El imperialismo y el capitalismo tienen que morir, pero entre tanto, ¿cuántos millones de muertes más causarán?
Pedro Echeverría V.
1. “La convicción de que un cambio social y político es inevitable en México y en el mundo fue sostenida por el doctor González Casanova, subrayando lo que fue el punto de mayor acuerdo entre los participantes del Seminario internacional de reflexión y análisis, celebrado durante cuatro días en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, que concluyó ayer (2 de enero) por la noche”. No tengo duda que don Pablo y los demás exponentes tuvieron razones para llegar a esa conclusión, el problemas es que llevo 50 años escuchándola con mil un argumentos y el imperio yanqui sigue vivito asesinando a millones de personas inocentes en Afganistán, Irak, Palestina, América Latina y, lo mismo sucede en México donde -los últimos cinco gobiernos del PRI y del PAN- han profundizado la miseria. El cambio es inevitable pero, ¿será entre 50 o 100 años más?
2. Los intelectuales mexicanos honestos que encabeza González Casanova, están en la oposición política a los gobiernos del PAN, del PRI, incluso del PRD, pero desafortunadamente son muy pocos comparados por un gran número que se cobija en cargos de gobierno, culturales, académicos y que giran medrosamente alrededor de los medios de información como la TV y la radio. Me recuerda a los intelectuales del Porfiriato: La élite porfirista (Los Científicos) se habían fragmentado en varios grupos, que se preparaban a ocupar el poder ejecutivo cuando el dictador muriera o cuando la enfermedad lo hiciera renunciar; pero también aquellos que ponían su pluma al servicio del régimen de opresión: los Baranda, Bulnes, Casasús, Creel, Limantour, Macedo, Pineda, Rabasa, Reyes, Sierra, etcétera que defendiendo el liberalismo, incluso el positivismo, eran privilegiados.
3. Si los cambios no se pueden “aquí y ahora” -como dirían los chavos en los sesenta- por lo menos deberíamos estar observando avances de las luchas sociales muy por encima de las coyunturas que hemos vivido en los últimos 50 años. Por lo menos desde el triunfo de la revolución cubana en 1959 y las grandes luchas ferrocarrileras en México, del mismo año, he escuchado que los días de vida del imperialismo y el capitalismo mexicano están contados. Los presidentes yanquis Eisenhower y Kennedy, así como los mexicanos López Mateos y Díaz Ordaz han muerto pero sus herederos siguen dominante con el poder agrandado que les dejaron. En EEUU gobierna un negro blanqueado y en México una derecha recalcitrante, pero la dominación mundial –después de 50 años- sigue igual y la miseria en México –para el 70 por ciento de la población- se ha acrecentado.
4. Pienso que históricamente todos tenemos que morir y el imperialismo y el capitalismo no pueden ser la excepción, pero en el caso de estos sistemas de explotación, opresión y racismo, no podemos esperar que mueran de muerte natural, menos por podredumbre porque ya basta de tanto mal, nuestra obligación es encontrar las formas de intervenirlos para darles muerte antes que sigan destruyendo al mundo. Nos emociona realmente, da alegría que personajes como Chávez, Morales, Lula, los gobiernos de China e India, así como los conflictos de Afganistán, Irak, Palestina e Irán estén poniendo de cabeza al gobierno de Obama; también debemos ayudar a que los electricistas, los mineros, la CNTE, la APPO, López obrador, los campesinos y estudiantes, así como el EZLN pongan al desnudo a Calderón pero, ¿cuánto debemos luchar para lograr que caiga?
5. Contradiciendo mi materialismo filosófico, espero que exista un movimiento social que no siento ni veo. Deseo que hayan energías rebeldes acumuladas durante 500 por la miseria y opresión en el país y –como dicen que “no hay mal que dure 100”- estén muy cerca de liberarse. Si me atengo a lo que he visto en medio siglo, nuestras fuerzas divididas no han alcanzado para darle una buena sacudida al sistema. En México lo importante es estamos en 2010 en el bicentenario de las revoluciones. Que el gobierno quiere disfrazar con grandes festejos y haciendo enormes despilfarros del presupuesto público entre funcionarios, “intelectuales” y fuegos artificiales que deslumbren la vista y el pensamiento; exactamente igual a los festejos del Porfiriato, en el centenario de la Independencia, que desbarató la revolución de 1910. ¿No fue acaso un movimiento espontáneo que no se veía?
