Francisco Rodríguez
HUBO MOFAS A quienes aventuramos que el 2010 podría ser escenario de una revuelta popular. En la capital de Nuevo León –cuyo ñoño gobernador encuentra en una marcha ciudadana la solución a problemas que él debería resolver--, los 31 bloqueos vehiculares del más reciente fin de semana dan cuenta de una de las precondiciones que configuran una guerra irregular o guerrilla urbana.
Especialistas en seguridad nacional muestran su preocupación y señalan que la fallida Administración de Felipe Calderón manipula la realidad, inculpando de los sucesos más recientes al crimen organizado. Una de dos: o el narco ya aplica tácticas de guerra de baja intensidad, o hay ya imbricados contestatarios sociales.
Previo al bloqueo de vialidades en Monterrey, ahí mismo se dieron todos los pasos conducentes: organización de adeptos entre la población, mantas, marchas sociales o ciudadanas, contrainteligencia, contra-información, compra de espacios en periódicos, etc.
La guerrilla se ubica o se conoce por su forma de "operar" o por su forma de "lucha". Estas escaramuzas en el área conurbada regiomontana lo dicen todo. Y no obstante que camina como pato, grazna como pato… la fallida Administración nos dice que ¡es iguana!
Peor aún, las declaraciones de sus personeros: Gobernación dice que es una “reacción desesperada ante el avance logrado –no se ría-- en materia de seguridad en el estado de Nuevo León”… La SS federal confirma lo dicho desde Bucareli.
Esta es, empero, una guerra irregular, término que se da a una guerrilla cuando una facción de ésta mantiene una guerra ante un ejército convencional, lo que es regido por la Convención de Ginebra.
También se le conoce como guerra de baja intensidad.
La fallida Administración no reconocerá esta situación porque, al dar status de guerrilleros a quienes en el noroeste de la República –de Monterrey a Reynosa-- han puesto en jaque a la Defensa Nacional y a la Marina Armada, tendrían que registrar ante la mencionada convención ginebrina a los combatientes. Y éstos, a su vez, tendrían que usar insignias, uniformes… Algo similar a lo que ocurrió con el llamado subcomandante Marcos, en el amanecer de 1994, cuando el Estado le da reconocimiento de guerrillero.
Algún día Manuel Camacho deberá platicar qué hizo ante la Convención de Ginebra, para permitir que ese año sí se celebraran elecciones.
No obstante, en esa región noroccidental del territorio nacional ya hay aprestos o provocaciones. El Cartel del Golfo ya utiliza vehículos don las siglas C.D.G, en prácticamente toda la frontera tamaulipeca.
De acuerdo a los manuales, las operaciones de interdicción son tres: 1) golpes de mano. 2) asalto. 3) emboscadas.
Para llevar a cabo estas operaciones de interdicción, deberá contarse con varios equipos: El de acción principal, que porta armas cortas. El de apoyo a la acción principal (los policías le dicen “muro”), quienes llevan las armas largas. Y el de detención y bloqueo, los que queman instalaciones, bloquean con material de fortuna o lo que se encuentre primero a la mano. El de captura y destrucción, que con la ayuda de la población resguarda en primer lugar las avenidas de aproximación y por último las rutas de escape.
Esta es la capacitación que, por ejemplo, recibieron los Zetas.
Para enfrentarlos, un ejército convencional requeriría de seis batallones de alta fuerza, de 678 elementos, por cada cuatro cuadras.
En Monterrey, a diferencia de Ciudad Juárez, se observan tácticas guerrilleras. En el segundo caso, son acciones de pandillas.
Y esta guerrilla ha cumplido ya un primer objetivo: sembrar terror, pegándole además (contra-guerrilla) a las finanzas de las administraciones estatal y municipal, pero sobremanera a las de la iniciativa privada. Este terrorismo es una enfermedad política que afecta a grupos radicalizados; también se afirma que es un modo extremo de manifestar el resentimiento que guardan sectores económicos empobrecidos, algunos dicen que es un instrumento al servicio de doctrinas anárquicas.
Y ojo, otro dato: los más golpeados son, por supuesto, los flujos financieros del narco, amplia y generosamente distribuidos en el área metropolitana de Monterrey.
Índice Flamígero: Muchos discursos, hoy, en memoria de Luis Donaldo Colosio. Del bla, bla, bla nadie pasará.
