Gerardo Fernández Casanova
“Que el fraude electoral jamás se olvide”
Parece que a los mexicanos nos está resultando difícil y caro el intento de vivir la democracia. De escándalo en escándalo, la población se desencanta. La puesta en claro de las formas manidas de hacer política de los que se dicen políticos, que son capaces de transar hasta a la madre que los parió con tal de mantenerse pegados a la ubre del poder, ya dejó de ser noticia para convertirse en costumbre y caracterizar a la vil grilla, que no a la verdadera actividad política.
El pleito entre priístas y panistas por los acuerdos que intercambian apoyos legislativos por civilidad en la competencia electoral sería irrelevante, de no ser porque, de un lado, significó el apoyo priísta a los aumentos impositivos y, del otro, el respeto panista a los cacicazgos locales del tricolor; ambos compromisos lesivos al interés de la sociedad. Unos y otros se acusan de mentirosos y mezquinos y a los dos les asiste la razón; también se acusan de incumplir los compromisos, no por un alarde de honor a la palabra empeñada (o, simplemente, empeñanietizada) sino por el riesgo en que colocan a sus intereses protegidos. Al centro del lodazal y haciendo como que chifla en la loma, el espurio echa leña al fuego con su ineptitud y mayor mezquindad. Finge ignorancia y confirma estulticia, porque no gobierna ni a sus subalternos y por romper con el único hilo que lo sostiene. Hoy hasta los priístas le gritan llamándolo espurio y confiesan su connivencia con el fraude electoral. El escenario es tal que, en cualquier país respetable, implicaría la caída del gobierno. Parece que nuestra novatez en materia de democracia todavía no alcanza la respetabilidad.
Lo que me parece increíble es que la llamada izquierda moderna se debate en el mismo lodazal, buscando pepenar las migajas que caen del plato de los hoy rijosos. Yo no me puedo explicar, y creo que una buena cantidad de mexicanos tampoco, que se pacten alianzas electorales con uno de los bandidos para destronar al otro. En realidad se trata de un trío de alegres bandidos. Dos son los jefes y el tercero, simple comparsa. Parten de una lectura equivocada: el retorno del PRI es avasallador y, a menos que pactemos para frenarlo, estaremos de nuevo en el régimen autoritario y antidemocrático del siglo pasado. La equivocación estriba en pensar que el PRI regresa porque la gente se decepcionó del PAN; es mucho más que eso, la gente de lo que está decepcionada es de la democracia de mentiritas que nos han querido imponer y, en consecuencia, añoran los viejos tiempos de la democracia tramposa pero eficaz. Mucha culpa tienen quienes, carentes de visión de la historia y no sin la misma dosis de mezquindad, aceptaron los treinta denarios para romper la unidad formada en torno al liderazgo de López Obrador; su pequeña ambición personal les llevó a echar por la borda la única posibilidad de recomponer al país o, por lo menos, a ponerle piedras adicionales en el camino.
Los mexicanos estamos ante una muy clara disyuntiva: o nos gana el cinismo del sálvese quien pueda y le damos reversa a la historia, sea con el PRI o con el PAN, o nos mantenemos en el afán de construir un México nuevo, capaz de generar bienestar y justicia para todos, sin los lastres de una clase política y unas instituciones viciadas de corrupción. No tengo la menor duda, me apunto con esta última y somos muchos, aunque nos quieran borrar. Tampoco tengo la menor duda de que estamos en el mejor momento para lograrlo, mientras que la derecha se solaza en su lodazal a la vista de todo el mundo, la verdadera izquierda comprometida con la transformación de la realidad tiene el campo libre para avanzar y llevar al pueblo al poder.
Las redes ciudadanas que constituyeron el principal soporte de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador en el 2006, están vigentes. La movilización popular de resistencia, con distintos temas pero con mismos objetivos, se acrecienta. El sindicalismo independiente convoca a un “paro político” para el próximo 16 de marzo. Los promotores del referéndum de revocación del mandato de Calderón tienen seguidores en todo el país y son cada vez más. Electricistas, mineros y maestros mantienen sus respectivas movilizaciones y las interconectan. Andrés Manuel no descansa en su tarea de organizar a la sociedad desde abajo y cuenta con más de dos millones de activistas comprometidos. La gente está más informada, además de LA JORNADA, POR ESTO y REGENERACIÓN, la Internet hace circular la información entre los grupos en movimiento. Mientras la derecha se rasga las vestiduras para tratar de sostener un sistema político y económico caduco y perverso, los comités del Proyecto Alternativo de Nación preparan su versión actualizada para hacerla pública hacia mediados de este año.
Hay proyecto, hay coherencia, hay honestidad valiente y hay liderazgo sólido. ¡Viva México!