6. Por eso el presidente de facto ha girado órdenes al ejército, la marina y a las demás policías para que por lo menos, durante todo el año de 2010, se estreche más el acordonamiento militar en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Tabasco y todos los estados del Norte y que los rondines militares –sobre todo por la noche y la madrugada- se intensifiquen. Sería como un estado de sitio, pero sin llamarle así por aquello de “conservar el prestigio internacional”. Y en este tipo de maniobras que se hacen en nombre del “combate contra el narcotráfico” Calderón cuenta con el total apoyo de casi todos los legisladores, así como con el aplauso y la ayuda militar del gobierno del blanqueado Obama. ¿Cómo Obama no va a intensificar su ayuda en armas y tecnología si México es el patio trasero de los EEUU y le cuida de “terroristas” la frontera?
7. Señalan muchos que “no hay que desesperarse”, que “aunque no se quieran ver ha habido cambios importantes”; sin embargo los indígenas, los campesinos los pobres y miserables de las ciudades no pueden decir lo mismo. Los grandes avances materiales, tecnológicos, del Internet, las enormes autopistas y los transportes, los gigantescos edificios y centros de expansión, no han beneficiado en nada a más de la mitad de la población que tiene mínimos ingresos, que no puede dar de comer a sus hijos, que no los atienden en instituciones de salud o educativas. La modernidad capitalista sólo ha seguido beneficiando a un porcentaje mínimo de la población e impide el acceso de la mayoría. Por eso estamos de acuerdo que el imperialismo y el capitalismo están heridos de muerte desde hace más de un siglo, pero los trabajadores no han podido darle sepultura. Debemos pensar cómo hacerlo, pero ya.
1. “La convicción de que un cambio social y político es inevitable en México y en el mundo fue sostenida por el doctor González Casanova, subrayando lo que fue el punto de mayor acuerdo entre los participantes del Seminario internacional de reflexión y análisis, celebrado durante cuatro días en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, que concluyó ayer (2 de enero) por la noche”. No tengo duda que don Pablo y los demás exponentes tuvieron razones para llegar a esa conclusión, el problemas es que llevo 50 años escuchándola con mil un argumentos y el imperio yanqui sigue vivito asesinando a millones de personas inocentes en Afganistán, Irak, Palestina, América Latina y, lo mismo sucede en México donde -los últimos cinco gobiernos del PRI y del PAN- han profundizado la miseria. El cambio es inevitable pero, ¿será entre 50 o 100 años más?
2. Los intelectuales mexicanos honestos que encabeza González Casanova, están en la oposición política a los gobiernos del PAN, del PRI, incluso del PRD, pero desafortunadamente son muy pocos comparados por un gran número que se cobija en cargos de gobierno, culturales, académicos y que giran medrosamente alrededor de los medios de información como la TV y la radio. Me recuerda a los intelectuales del Porfiriato: La élite porfirista (Los Científicos) se habían fragmentado en varios grupos, que se preparaban a ocupar el poder ejecutivo cuando el dictador muriera o cuando la enfermedad lo hiciera renunciar; pero también aquellos que ponían su pluma al servicio del régimen de opresión: los Baranda, Bulnes, Casasús, Creel, Limantour, Macedo, Pineda, Rabasa, Reyes, Sierra, etcétera que defendiendo el liberalismo, incluso el positivismo, eran privilegiados.
