Álvaro Cepeda Neri
Tierra adentro de la crisis general que tiene sometida a la Nación como sociedad, al gobierno federal y al Estado, como las consecuencias en torno a esas crisis: circulación de toda clase se rumores (el principal: la posibilidad de la renuncia presidencial); la incontenible alza de precios, que reduce el consumo; la absurda concentración de más de 100 mil millones de dólares, como “ahorro” del gobierno, mientras el país necesita inversiones públicas (carreteras, caminos, presas y su mantenimiento; subsidios para fomentar la agricultura, pues dependemos del 80 por ciento de granos traídos del exterior) y cuando sabemos de las enormes carencias sociales, es cuando el calderonismo ha decidido tener ociosos esos miles de millones de pesos, como reservas federales.
Por todo el país, la inseguridad para el grueso de la sociedad se ha convertido en sobrevivir en el terrorismo, a la vista del fracaso de la estrategia calderonista y sus mandos militares, al paso de que se presume que el Golpe Militar o Golpe de Estado está en marcha, toda vez que la intervención de los uniformados no se ha sustentado en lo dispuesto en el Artículo 29 constitucional. La pobreza es, en términos comparativos, como si hubiéramos sufrido un terremoto simultáneamente parecido al que sufrieron Haití y Chile, ya que no menos de 60 millones de mexicanos padecen insuficiencia alimentaria, porque sus integrantes en edad de trabajar no encuentran empleo y todos los días hay despidos, mientras los salarios, además de bajos, han perdido su capacidad de compra por la inflación.
Y para colmo de los males, el homicidio de dos empleados del Consulado en Ciudad Juárez (que, por cierto, eran policías de la DEA habilitados, como el 70 por ciento de los que trabajan en todos los consulados y la Embajada, para servicios de espionaje, aquí y en todo el mundo donde tienen representantes diplomáticos nuestros vecinos); para colmo de los colmos, pues, ya tenemos un conflicto internacional que se suma al resto de los cientos de frentes, o sea problemas, a los que Calderón no sabe, no puede enfrentar para resolver. Y que está generando el rumor mayor de su posible renuncia, para echar mano del Art. 84 constitucional, por la causa grave de incapacidad política.
Esa disposición faculta al Congreso General (diputados federales y senadores) constituido en Colegio Electoral, para que si el presidente en funciones tira la toalla, designe al sustituto que concluirá el período; en el caso de que Calderón se vaya, el sustituto se desempeñaría por dos años. No debe la Nación estar más tiempo sobreviviendo en la actual crisis. Y es que entonces, el estallido social puede romper sus contenedores y su natural afán de responder al desafío del panorama que se presenta, con todo y su miedo, pero víctima del terror político, de la inseguridad, del alza de precios, del desempleo, etc., obligaría al pueblo a buscar la solución, a menos que sus representantes accionen el Art. 84 constitucional.
Tierra adentro de la crisis general que tiene sometida a la Nación como sociedad, al gobierno federal y al Estado, como las consecuencias en torno a esas crisis: circulación de toda clase se rumores (el principal: la posibilidad de la renuncia presidencial); la incontenible alza de precios, que reduce el consumo; la absurda concentración de más de 100 mil millones de dólares, como “ahorro” del gobierno, mientras el país necesita inversiones públicas (carreteras, caminos, presas y su mantenimiento; subsidios para fomentar la agricultura, pues dependemos del 80 por ciento de granos traídos del exterior) y cuando sabemos de las enormes carencias sociales, es cuando el calderonismo ha decidido tener ociosos esos miles de millones de pesos, como reservas federales.
Por todo el país, la inseguridad para el grueso de la sociedad se ha convertido en sobrevivir en el terrorismo, a la vista del fracaso de la estrategia calderonista y sus mandos militares, al paso de que se presume que el Golpe Militar o Golpe de Estado está en marcha, toda vez que la intervención de los uniformados no se ha sustentado en lo dispuesto en el Artículo 29 constitucional. La pobreza es, en términos comparativos, como si hubiéramos sufrido un terremoto simultáneamente parecido al que sufrieron Haití y Chile, ya que no menos de 60 millones de mexicanos padecen insuficiencia alimentaria, porque sus integrantes en edad de trabajar no encuentran empleo y todos los días hay despidos, mientras los salarios, además de bajos, han perdido su capacidad de compra por la inflación.
Y para colmo de los males, el homicidio de dos empleados del Consulado en Ciudad Juárez (que, por cierto, eran policías de la DEA habilitados, como el 70 por ciento de los que trabajan en todos los consulados y la Embajada, para servicios de espionaje, aquí y en todo el mundo donde tienen representantes diplomáticos nuestros vecinos); para colmo de los colmos, pues, ya tenemos un conflicto internacional que se suma al resto de los cientos de frentes, o sea problemas, a los que Calderón no sabe, no puede enfrentar para resolver. Y que está generando el rumor mayor de su posible renuncia, para echar mano del Art. 84 constitucional, por la causa grave de incapacidad política.
Esa disposición faculta al Congreso General (diputados federales y senadores) constituido en Colegio Electoral, para que si el presidente en funciones tira la toalla, designe al sustituto que concluirá el período; en el caso de que Calderón se vaya, el sustituto se desempeñaría por dos años. No debe la Nación estar más tiempo sobreviviendo en la actual crisis. Y es que entonces, el estallido social puede romper sus contenedores y su natural afán de responder al desafío del panorama que se presenta, con todo y su miedo, pero víctima del terror político, de la inseguridad, del alza de precios, del desempleo, etc., obligaría al pueblo a buscar la solución, a menos que sus representantes accionen el Art. 84 constitucional.
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