“Que el fraude electoral jamás se olvide”
Parece que a los mexicanos nos está resultando difícil y caro el intento de vivir la democracia. De escándalo en escándalo, la población se desencanta. La puesta en claro de las formas manidas de hacer política de los que se dicen políticos, que son capaces de transar hasta a la madre que los parió con tal de mantenerse pegados a la ubre del poder, ya dejó de ser noticia para convertirse en costumbre y caracterizar a la vil grilla, que no a la verdadera actividad política.
El pleito entre priístas y panistas por los acuerdos que intercambian apoyos legislativos por civilidad en la competencia electoral sería irrelevante, de no ser porque, de un lado, significó el apoyo priísta a los aumentos impositivos y, del otro, el respeto panista a los cacicazgos locales del tricolor; ambos compromisos lesivos al interés de la sociedad. Unos y otros se acusan de mentirosos y mezquinos y a los dos les asiste la razón; también se acusan de incumplir los compromisos, no por un alarde de honor a la palabra empeñada (o, simplemente, empeñanietizada) sino por el riesgo en que colocan a sus intereses protegidos. Al centro del lodazal y haciendo como que chifla en la loma, el espurio echa leña al fuego con su ineptitud y mayor mezquindad. Finge ignorancia y confirma estulticia, porque no gobierna ni a sus subalternos y por romper con el único hilo que lo sostiene. Hoy hasta los priístas le gritan llamándolo espurio y confiesan su connivencia con el fraude electoral. El escenario es tal que, en cualquier país respetable, implicaría la caída del gobierno. Parece que nuestra novatez en materia de democracia todavía no alcanza la respetabilidad.
Lo que me parece increíble es que la llamada izquierda moderna se debate en el mismo lodazal, buscando pepenar las migajas que caen del plato de los hoy rijosos. Yo no me puedo explicar, y creo que una buena cantidad de mexicanos tampoco, que se pacten alianzas electorales con uno de los bandidos para destronar al otro. En realidad se trata de un trío de alegres bandidos. Dos son los jefes y el tercero, simple comparsa. Parten de una lectura equivocada: el retorno del PRI es avasallador y, a menos que pactemos para frenarlo, estaremos de nuevo en el régimen autoritario y antidemocrático del siglo pasado. La equivocación estriba en pensar que el PRI regresa porque la gente se decepcionó del PAN; es mucho más que eso, la gente de lo que está decepcionada es de la democracia de mentiritas que nos han querido imponer y, en consecuencia, añoran los viejos tiempos de la democracia tramposa pero eficaz. Mucha culpa tienen quienes, carentes de visión de la historia y no sin la misma dosis de mezquindad, aceptaron los treinta denarios para romper la unidad formada en torno al liderazgo de López Obrador; su pequeña ambición personal les llevó a echar por la borda la única posibilidad de recomponer al país o, por lo menos, a ponerle piedras adicionales en el camino.
Los mexicanos estamos ante una muy clara disyuntiva: o nos gana el cinismo del sálvese quien pueda y le damos reversa a la historia, sea con el PRI o con el PAN, o nos mantenemos en el afán de construir un México nuevo, capaz de generar bienestar y justicia para todos, sin los lastres de una clase política y unas instituciones viciadas de corrupción. No tengo la menor duda, me apunto con esta última y somos muchos, aunque nos quieran borrar. Tampoco tengo la menor duda de que estamos en el mejor momento para lograrlo, mientras que la derecha se solaza en su lodazal a la vista de todo el mundo, la verdadera izquierda comprometida con la transformación de la realidad tiene el campo libre para avanzar y llevar al pueblo al poder.
Las redes ciudadanas que constituyeron el principal soporte de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador en el 2006, están vigentes. La movilización popular de resistencia, con distintos temas pero con mismos objetivos, se acrecienta. El sindicalismo independiente convoca a un “paro político” para el próximo 16 de marzo. Los promotores del referéndum de revocación del mandato de Calderón tienen seguidores en todo el país y son cada vez más. Electricistas, mineros y maestros mantienen sus respectivas movilizaciones y las interconectan. Andrés Manuel no descansa en su tarea de organizar a la sociedad desde abajo y cuenta con más de dos millones de activistas comprometidos. La gente está más informada, además de LA JORNADA, POR ESTO y REGENERACIÓN, la Internet hace circular la información entre los grupos en movimiento. Mientras la derecha se rasga las vestiduras para tratar de sostener un sistema político y económico caduco y perverso, los comités del Proyecto Alternativo de Nación preparan su versión actualizada para hacerla pública hacia mediados de este año.
Hay proyecto, hay coherencia, hay honestidad valiente y hay liderazgo sólido. ¡Viva México!
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