Francisco Rodríguez
SON 70 GRUPOS ARMADOS que, por el momento, no aspiran a derrocar al “gobierno” de Felipe Calderón, pero sí a dar un golpe de timón en beneficio de las poblaciones más marginadas del país conocidas como el Cinturón de Pobreza en Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Hidalgo, Veracruz y Puebla, entidades donde se asientan los núcleos de familias mexicanas más pobres del país.
De hecho, y bajo la perspectiva de una integración de alianzas entre las formaciones armadas y rebeldes de todo el país, ya se ubica un escenario inmediato de brotes regionales de violencia principalmente en Guerrero: La Montaña, Costa Chica y Costa Grande, así como en sectores suburbanos de Acapulco y Chilpancingo.
Lo anterior se desprende de recientes informes de inteligencia que apuntan a la integración de una Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG), de acuerdo a un reporte que circula en Internet.
La CNG tendría sus bastiones además de Guerrero en otras entidades como Oaxaca: Valles Centrales y parte de la Sierra Madre del Sur colindante con Guerrero y Puebla, y de esta última la Sierra Negra. De la geografía insurgente no están exentos Chiapas, el sur de Veracruz cuna de la formación ideológica del Comandante Antonio del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Otras regiones en focos avanzados de rebelión se ubican en las huastecas hidalguenses, potosina y veracruzana, así como en puntos focalizados en Michoacán y el Estado de México sin olvidar otros más aislados como Chihuahua y Baja California --particularmente en el Valle de San Quintín--, sin descartar una incipiente semilla de rebelión en el sureste del país, donde se agrupan, entre otras formaciones, en el Movimiento Insurgente del Sureste (MIS).
Informes del Centro de Inteligencia de El Paso, Texas (EPIC) avizoran el surgimiento de un fenómeno de narcoguerrilla que, en la eventualidad de una alianza, constituirán una verdadera amenaza a nuestra seguridad nacional.
Aunque el golpe maestro sería en 2012, se prevé que a partir de marzo del 2010 comenzarían operaciones de interdicción, lo cual significa ataques selectivos contra instalaciones estratégicas y blancos militares en un contexto de hostigamiento político-militar limitado.
El análisis que escapa a la óptica del EPIC, lo mismo que al Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (CISEN), tanto como a Inteligencia Militar, entre otros, es la aparición de formaciones rebeldes emergentes desconocidas, como es el caso de la Triple Alianza Guerrillera Indígena Nacional (TAGIN), integrada por tres organizaciones de extracción eminentemente indígena que reivindica banderas como la autonomía indígena, pobreza extrema y la discriminación.
A este grupo reivindicador de la lucha indígena se le considera como el de mayor beligerancia al reclamar para sí mismo los más de 500 años de opresión registrados desde La Conquista. Una adversidad para alcanzar los objetivos de los grupos integrados a TAGIN es su incipiente formación militar, por lo cual su apuesta se concentraría la coyuntura presidencial 2012.
El nudo mixteco es estratégico. Esta geografía está conformada por el núcleo de montañas de la Sierra Madre del Sur que comparten los estados de Puebla, Oaxaca y Guerrero, y considerada como el principal foco de subversión indígena. El segundo de ellos lo integran la Montaña Baja, Costa Chica y Costa Grande, donde es visible otra formación armada, en este caso el referido Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Sobre el EPR –que hace poco más de dos años estallara instalaciones de Pemex-- resalta su presencia en zonas urbanas de Acapulco y Chilpancingo, así como ciudades de la Costa Grande inscritas en un corredor rebelde histórico como son: Coyuca, Tepetixtla, Atoyac, Tecpan de Galeana y Petatlán, sin contar con las numerosas comunidades en lo alto de la sierra que vivieron en carne propia las atrocidades de la llamada Guerra Sucia.
A la fecha el EPR mantiene alianzas con el Comando Justiciero 28 de Junio (CJ-28), Colectivo Viva Villa (CVV), Organización Revolucionaria 2 de Diciembre (OR-2D), así como Tendencia Democrática Revolucionaria (TDR), esta última que reivindica la actuación de los comandos, con los cuales mantiene presencia en los estados de Morelos, Oaxaca y Guerrero.
¿Y las FARP? Con relación a las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP) y el Ejército Villista Revolucionario del Pueblo (EVRP) sin renunciar a sus siglas, proyecto e identidad político-militar cada uno de los aproximadamente 70 grupos armados que existen en el país se aprestan a asestar un golpe contundente al gobierno federal para alcanzar dos propósitos: el primero de ellos, mediático, para --como el 1 de enero de 1994, en el caso del EZLN-- atraer la atención internacional, y el segundo, para forzar a la Administración de Calderón a cambiar sus políticas neoliberales en beneficio de los pobres del país que superan los 70 millones, de acuerdo al investigador Julio Bolvitnik.
Así las cosas…
Índice Flamígero: En Iztapalapa también incuba la guerrilla. “Juanito” es un detonante. ¿Alguien toma nota de ello?