HUBO MOFAS A quienes aventuramos que el 2010 podría ser escenario de una revuelta popular. En la capital de Nuevo León –cuyo ñoño gobernador encuentra en una marcha ciudadana la solución a problemas que él debería resolver--, los 31 bloqueos vehiculares del más reciente fin de semana dan cuenta de una de las precondiciones que configuran una guerra irregular o guerrilla urbana.
Especialistas en seguridad nacional muestran su preocupación y señalan que la fallida Administración de Felipe Calderón manipula la realidad, inculpando de los sucesos más recientes al crimen organizado. Una de dos: o el narco ya aplica tácticas de guerra de baja intensidad, o hay ya imbricados contestatarios sociales.
Previo al bloqueo de vialidades en Monterrey, ahí mismo se dieron todos los pasos conducentes: organización de adeptos entre la población, mantas, marchas sociales o ciudadanas, contrainteligencia, contra-información, compra de espacios en periódicos, etc.
La guerrilla se ubica o se conoce por su forma de "operar" o por su forma de "lucha". Estas escaramuzas en el área conurbada regiomontana lo dicen todo. Y no obstante que camina como pato, grazna como pato… la fallida Administración nos dice que ¡es iguana!
Peor aún, las declaraciones de sus personeros: Gobernación dice que es una “reacción desesperada ante el avance logrado –no se ría-- en materia de seguridad en el estado de Nuevo León”… La SS federal confirma lo dicho desde Bucareli.
Esta es, empero, una guerra irregular, término que se da a una guerrilla cuando una facción de ésta mantiene una guerra ante un ejército convencional, lo que es regido por la Convención de Ginebra.
También se le conoce como guerra de baja intensidad.
La fallida Administración no reconocerá esta situación porque, al dar status de guerrilleros a quienes en el noroeste de la República –de Monterrey a Reynosa-- han puesto en jaque a la Defensa Nacional y a la Marina Armada, tendrían que registrar ante la mencionada convención ginebrina a los combatientes. Y éstos, a su vez, tendrían que usar insignias, uniformes… Algo similar a lo que ocurrió con el llamado subcomandante Marcos, en el amanecer de 1994, cuando el Estado le da reconocimiento de guerrillero.
Algún día Manuel Camacho deberá platicar qué hizo ante la Convención de Ginebra, para permitir que ese año sí se celebraran elecciones.
No obstante, en esa región noroccidental del territorio nacional ya hay aprestos o provocaciones. El Cartel del Golfo ya utiliza vehículos don las siglas C.D.G, en prácticamente toda la frontera tamaulipeca.
De acuerdo a los manuales, las operaciones de interdicción son tres: 1) golpes de mano. 2) asalto. 3) emboscadas.
Para llevar a cabo estas operaciones de interdicción, deberá contarse con varios equipos: El de acción principal, que porta armas cortas. El de apoyo a la acción principal (los policías le dicen “muro”), quienes llevan las armas largas. Y el de detención y bloqueo, los que queman instalaciones, bloquean con material de fortuna o lo que se encuentre primero a la mano. El de captura y destrucción, que con la ayuda de la población resguarda en primer lugar las avenidas de aproximación y por último las rutas de escape.
Esta es la capacitación que, por ejemplo, recibieron los Zetas.
Para enfrentarlos, un ejército convencional requeriría de seis batallones de alta fuerza, de 678 elementos, por cada cuatro cuadras.
En Monterrey, a diferencia de Ciudad Juárez, se observan tácticas guerrilleras. En el segundo caso, son acciones de pandillas.
Y esta guerrilla ha cumplido ya un primer objetivo: sembrar terror, pegándole además (contra-guerrilla) a las finanzas de las administraciones estatal y municipal, pero sobremanera a las de la iniciativa privada. Este terrorismo es una enfermedad política que afecta a grupos radicalizados; también se afirma que es un modo extremo de manifestar el resentimiento que guardan sectores económicos empobrecidos, algunos dicen que es un instrumento al servicio de doctrinas anárquicas.
Y ojo, otro dato: los más golpeados son, por supuesto, los flujos financieros del narco, amplia y generosamente distribuidos en el área metropolitana de Monterrey.
Índice Flamígero: Muchos discursos, hoy, en memoria de Luis Donaldo Colosio. Del bla, bla, bla nadie pasará.
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