Cristóbal León Campos (Cortesía Rebelión)
Un golpe más se ha dado, otra injusticia se ha cometido. El gobierno espurio de Calderón ha decidido abrir otra página en la lucha de clases en México. El 10 de octubre del año pasado (2009) en la ciudad de México y otras entidades del país, alrededor de la media noche, policías y militares tomaron violentamente las instalaciones de la paraestatal Luz y Fuerza del Centro, decretando poco más de una hora después su desintegración y con ella el fin del SME, arrojando a más de 66 mil obreros a la calle mientras les violan sus derechos constitucionales.
Es claro el interés del gobierno federal de acabar con la empresa propiedad de la nación para convertirla en botín de los intereses privados, sobre todo, la infraestructura de fibra óptica de Luz y Fuerza que permite ofrecer el servicio triple play (televisión de cable, teléfono e Internet). Junto a este robo a la nación, se criminaliza toda conquista laboral, asociándolas con actos de corrupción. Pretende el espurio difundir la idea de que todo aquel que luche por una mejora en las condiciones de trabajo, lo hace bajo un interés personal, y no el interés del bienestar social.
Es absurdo para Felipe Calderón que los trabajadores gocen de los derechos que la constitución ampara y la Ley Federal del trabajo estipula como indispensables. No puede aceptar que los trabajadores y jubilados del SME elijan a sus dirigentes mediante el voto universal, secreto y directo cuando él se estableció en la presidencia de México con un mega-fraude, la protección del ejército y las corporaciones policíacas. Mucho menos permite la libre organización de los trabajadores en sus sindicatos en forma autónoma, pues su gobierno espurio, se caracteriza por su entrega a los intereses imperialistas y la violación a la soberanía nacional.
Fundado desde el 14 de diciembre de 1914, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) ha acompañado todas las grandes luchas progresistas que se han desarrollado en el país, ha defendido la verdadera política revolucionaria, nunca se ha entregado a los intereses de la burguesía dominante. Por eso, este golpe es también una revancha histórica de los sectores más reaccionarios que lograron sobrevivir a la revolución de 1917, y que ahora ocupan los principales lugares del poder en el país.
El interés privatizador del petróleo y la electricidad están detrás del golpe al SME por ser un obstáculo. La ganancia millonaria que significa para la oligarquía mexicana el controlar libremente la fibra óptica en su ramo de telecomunicaciones es la muestra clara de la verdadera razón del golpe. Además, los objetivos contrainsurgentes de los Estados Unidos que se implementan ahora, ponen al SME en el blanco de ataque, pues se pretende anular y exterminar a toda organización social que tenga posibilidad de participar y desarrollar luchas para resistir las precarias condiciones de vida, y la explotación a la que se somete día a día a los trabajadores.
El golpe al SME es un golpe al pueblo de México. Participar en la defensa del SME, es apoyar la defensa de las prestaciones sociales mínimas para un buen desempeño laboral y un buen desarrollo social. Es apoyar la lucha por mantener en mano de los mexicanos los principales recursos naturales y las principales industrias y no en manos de la burguesía nacional, es negarse a aceptar que nuestro país pase a ser controlado por los interese privados de una minoría oligarca.
Recuperar la lucha sindical, reconociendo la vigencia de estas organizaciones de trabajadores es importante, los que se encuentran en manos de “charros” deben ser recuperados por los trabajadores y encauzados a la verdadera defensa de sus derechos y conquistas. Fortalecer las organizaciones obreras y su vinculación con la sociedad permitiría hacer frente a tantos embates. Retomar los principios emancipadores y admitir la vigencia de la lucha de clases ayudará a poner fin a los golpes contra el pueblo de México.
Un golpe más se ha dado, otra injusticia se ha cometido. El gobierno espurio de Calderón ha decidido abrir otra página en la lucha de clases en México. El 10 de octubre del año pasado (2009) en la ciudad de México y otras entidades del país, alrededor de la media noche, policías y militares tomaron violentamente las instalaciones de la paraestatal Luz y Fuerza del Centro, decretando poco más de una hora después su desintegración y con ella el fin del SME, arrojando a más de 66 mil obreros a la calle mientras les violan sus derechos constitucionales.
Es claro el interés del gobierno federal de acabar con la empresa propiedad de la nación para convertirla en botín de los intereses privados, sobre todo, la infraestructura de fibra óptica de Luz y Fuerza que permite ofrecer el servicio triple play (televisión de cable, teléfono e Internet). Junto a este robo a la nación, se criminaliza toda conquista laboral, asociándolas con actos de corrupción. Pretende el espurio difundir la idea de que todo aquel que luche por una mejora en las condiciones de trabajo, lo hace bajo un interés personal, y no el interés del bienestar social.
Es absurdo para Felipe Calderón que los trabajadores gocen de los derechos que la constitución ampara y la Ley Federal del trabajo estipula como indispensables. No puede aceptar que los trabajadores y jubilados del SME elijan a sus dirigentes mediante el voto universal, secreto y directo cuando él se estableció en la presidencia de México con un mega-fraude, la protección del ejército y las corporaciones policíacas. Mucho menos permite la libre organización de los trabajadores en sus sindicatos en forma autónoma, pues su gobierno espurio, se caracteriza por su entrega a los intereses imperialistas y la violación a la soberanía nacional.
Fundado desde el 14 de diciembre de 1914, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) ha acompañado todas las grandes luchas progresistas que se han desarrollado en el país, ha defendido la verdadera política revolucionaria, nunca se ha entregado a los intereses de la burguesía dominante. Por eso, este golpe es también una revancha histórica de los sectores más reaccionarios que lograron sobrevivir a la revolución de 1917, y que ahora ocupan los principales lugares del poder en el país.
El interés privatizador del petróleo y la electricidad están detrás del golpe al SME por ser un obstáculo. La ganancia millonaria que significa para la oligarquía mexicana el controlar libremente la fibra óptica en su ramo de telecomunicaciones es la muestra clara de la verdadera razón del golpe. Además, los objetivos contrainsurgentes de los Estados Unidos que se implementan ahora, ponen al SME en el blanco de ataque, pues se pretende anular y exterminar a toda organización social que tenga posibilidad de participar y desarrollar luchas para resistir las precarias condiciones de vida, y la explotación a la que se somete día a día a los trabajadores.
El golpe al SME es un golpe al pueblo de México. Participar en la defensa del SME, es apoyar la defensa de las prestaciones sociales mínimas para un buen desempeño laboral y un buen desarrollo social. Es apoyar la lucha por mantener en mano de los mexicanos los principales recursos naturales y las principales industrias y no en manos de la burguesía nacional, es negarse a aceptar que nuestro país pase a ser controlado por los interese privados de una minoría oligarca.
Recuperar la lucha sindical, reconociendo la vigencia de estas organizaciones de trabajadores es importante, los que se encuentran en manos de “charros” deben ser recuperados por los trabajadores y encauzados a la verdadera defensa de sus derechos y conquistas. Fortalecer las organizaciones obreras y su vinculación con la sociedad permitiría hacer frente a tantos embates. Retomar los principios emancipadores y admitir la vigencia de la lucha de clases ayudará a poner fin a los golpes contra el pueblo de México.
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