rentable alegría.
Se trata de la publicación del libro de la valiente y muy acuciosa colega Ana Lilia Pérez –quien sufre todo tipo de acosos de la fallida Administración de Felipe Calderón--, en el que revela los fantásticos negocios privados que, con recursos públicos, han venido realizando los panistas durante los últimos nueve años, mismos en los que han manejado la principal industria del país.
Camisas Azules Manos Negras / El Saqueo de Pemex desde Los Pinos es el título de la amplia investigación periodística en la que aparecen César Nava Vázquez, actual presidente del PAN… el ex senador Jorge Nordhausen, quien fuera coordinador de Amigos de Fox, en el sur-sureste del país… el senador Juan Bueno Torio, quien en el sexenio pasado se desempeñara como director de Pemex Refinación… el malogrado Juan Camilo Mouriño, por supuesto… Marta Sahagún y los hermanos Bribiesca, gestores o “coyotes”, particularmente de la empresa naviera Oceanografía, que es la principal arrendadora de barcos en la Sonda de Campeche.
Se habla, también, en otra parte del libro, de la disputa que hubo —hasta los últimos días en vida— de Juan Camilo Mouriño y Jesús Reyes Heroles, como director de Petróleos Mexicanos. Se habla de esta disputa que había entre los dos por el control de la paraestatal y cómo Juan Camilo Mouriño, en cada ocasión, chantajeaba a Jesús Reyes Heroles con que le pediría al Presidente su despido, porque Juan Camilo Mouriño tenía un poder de operación en Petróleos Mexicanos, particularmente en el área que destina los donativos y las donaciones que hace Pemex en todo el país, que él, de acuerdo con las investigaciones que realizó Ana Lilia Pérez y, según fuentes de muy alto nivel, pretendía utilizar esta área como una caja chica, en su intento por convertirse en el sucesor de Felipe Calderón en la Presidencia de la República.
Habla la autora del libro:
“Uno de los casos —me parece— emblemáticos del libro es el de César Nava, en su paso como abogado general de Petróleos Mexicanos, que prácticamente su incursión en la función pública… En este desempeño que tuvo César Nava Vázquez hubo un gran derroche en la oficina del Abogado General, que es como se designa al área donde están todos los abogados… A sus 28 años de edad se convirtió en el Abogado General más joven que ha tenido la petrolera, por el empuje que le dieron, entonces, otros panistas, como fue el entonces senador Diego Fernández de Cevallos, quien es el que lo impulsa a esta área. César Nava Vázquez, se documenta ampliamente en el libro, durante su desempeño como abogado de Pemex incurrió en un prevaricato, que es cuando se simula un juicio, en Pemex Petroquímica, donde se sacaron recursos para supuestamente un proyecto que promovía el (ex) suegro de Nava (un túnel) bajo el río Coatzacoalcos.”
Con el escándalo en San Lázaro, hace dos días, Nava pretende cubrir este otro. Por eso desenfundó la espada en contra de Enrique Peña Nieto, –montándose en la popularidad del mandatario mexiquense--, y así atraer los reflectores hacia este otro miasma, la de los acuerdos electorales a cambio de encajarnos un alud de impuestos a los contribuyentes.
Nava personifica o encarna a la perfección al panista de altos vuelos. El de la doble moral privada y pública. El que, como monaguillo, auxilia al sa-cerdote en la liturgia, ordeñando los cepos para beneficio de ambos.
Esto es por lo que hace a Nava.
Porque en cuanto a Beatríz Paredes, aliada de Felipe Calderón, ¿se estará prestando a este montaje, este vodevil, sólo para ocultar, como dice Ana Lilia Pérez, “el saqueo de Pemex desde Los Pinos”.
Nava, por lo pronto, no debería dirigir un partido político nacional.
Nava debería estar ya en un penal de máxima seguridad, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: En defensa de Gonzalo Alarcón, ex alcalde panista de Atizapán de Zaragoza. No fue él quien “golpeó, hasta casi matarla” a su señora esposa. Fue el alcohol. La forma de beber de algunos blanquiazules –you know who, I’m sure-- les ha provocado severos problemas conyugales. Y se nota.
AHÍ LO VE usted, “con cara de que no rompe un plato”. Aparentemente bien portadito, con el pelo engominado, brinda la imagen del prototípico monaguillo de rancia sacristía… que se roba las hostias a escondidas. Es César Nava. Uno de los protagonistas del más reciente escándalo político, a todas luces prefabricado para intentar ocultar otro que es mayúsculo: el saqueo de Pemex, en el que Nava participó con singular y muy rentable alegría.
