Francisco Rodríguez
EL PRETEXTO ES la crisis económica que vive la Administración del señor Felipe Calderón. Lo cierto es que la Secretaría de Relaciones Exteriores está cerrando representaciones diplomáticas del país por todos los rincones del planeta.
Pareciera que, en plena globalización, México adopta conductas endogámicas.
Porque cerrar los consulados de México en Porto Alegre, Brasil, y en Guayaquil, Ecuador, podría entenderse si continúan operando los de Río de Janeiro y Quito. Pero, cerrar el consulado de la capital de Guatemala es del todo incomprensible, en tratándose de una Nación vecina con intensa actividad migratoria, comercial y financiera.
¿Se dieron por vencidas las “autoridades” y ya no expedirán visas a los ciudadanos guatemaltecos que se internen en nuestro territorio?
Porque, cruzar la frontera de Guatemala a México no representa problema alguno. En una balsa por el río Suchiate, al lado de la caseta de Migración y de Aduanas, pasa de todo sin que exista revisión alguna por parte de las autoridades de la fallida Administración Calderón. No hay riesgo alguno. El problema, en todo caso, se presenta de la frontera hacia Tapachula, pues hay muchos retenes. Pero en la madrugada…
Cerrar el consulado en Milán, Italia, fue además una grosería. La titular recibió un aviso vía telefónica. Así nada más: “cierra el changarro y regrésate de inmediato”. Acababa de llegar. Recién había conseguido escuela para sus hijos.
No abrirá la Administración la embajada que había programado poner en funciones en Luanda, la capital angoleña. Tampoco la de Paquistán, en Islamabad.
Los ALTOS costos económicos, alegan funcionarios de la Cancillería.
A ese paso, y con la crisis galopante –estaría por llegar una réplica de la iniciada en Wall Street en 2008--, la Administración de Calderón va a terminar encerrada en sí misma, sin contacto con el exterior, aunque el ocupante de Los Pinos se la pase viaje y viaje… y sin que su presencia en diversos foros mundiales sea siquiera tomada en cuenta.
Además de los despidos que supone esta medida de austeridad (jejeje), la SRE ha anunciado el despido de más personal y el recorte de gastos en diversas sedes diplomáticas del país en el exterior.
De suyo cada vez más espiritifláutica, la política exterior mexicana luce así ahora exangüe, debilitada, “flaca, ojerosa, cansada y sin ilusiones”, cual señala la canción.
México se encierra en sí mismo. Endogámico, pues.
Sucede prácticamente a partir del 2000, cuando la política exterior mexicana abandona la neutralidad aconsejada por la Doctrina Estrada, bajo el entendimiento de que toda la lucha política se resume en la ocupación del centro. Y adopta actitudes beligerantes con Cuba, con el propio Estados Unidos –que nos receta un doble muro fronterizo-- y, por supuesto, con prácticamente todos los países centro y sudamericanos.
La fallida Administración de Calderón no tendría porqué ser exitosa en el terreno internacionalista. La política exterior también es fallida.
Inició mal, al restarle importancia a su nombramiento de Canciller. Colocó en el cargo que ocuparan prestigiados internacionalistas a una mujer, sólo por el prurito de ser mujer. Las cuotas de género.
Más descalificada todavía quedó la señora Espinosa Cantellano, luego de que se publicitara que su nombramiento sería sólo por dos años, para ser reemplazada por quien todavía hoy despacha en la embajada ante Washington.
La medianía, cuando no la pequeñez, han sido el pobre resultado.
Y ahora, dizque por la crisis, México cierra consulados y ya no abre embajadas.
Lo peor, empero, no es el cierre material de edificios o delegaciones. Lo peor es la cerrazón. De la neutralidad hemos pasado a Babia. No hay definiciones. El caso de Honduras es prototípico.
Cerrados al mundo. Endogámicos.
Por ello cuanto visitante extranjero llega al país describe la situación con crudeza. Premios Nobel, literatos, científicos, inversionistas… nadie habla con ellos. Ni fuera del país. Ni aquí, por supuesto.
Índice Flamígero: Las naciones integrantes del Mercosur desconocieron la reciente elección presidencial hondureña. Hugo Chávez enfatizó la “preocupante” posición mexicana de indefinición. La señora Espinosa Cantellano, en representación de su jefe Felipe Calderón, sólo pronunció un ni sí ni no: “las elecciones –dijo-- son una condición necesaria, pero no suficiente para la normalización de la vida democrática” en el país centroamericano.
