Los panistas de Cesarín se quieren pasar de listos

Álvaro Cepeda Neri

Los panistas de Felipe Calderón (su padre militó en la cristiada) y Cesarín Nava (presidente real de El Yunque, organización clerical nacida de los cristeros) están dispuestos a cerrarle el paso al regreso de la oposición, tanto de la izquierda lópezobradorista, como el reposicionamiento en el centro de un priísmo con su ala socialdemócrata; han enseñado su complicidad con Los Chuchos (Jesús Ortega, el Chucho más perverso y Jesús Zambrano, el Chucho oportunista) para matar varios pájaros de un tiro.

Pretenden desacreditar al PRD más auténtico, acabarlo como opción electoral y, sobre todo, hacerlo a un lado como una fuerza presionando a la derechización, para que ésta no logre imponerse del todo. En segundo término, buscan Los Chuchos y su arreglo con Calderón-Nava (y en medio Gómez-Mont, como parapeto desde la secretaría de Gobernación), afianzar al PAN para ver si este partido logra rehacerse.

Como el “monstruo de dos cabezas”, es conocida esa “alianza”, que busca medir en las próximas elecciones con doce gubernaturas en disputa, si tienen probabilidades de hacerse de un tercer período presidencial (con Lujambio que ascendió a la SEP o Cordero, en la SHCP) aún a sabiendas de que las elecciones intermedias de hace un año, fueron el parteaguas electoral que hundieron al PAN y reprobaron la gestión calderonista, el PRI bien puede hacerse de diez gubernaturas, el control de casi dos mil presidencias municipales y mayoría en los Congresos locales.

Quieren, pues, pasarse de listos (y de vivos) creyendo que han engañado a los ciudadanos que ya probaron las consecuencias del mal gobierno panista, con supuestas alianzas donde azules y perredistas chucheros hicieron causa común, al margen de sus principios, su declaración ideológica y sus intereses, para tratar de derrotar a un PRI que ellos dos han convertido en más poderoso, por lo cual buscan impedirle que se imponga en las urnas y que para la competencia presidencial (y están equivocados si siguen creyendo en que su abanderados será el bonito de Peña Nieto), obtengan los priístas un triunfo devastador si como dicen las encuestas llevan ya la delantera.

Y es que Calderón-Nava y Los Chuchos suponen que sus complicidades tendrán un atractivo electoral, pero los electores ya pararon sus sistemas de alerta ante quienes ignoran que los compañeros de viaje en Oaxaca, Puebla y Durango, son aceite y agua. Que no hay nada de provecho político en tales alianzas y que son medidas desesperadas de quienes han puesto su oportunismo electorero por encima de todo, creyendo que pasándose de listos pueden sorprender en las doce elecciones.

Los panistas de Cesarín y Calderón se han suicidado, a sabiendas de que el mal gobierno panista defraudó a la ciudadanía. Y los perredistas de Los Chuchos le han dado el tiro de gracia a la facción que representan. Y así le han puesto la mesa al PRI que ha recobrado el apoyo lectoral y sus adversarios lo presentan como un partido mucho más poderoso de lo que es.

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