Se trata de la publicación del libro de la valiente y muy acuciosa colega Ana Lilia Pérez –quien sufre todo tipo de acosos de la fallida Administración de Felipe Calderón--, en el que revela los fantásticos negocios privados que, con recursos públicos, han venido realizando los panistas durante los últimos nueve años, mismos en los que han manejado la principal industria del país.
Camisas Azules Manos Negras / El Saqueo de Pemex desde Los Pinos es el título de la amplia investigación periodística en la que aparecen César Nava Vázquez, actual presidente del PAN… el ex senador Jorge Nordhausen, quien fuera coordinador de Amigos de Fox, en el sur-sureste del país… el senador Juan Bueno Torio, quien en el sexenio pasado se desempeñara como director de Pemex Refinación… el malogrado Juan Camilo Mouriño, por supuesto… Marta Sahagún y los hermanos Bribiesca, gestores o “coyotes”, particularmente de la empresa naviera Oceanografía, que es la principal arrendadora de barcos en la Sonda de Campeche.
Se habla, también, en otra parte del libro, de la disputa que hubo —hasta los últimos días en vida— de Juan Camilo Mouriño y Jesús Reyes Heroles, como director de Petróleos Mexicanos. Se habla de esta disputa que había entre los dos por el control de la paraestatal y cómo Juan Camilo Mouriño, en cada ocasión, chantajeaba a Jesús Reyes Heroles con que le pediría al Presidente su despido, porque Juan Camilo Mouriño tenía un poder de operación en Petróleos Mexicanos, particularmente en el área que destina los donativos y las donaciones que hace Pemex en todo el país, que él, de acuerdo con las investigaciones que realizó Ana Lilia Pérez y, según fuentes de muy alto nivel, pretendía utilizar esta área como una caja chica, en su intento por convertirse en el sucesor de Felipe Calderón en la Presidencia de la República.
Habla la autora del libro:
“Uno de los casos —me parece— emblemáticos del libro es el de César Nava, en su paso como abogado general de Petróleos Mexicanos, que prácticamente su incursión en la función pública… En este desempeño que tuvo César Nava Vázquez hubo un gran derroche en la oficina del Abogado General, que es como se designa al área donde están todos los abogados… A sus 28 años de edad se convirtió en el Abogado General más joven que ha tenido la petrolera, por el empuje que le dieron, entonces, otros panistas, como fue el entonces senador Diego Fernández de Cevallos, quien es el que lo impulsa a esta área. César Nava Vázquez, se documenta ampliamente en el libro, durante su desempeño como abogado de Pemex incurrió en un prevaricato, que es cuando se simula un juicio, en Pemex Petroquímica, donde se sacaron recursos para supuestamente un proyecto que promovía el (ex) suegro de Nava (un túnel) bajo el río Coatzacoalcos.”
Con el escándalo en San Lázaro, hace dos días, Nava pretende cubrir este otro. Por eso desenfundó la espada en contra de Enrique Peña Nieto, –montándose en la popularidad del mandatario mexiquense--, y así atraer los reflectores hacia este otro miasma, la de los acuerdos electorales a cambio de encajarnos un alud de impuestos a los contribuyentes.
Nava personifica o encarna a la perfección al panista de altos vuelos. El de la doble moral privada y pública. El que, como monaguillo, auxilia al sa-cerdote en la liturgia, ordeñando los cepos para beneficio de ambos.
Esto es por lo que hace a Nava.
Porque en cuanto a Beatríz Paredes, aliada de Felipe Calderón, ¿se estará prestando a este montaje, este vodevil, sólo para ocultar, como dice Ana Lilia Pérez, “el saqueo de Pemex desde Los Pinos”.
Nava, por lo pronto, no debería dirigir un partido político nacional.
Nava debería estar ya en un penal de máxima seguridad, ¿no cree usted?
Índice Flamígero: En defensa de Gonzalo Alarcón, ex alcalde panista de Atizapán de Zaragoza. No fue él quien “golpeó, hasta casi matarla” a su señora esposa. Fue el alcohol. La forma de beber de algunos blanquiazules –you know who, I’m sure-- les ha provocado severos problemas conyugales. Y se nota.
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