EL PRETEXTO ES la crisis económica que vive la Administración del señor Felipe Calderón. Lo cierto es que la Secretaría de Relaciones Exteriores está cerrando representaciones diplomáticas del país por todos los rincones del planeta.
Pareciera que, en plena globalización, México adopta conductas endogámicas.
Porque cerrar los consulados de México en Porto Alegre, Brasil, y en Guayaquil, Ecuador, podría entenderse si continúan operando los de Río de Janeiro y Quito. Pero, cerrar el consulado de la capital de Guatemala es del todo incomprensible, en tratándose de una Nación vecina con intensa actividad migratoria, comercial y financiera.
¿Se dieron por vencidas las “autoridades” y ya no expedirán visas a los ciudadanos guatemaltecos que se internen en nuestro territorio?
Porque, cruzar la frontera de Guatemala a México no representa problema alguno. En una balsa por el río Suchiate, al lado de la caseta de Migración y de Aduanas, pasa de todo sin que exista revisión alguna por parte de las autoridades de la fallida Administración Calderón. No hay riesgo alguno. El problema, en todo caso, se presenta de la frontera hacia Tapachula, pues hay muchos retenes. Pero en la madrugada…
Cerrar el consulado en Milán, Italia, fue además una grosería. La titular recibió un aviso vía telefónica. Así nada más: “cierra el changarro y regrésate de inmediato”. Acababa de llegar. Recién había conseguido escuela para sus hijos.
No abrirá la Administración la embajada que había programado poner en funciones en Luanda, la capital angoleña. Tampoco la de Paquistán, en Islamabad.
Los ALTOS costos económicos, alegan funcionarios de la Cancillería.
A ese paso, y con la crisis galopante –estaría por llegar una réplica de la iniciada en Wall Street en 2008--, la Administración de Calderón va a terminar encerrada en sí misma, sin contacto con el exterior, aunque el ocupante de Los Pinos se la pase viaje y viaje… y sin que su presencia en diversos foros mundiales sea siquiera tomada en cuenta.
Además de los despidos que supone esta medida de austeridad (jejeje), la SRE ha anunciado el despido de más personal y el recorte de gastos en diversas sedes diplomáticas del país en el exterior.
De suyo cada vez más espiritifláutica, la política exterior mexicana luce así ahora exangüe, debilitada, “flaca, ojerosa, cansada y sin ilusiones”, cual señala la canción.
México se encierra en sí mismo. Endogámico, pues.
Sucede prácticamente a partir del 2000, cuando la política exterior mexicana abandona la neutralidad aconsejada por la Doctrina Estrada, bajo el entendimiento de que toda la lucha política se resume en la ocupación del centro. Y adopta actitudes beligerantes con Cuba, con el propio Estados Unidos –que nos receta un doble muro fronterizo-- y, por supuesto, con prácticamente todos los países centro y sudamericanos.
La fallida Administración de Calderón no tendría porqué ser exitosa en el terreno internacionalista. La política exterior también es fallida.
Inició mal, al restarle importancia a su nombramiento de Canciller. Colocó en el cargo que ocuparan prestigiados internacionalistas a una mujer, sólo por el prurito de ser mujer. Las cuotas de género.
Más descalificada todavía quedó la señora Espinosa Cantellano, luego de que se publicitara que su nombramiento sería sólo por dos años, para ser reemplazada por quien todavía hoy despacha en la embajada ante Washington.
La medianía, cuando no la pequeñez, han sido el pobre resultado.
Y ahora, dizque por la crisis, México cierra consulados y ya no abre embajadas.
Lo peor, empero, no es el cierre material de edificios o delegaciones. Lo peor es la cerrazón. De la neutralidad hemos pasado a Babia. No hay definiciones. El caso de Honduras es prototípico.
Cerrados al mundo. Endogámicos.
Por ello cuanto visitante extranjero llega al país describe la situación con crudeza. Premios Nobel, literatos, científicos, inversionistas… nadie habla con ellos. Ni fuera del país. Ni aquí, por supuesto.
Índice Flamígero: Las naciones integrantes del Mercosur desconocieron la reciente elección presidencial hondureña. Hugo Chávez enfatizó la “preocupante” posición mexicana de indefinición. La señora Espinosa Cantellano, en representación de su jefe Felipe Calderón, sólo pronunció un ni sí ni no: “las elecciones –dijo-- son una condición necesaria, pero no suficiente para la normalización de la vida democrática” en el país centroamericano.
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