Álvaro Cepeda Neri
Sin una estrategia eficaz en el combate a la aterradora y sangrienta inseguridad, por los combates a muerte de policías y soldados contra las delincuencias y sus sicarios, armados hasta los dientes, se han adicionado a los fracasos del presidencialismo panista los desastres económicos que constituyen, con los sociales y políticos, un volcán a punto de estallar sin previo aviso de fumarolas ni exhalaciones de vapor.
El hambre en calidad de hambruna ya apareció entre los que, desde Salinas y Zedillo, se les llamó “los que menos tienen” (frase que un tal Blanco Tatto, dueño de Pronósticos Deportivos, donde me “late” y me “cae” que existe una corrupción a lo bestia, usa para anunciar sus timos con sus tapaderas artísticas).
Y con ella la pobreza en aumento, sumando a los desempleados arrastrados desde hace 20 años, los nuevos y cuantiosos despidos; y los millones de enfermos por desnutrición, falta de atención por el desmantelamiento de las instituciones públicas de salud, el encarecimiento de medicinas y servicios médicos, etc.
Un factor común a todo eso es el bajísimo consumo de alimentos con poder nutricional, que sobre todo en supermercados, día a día son objeto de aumentos. El precio de la carne, frutas, verduras y leche-quesos, necesarios en la dieta, por las nubes, causando la temida osteoporosis) y generando millones de mexicanos incapacitados para caminar.
En fin, el bajo consumo por bajos salarios, alzas de precios y desempleo, provoca reducción cualitativa en alimentos. Y los productos chatarra que venden las trasnacionales (y de paso producen basura que se amontona en las calles) creando grasas en exceso para que muchos mexicanos hayan entrado a la obesidad.
Empero, el gobierno federal calderonista, con sus incondicionales del IMSS, tienen una intensa propaganda con el lema: “Si comes en exceso te puede dar un infarto”. Que complementan con: “En serio, la obesidad te quita años de vida. Camina 30 minutos diarios. El gobierno federal... combate la obesidad y el sobrepeso. Acude a Prevenimss, por lo menos una vez al año”.
Esto, claro, sin poner el ejemplo con los obesos calderonistas como el señor Carstens, que pesa más de 200 kilos; el gordo Molinar Horcasitas; el rechoncho director jurídico de Salud y así sucesivamente. La propaganda es ridícula y cínica, ya que los mexicanos están obesos porque sólo les alcanza para comer en puestos callejeros tortas y tamales; pero hay 80 millones más que padecen hambre y enfermedades por falta de alimentos y por comer, según se burló el calderonista de Sedesol, sólo un alimento al día.
Millones en zonas rurales, cordones urbanos y dentro de las ciudades, apenas comen tortillas con algunas hierbas y chile. A estos mexicanos les dará un infarto por falta de alimentación debido al mal gobierno panista que tiene por lema de su capitalismo salvaje el de “¡sálvense los que coman!”. Y como en tiempos de los déspotas del imperio romano, cuando en el circo los esclavos juraban: “¡Los que van a morir (señor Calderón) te saludan!”.
Sin una estrategia eficaz en el combate a la aterradora y sangrienta inseguridad, por los combates a muerte de policías y soldados contra las delincuencias y sus sicarios, armados hasta los dientes, se han adicionado a los fracasos del presidencialismo panista los desastres económicos que constituyen, con los sociales y políticos, un volcán a punto de estallar sin previo aviso de fumarolas ni exhalaciones de vapor.
El hambre en calidad de hambruna ya apareció entre los que, desde Salinas y Zedillo, se les llamó “los que menos tienen” (frase que un tal Blanco Tatto, dueño de Pronósticos Deportivos, donde me “late” y me “cae” que existe una corrupción a lo bestia, usa para anunciar sus timos con sus tapaderas artísticas).
Y con ella la pobreza en aumento, sumando a los desempleados arrastrados desde hace 20 años, los nuevos y cuantiosos despidos; y los millones de enfermos por desnutrición, falta de atención por el desmantelamiento de las instituciones públicas de salud, el encarecimiento de medicinas y servicios médicos, etc.
Un factor común a todo eso es el bajísimo consumo de alimentos con poder nutricional, que sobre todo en supermercados, día a día son objeto de aumentos. El precio de la carne, frutas, verduras y leche-quesos, necesarios en la dieta, por las nubes, causando la temida osteoporosis) y generando millones de mexicanos incapacitados para caminar.
En fin, el bajo consumo por bajos salarios, alzas de precios y desempleo, provoca reducción cualitativa en alimentos. Y los productos chatarra que venden las trasnacionales (y de paso producen basura que se amontona en las calles) creando grasas en exceso para que muchos mexicanos hayan entrado a la obesidad.
Empero, el gobierno federal calderonista, con sus incondicionales del IMSS, tienen una intensa propaganda con el lema: “Si comes en exceso te puede dar un infarto”. Que complementan con: “En serio, la obesidad te quita años de vida. Camina 30 minutos diarios. El gobierno federal... combate la obesidad y el sobrepeso. Acude a Prevenimss, por lo menos una vez al año”.
Esto, claro, sin poner el ejemplo con los obesos calderonistas como el señor Carstens, que pesa más de 200 kilos; el gordo Molinar Horcasitas; el rechoncho director jurídico de Salud y así sucesivamente. La propaganda es ridícula y cínica, ya que los mexicanos están obesos porque sólo les alcanza para comer en puestos callejeros tortas y tamales; pero hay 80 millones más que padecen hambre y enfermedades por falta de alimentos y por comer, según se burló el calderonista de Sedesol, sólo un alimento al día.
Millones en zonas rurales, cordones urbanos y dentro de las ciudades, apenas comen tortillas con algunas hierbas y chile. A estos mexicanos les dará un infarto por falta de alimentación debido al mal gobierno panista que tiene por lema de su capitalismo salvaje el de “¡sálvense los que coman!”. Y como en tiempos de los déspotas del imperio romano, cuando en el circo los esclavos juraban: “¡Los que van a morir (señor Calderón) te saludan!”.
Comentarios