3. Si los cambios no se pueden “aquí y ahora” -como dirían los chavos en los sesenta- por lo menos deberíamos estar observando avances de las luchas sociales muy por encima de las coyunturas que hemos vivido en los últimos 50 años. Por lo menos desde el triunfo de la revolución cubana en 1959 y las grandes luchas ferrocarrileras en México, del mismo año, he escuchado que los días de vida del imperialismo y el capitalismo mexicano están contados. Los presidentes yanquis Eisenhower y Kennedy, así como los mexicanos López Mateos y Díaz Ordaz han muerto pero sus herederos siguen dominante con el poder agrandado que les dejaron. En EEUU gobierna un negro blanqueado y en México una derecha recalcitrante, pero la dominación mundial –después de 50 años- sigue igual y la miseria en México –para el 70 por ciento de la población- se ha acrecentado.
4. Pienso que históricamente todos tenemos que morir y el imperialismo y el capitalismo no pueden ser la excepción, pero en el caso de estos sistemas de explotación, opresión y racismo, no podemos esperar que mueran de muerte natural, menos por podredumbre porque ya basta de tanto mal, nuestra obligación es encontrar las formas de intervenirlos para darles muerte antes que sigan destruyendo al mundo. Nos emociona realmente, da alegría que personajes como Chávez, Morales, Lula, los gobiernos de China e India, así como los conflictos de Afganistán, Irak, Palestina e Irán estén poniendo de cabeza al gobierno de Obama; también debemos ayudar a que los electricistas, los mineros, la CNTE, la APPO, López obrador, los campesinos y estudiantes, así como el EZLN pongan al desnudo a Calderón pero, ¿cuánto debemos luchar para lograr que caiga?
5. Contradiciendo mi materialismo filosófico, espero que exista un movimiento social que no siento ni veo. Deseo que hayan energías rebeldes acumuladas durante 500 por la miseria y opresión en el país y –como dicen que “no hay mal que dure 100”- estén muy cerca de liberarse. Si me atengo a lo que he visto en medio siglo, nuestras fuerzas divididas no han alcanzado para darle una buena sacudida al sistema. En México lo importante es estamos en 2010 en el bicentenario de las revoluciones. Que el gobierno quiere disfrazar con grandes festejos y haciendo enormes despilfarros del presupuesto público entre funcionarios, “intelectuales” y fuegos artificiales que deslumbren la vista y el pensamiento; exactamente igual a los festejos del Porfiriato, en el centenario de la Independencia, que desbarató la revolución de 1910. ¿No fue acaso un movimiento espontáneo que no se veía?
6. Por eso el presidente de facto ha girado órdenes al ejército, la marina y a las demás policías para que por lo menos, durante todo el año de 2010, se estreche más el acordonamiento militar en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Tabasco y todos los estados del Norte y que los rondines militares –sobre todo por la noche y la madrugada- se intensifiquen. Sería como un estado de sitio, pero sin llamarle así por aquello de “conservar el prestigio internacional”. Y en este tipo de maniobras que se hacen en nombre del “combate contra el narcotráfico” Calderón cuenta con el total apoyo de casi todos los legisladores, así como con el aplauso y la ayuda militar del gobierno del blanqueado Obama. ¿Cómo Obama no va a intensificar su ayuda en armas y tecnología si México es el patio trasero de los EEUU y le cuida de “terroristas” la frontera?
7. Señalan muchos que “no hay que desesperarse”, que “aunque no se quieran ver ha habido cambios importantes”; sin embargo los indígenas, los campesinos los pobres y miserables de las ciudades no pueden decir lo mismo. Los grandes avances materiales, tecnológicos, del Internet, las enormes autopistas y los transportes, los gigantescos edificios y centros de expansión, no han beneficiado en nada a más de la mitad de la población que tiene mínimos ingresos, que no puede dar de comer a sus hijos, que no los atienden en instituciones de salud o educativas. La modernidad capitalista sólo ha seguido beneficiando a un porcentaje mínimo de la población e impide el acceso de la mayoría. Por eso estamos de acuerdo que el imperialismo y el capitalismo están heridos de muerte desde hace más de un siglo, pero los trabajadores no han podido darle sepultura. Debemos pensar cómo hacerlo, pero ya.
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