El desbocado Ebrard (y su manager Camacho) también cuesta abajo

Álvaro Cepeda Neri

Ya escribiré mi interpretación sobre las dos encuestas, ejecutadas por el periódico Reforma y El Universal (este diario la encargó a Berumen y Asociados), publicadas el uno de este marzo, y donde Calderón se va al sótano de la reprobación ciudadana, en momentos cuando en la capital del país una fracción perredista ha colocado mantas (éstas se han puesto de moda para denunciar secuestradores, amenazas de los narcos, mensajes en clave, etc.), planteando la renuncia de don Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y cuya hermana: Luisa María Guadalupe anda tras la candidatura panista para la gobernatura de Michoacán.

En esta columna me ocupo de otra encuesta, también de Reforma (5/III/10), donde Marcelo Luis Ebrard Casaubon fue puesto a juicio de los ciudadanos defeños; en la medición de esas opiniones hechas desde hace un año, sobre su actuación como Jefe de Gobierno de la ciudad de México (marzo, junio, septiembre, diciembre y de nuevo en este marzo), va sistemáticamente en declive. Y la verdad que se lo tiene más que merecido, ya que ha sido un politiquillo, (desde que fue jefe de la policía y tuvo el baño de sangre en Tláhuac, hasta lo del News Divine y el bar donde un futbolista y un narcotraficante escenificaron una tentativa de homicidio), más de errores, ineficacias y omisiones, que de aciertos.

El Distrito Federal es un botín y un caos, entre sobornos, multas a discreción, inundaciones, pavorosa inseguridad, pederastia, basura por doquier, falta de agua y una serie de abusos en el manejo de la administración pública con la participación de los delegados que sólo atienden los centos históricos, mientras las zonas aledañas están en el completo abandono. Y en la colonia donde Ebrard tiene su mansión-departamento y sus oficinas a todo lujo, priva la seguridad policiaca a él y su familia, mientras los demás habitantes de La Condesa, sufren el bandolerismo y el acarreo de las grúas del hermano de Ebrard.

El 56 por ciento de los consultados aseguran que Ebrard ha ido de mal a muy mal en la solución de problemas de obra pública, cultura, transporte, agua, educación, medio ambiente, empleo, seguridad, comercio ambulante, etc. Su credibilidad está por los suelos; su “liderazgo”, que le maneja su manager Manuel Camacho y lo quiere hacer a toda costa candidato presidencial de Los Chuchos, está para llorar. Y por lo que hace a la corrupción, es decir: honradez, la opinión de los ciudadanos que sufren las embestidas por “mordidas”, sobornos y la cadena de sacar dinero para todo su equipo, lo ponen del asco.

Ebrard, Peña Nieto y Beatriz Paredes, aspirantes a la sucesión presidencial, ya van en caída libre al 2012. Y en el caso de Ebrard es peor ya que su ambición está traicionando a López Obrador quien lo puso como Jefe de Gobierno al indicarle a sus seguidores que lo apoyaran. Los dioses ciegan a los que van a perder, ya que Ebrard asegura que tiene vía libre para su ambición y no quiere ver que está marcado por el síndrome peñanietismo de que no llegarán a la final, pues han sido ya eliminados.

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