SON 70 GRUPOS ARMADOS que, por el momento, no aspiran a derrocar al “gobierno” de Felipe Calderón, pero sí a dar un golpe de timón en beneficio de las poblaciones más marginadas del país conocidas como el Cinturón de Pobreza en Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Hidalgo, Veracruz y Puebla, entidades donde se asientan los núcleos de familias mexicanas más pobres del país.
De hecho, y bajo la perspectiva de una integración de alianzas entre las formaciones armadas y rebeldes de todo el país, ya se ubica un escenario inmediato de brotes regionales de violencia principalmente en Guerrero: La Montaña, Costa Chica y Costa Grande, así como en sectores suburbanos de Acapulco y Chilpancingo.
Lo anterior se desprende de recientes informes de inteligencia que apuntan a la integración de una Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG), de acuerdo a un reporte que circula en Internet.
La CNG tendría sus bastiones además de Guerrero en otras entidades como Oaxaca: Valles Centrales y parte de la Sierra Madre del Sur colindante con Guerrero y Puebla, y de esta última la Sierra Negra. De la geografía insurgente no están exentos Chiapas, el sur de Veracruz cuna de la formación ideológica del Comandante Antonio del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Otras regiones en focos avanzados de rebelión se ubican en las huastecas hidalguenses, potosina y veracruzana, así como en puntos focalizados en Michoacán y el Estado de México sin olvidar otros más aislados como Chihuahua y Baja California --particularmente en el Valle de San Quintín--, sin descartar una incipiente semilla de rebelión en el sureste del país, donde se agrupan, entre otras formaciones, en el Movimiento Insurgente del Sureste (MIS).
Informes del Centro de Inteligencia de El Paso, Texas (EPIC) avizoran el surgimiento de un fenómeno de narcoguerrilla que, en la eventualidad de una alianza, constituirán una verdadera amenaza a nuestra seguridad nacional.
Aunque el golpe maestro sería en 2012, se prevé que a partir de marzo del 2010 comenzarían operaciones de interdicción, lo cual significa ataques selectivos contra instalaciones estratégicas y blancos militares en un contexto de hostigamiento político-militar limitado.
El análisis que escapa a la óptica del EPIC, lo mismo que al Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (CISEN), tanto como a Inteligencia Militar, entre otros, es la aparición de formaciones rebeldes emergentes desconocidas, como es el caso de la Triple Alianza Guerrillera Indígena Nacional (TAGIN), integrada por tres organizaciones de extracción eminentemente indígena que reivindica banderas como la autonomía indígena, pobreza extrema y la discriminación.
A este grupo reivindicador de la lucha indígena se le considera como el de mayor beligerancia al reclamar para sí mismo los más de 500 años de opresión registrados desde La Conquista. Una adversidad para alcanzar los objetivos de los grupos integrados a TAGIN es su incipiente formación militar, por lo cual su apuesta se concentraría la coyuntura presidencial 2012.
El nudo mixteco es estratégico. Esta geografía está conformada por el núcleo de montañas de la Sierra Madre del Sur que comparten los estados de Puebla, Oaxaca y Guerrero, y considerada como el principal foco de subversión indígena. El segundo de ellos lo integran la Montaña Baja, Costa Chica y Costa Grande, donde es visible otra formación armada, en este caso el referido Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI).
Sobre el EPR –que hace poco más de dos años estallara instalaciones de Pemex-- resalta su presencia en zonas urbanas de Acapulco y Chilpancingo, así como ciudades de la Costa Grande inscritas en un corredor rebelde histórico como son: Coyuca, Tepetixtla, Atoyac, Tecpan de Galeana y Petatlán, sin contar con las numerosas comunidades en lo alto de la sierra que vivieron en carne propia las atrocidades de la llamada Guerra Sucia.
A la fecha el EPR mantiene alianzas con el Comando Justiciero 28 de Junio (CJ-28), Colectivo Viva Villa (CVV), Organización Revolucionaria 2 de Diciembre (OR-2D), así como Tendencia Democrática Revolucionaria (TDR), esta última que reivindica la actuación de los comandos, con los cuales mantiene presencia en los estados de Morelos, Oaxaca y Guerrero.
¿Y las FARP? Con relación a las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP) y el Ejército Villista Revolucionario del Pueblo (EVRP) sin renunciar a sus siglas, proyecto e identidad político-militar cada uno de los aproximadamente 70 grupos armados que existen en el país se aprestan a asestar un golpe contundente al gobierno federal para alcanzar dos propósitos: el primero de ellos, mediático, para --como el 1 de enero de 1994, en el caso del EZLN-- atraer la atención internacional, y el segundo, para forzar a la Administración de Calderón a cambiar sus políticas neoliberales en beneficio de los pobres del país que superan los 70 millones, de acuerdo al investigador Julio Bolvitnik.
Así las cosas…
Índice Flamígero: En Iztapalapa también incuba la guerrilla. “Juanito” es un detonante. ¿Alguien toma nota de ello?
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