Teodoro Rentería Arróyave
Si partimos del hecho indudable de que el trasiego de las armas y el consumo de drogas son causa y efecto del desarrollo del narcotráfico y por ende de la violencia, agravada por la falta de inteligencia en la llamada guerra contra el crimen organizado, que atormenta a México y que sobre todo, haya sido aceptado por la delegación de alto nivel de Estados Unidos, se puede decir que es un buen principio y máxime cuando los gobiernos de ambos países han hechos compromisos que esperamos cumplan a cabalidad.
Un programa piloto conjunto que incluye fundamentalmente el combate bilateral al consumo, “lavado” y tráfico de armamento; anunciaron en un nuevo enfoque para confrontar y revertir la violencia en la frontera común, particularmente en Ciudad Juárez, la secretaria de relaciones exteriores Patricia Espinosa y la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hilllary Clinton al aceptar esta última la responsabilidad estadounidense en la violencia en la frontera común.
Partamos del hecho mismo de que el vecino país del norte consume la mitad de la droga que se produce en el mundo, misma que se vende con toda facilidad; lo mismo acontece con la venta libre de armas cuyo trasiego a México necesariamente tiene que ser como la droga: a través de canales de corrupción.
De ahí que cobre importancia, la reunión que más tarde sostuvieron en forma privada el presidente Felipe Calderón Hinojosa con la secretaria Hillary Clinton, ya que un comunicado, dieron a conocer el compromiso de la responsabilidad compartida que ambos países deben tener en el combate al crimen organizado.
Muy importante que México y Estados Unidos acordaron en primer lugar trabajar de manera conjunta para “desarticular a los cárteles de las drogas que están llevando la guerra a la sociedad civil” y con ello amenazando el desarrollo económico.
En esto fue puntual Hillary Clinton, puesto que reconoció, una vez más, la responsabilidad que corresponde a su país en el flagelo del narcotráfico. “Sabemos -dijo-, que la demanda de la droga motiva a una gran parte de este comercio ilícito y que las armas que se compran en Estados Unidos se utilizan para facilitar la violencia aquí en México”.
Por lo pronto Estados Unidos anuncia que congelara activos de 54 líderes de cárteles al través del Departamento del Tesoro.
De acuerdo con el coordinador del Partido Revolucionario Institucional, PRI, en el Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones, cuando espera que de la reunión entre las delegaciones mexicana y estadounidense no sólo surjan “ideas de un día”, sino estrategias de largo plazo.
Los mexicanos, por la experiencia misma de la historia, siempre hemos desconfiando de los gobiernos más que del pueblo de Estados Unidos. Hoy podría ser diferente, cuando aceptan su mea culpa en el fenómeno y suscriben compromisos. Desde luego falta lo más importante, el cumplimiento de los mismos.
Si partimos del hecho indudable de que el trasiego de las armas y el consumo de drogas son causa y efecto del desarrollo del narcotráfico y por ende de la violencia, agravada por la falta de inteligencia en la llamada guerra contra el crimen organizado, que atormenta a México y que sobre todo, haya sido aceptado por la delegación de alto nivel de Estados Unidos, se puede decir que es un buen principio y máxime cuando los gobiernos de ambos países han hechos compromisos que esperamos cumplan a cabalidad.
Un programa piloto conjunto que incluye fundamentalmente el combate bilateral al consumo, “lavado” y tráfico de armamento; anunciaron en un nuevo enfoque para confrontar y revertir la violencia en la frontera común, particularmente en Ciudad Juárez, la secretaria de relaciones exteriores Patricia Espinosa y la secretaria de Estado de Estados Unidos, Hilllary Clinton al aceptar esta última la responsabilidad estadounidense en la violencia en la frontera común.
Partamos del hecho mismo de que el vecino país del norte consume la mitad de la droga que se produce en el mundo, misma que se vende con toda facilidad; lo mismo acontece con la venta libre de armas cuyo trasiego a México necesariamente tiene que ser como la droga: a través de canales de corrupción.
De ahí que cobre importancia, la reunión que más tarde sostuvieron en forma privada el presidente Felipe Calderón Hinojosa con la secretaria Hillary Clinton, ya que un comunicado, dieron a conocer el compromiso de la responsabilidad compartida que ambos países deben tener en el combate al crimen organizado.
Muy importante que México y Estados Unidos acordaron en primer lugar trabajar de manera conjunta para “desarticular a los cárteles de las drogas que están llevando la guerra a la sociedad civil” y con ello amenazando el desarrollo económico.
En esto fue puntual Hillary Clinton, puesto que reconoció, una vez más, la responsabilidad que corresponde a su país en el flagelo del narcotráfico. “Sabemos -dijo-, que la demanda de la droga motiva a una gran parte de este comercio ilícito y que las armas que se compran en Estados Unidos se utilizan para facilitar la violencia aquí en México”.
Por lo pronto Estados Unidos anuncia que congelara activos de 54 líderes de cárteles al través del Departamento del Tesoro.
De acuerdo con el coordinador del Partido Revolucionario Institucional, PRI, en el Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones, cuando espera que de la reunión entre las delegaciones mexicana y estadounidense no sólo surjan “ideas de un día”, sino estrategias de largo plazo.
Los mexicanos, por la experiencia misma de la historia, siempre hemos desconfiando de los gobiernos más que del pueblo de Estados Unidos. Hoy podría ser diferente, cuando aceptan su mea culpa en el fenómeno y suscriben compromisos. Desde luego falta lo más importante, el cumplimiento de los mismos.
Comentarios