Teodoro Rentería Arróyave
Las revoluciones sociales, los cambios de avanzada en este Siglo XXI se están dando, vienen del sur; mientras el retraso ideológico y operativo que se refleja en el aumento brutal de pobres y muchos de ellos en marginación extrema se asienta con todos los peligros inherentes en el centro y en el norte de nuestro sufrido Continente.
El presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, quien alguna vez dijo que los indígenas tardaron 500 años para llegar al poder y ahora van a gobernar en los próximos 500, este domingo en forma democrática, en las urnas, con los votos mayoritarios de sus conciudadanos, tal parece que inicia ese derrotero al arrasar, esa es la palabra, en las elecciones generales que le aseguraron la reelección por 5 años más y la mayoría en el Congreso.
Congreso que a partir de de enero del 2010 cambiará de nombre por Asamblea Legislativa Plurinacional y en lo sucesivo tendrá la tarea de elaborar y aprobar cerca de cien leyes reglamentarias de la nueva carta fundamental. Todo eso y más logrará Morales Ayma, puesto que el triunfo arrollador tuvo que ser más que aceptado, apechugado por una oposición en plena decadencia.
Este es un ejemplo de democracia para todos los pueblos, es en cierta forma un espejo donde otras elites del poder no se podrán ver sin el rostro desfigurado o con la vergüenza reflejada, claro, si es que aún la conservan, como sucede en Honduras donde un golpe de estado destruyó en segundos lo ganado en años de luchas cívicas y en México, sumido en la peor crisis de su historia y con los peores índices de pobreza, desempleo e inactividad económica, su “mandatario”, Felipe Calderón Hinojosa se permite presumir que su padre fue cristero.
Con su proyecto político del Estado plurinacional, Evo Morales Ayma, con el 91 por ciento de votos escrutados, logro el 63 por ciento de los votos; el ex militar derechista Manfred Reyes Villa, del Plan Progreso para Bolivia, PPB, 27 por ciento; 6 por ciento el empresario Samuel Doria Medina de Unidad Nacional, UN, y 3 por ciento para René Joaquino, de Alianza Social, ex aliado del MAS.
Y no sólo eso, el Movimiento al Socialismo, MAS, arrebató a la oposición derechista el control del Senado con 25 de 36 escaños, y mantuvieron el control de la Cámara de Diputados con 82 de las 130 curules. De ahí que extrañen comentarios como ese de que “semejante caudal de votos a favor del presidente Evo Morales y de su proyecto de su Estado plurinacional, no se consigue sólo con una buena gestión y abundancia de planes sociales a los sectores más necesitados, sino que se logra con la complicidad de una oposición que no supo, no quiso, o no pudo cumplir su rol a carta cabal”. Bien a bien, no sabemos si es una lisonja al mandatario indígena o una indignada reprimenda a la derecha perdedora del analista argentino José Vales.
El presidente reelecto lo había dichos al emitir su voto en el Chapare, donde se formó como sindicalista y político, “este es un día histórico, un día de singular importancia, que permitirá a los indígenas asumir un papel protagonista en la Bolivia que ahora empieza a renacer”; mientras que el vicepresidente Álvaro García Linera calificaba la jornada como “la revolución política más importante desde la fundación de Bolivia en 1825”.
“La fiesta democrática que se vivió hoy es para avanzar con un programa del pueblo boliviano al servicio del pueblo boliviano”, dijo Evo Morales Ayma ante una multitud que los aclamaba, y agregó: este triunfo no solamente es para los bolivianos, sino “un justo reconocimiento, es una dedicación a presidentes, a gobiernos y a pueblos antiimperialistas”, mientras el pueblo coreaba: “¡Arriba, abajo, la derecha al carajo!” Lo dicho: las revoluciones se hacen y vienen del sur.
Las revoluciones sociales, los cambios de avanzada en este Siglo XXI se están dando, vienen del sur; mientras el retraso ideológico y operativo que se refleja en el aumento brutal de pobres y muchos de ellos en marginación extrema se asienta con todos los peligros inherentes en el centro y en el norte de nuestro sufrido Continente.
El presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, quien alguna vez dijo que los indígenas tardaron 500 años para llegar al poder y ahora van a gobernar en los próximos 500, este domingo en forma democrática, en las urnas, con los votos mayoritarios de sus conciudadanos, tal parece que inicia ese derrotero al arrasar, esa es la palabra, en las elecciones generales que le aseguraron la reelección por 5 años más y la mayoría en el Congreso.
Congreso que a partir de de enero del 2010 cambiará de nombre por Asamblea Legislativa Plurinacional y en lo sucesivo tendrá la tarea de elaborar y aprobar cerca de cien leyes reglamentarias de la nueva carta fundamental. Todo eso y más logrará Morales Ayma, puesto que el triunfo arrollador tuvo que ser más que aceptado, apechugado por una oposición en plena decadencia.
Este es un ejemplo de democracia para todos los pueblos, es en cierta forma un espejo donde otras elites del poder no se podrán ver sin el rostro desfigurado o con la vergüenza reflejada, claro, si es que aún la conservan, como sucede en Honduras donde un golpe de estado destruyó en segundos lo ganado en años de luchas cívicas y en México, sumido en la peor crisis de su historia y con los peores índices de pobreza, desempleo e inactividad económica, su “mandatario”, Felipe Calderón Hinojosa se permite presumir que su padre fue cristero.
Con su proyecto político del Estado plurinacional, Evo Morales Ayma, con el 91 por ciento de votos escrutados, logro el 63 por ciento de los votos; el ex militar derechista Manfred Reyes Villa, del Plan Progreso para Bolivia, PPB, 27 por ciento; 6 por ciento el empresario Samuel Doria Medina de Unidad Nacional, UN, y 3 por ciento para René Joaquino, de Alianza Social, ex aliado del MAS.
Y no sólo eso, el Movimiento al Socialismo, MAS, arrebató a la oposición derechista el control del Senado con 25 de 36 escaños, y mantuvieron el control de la Cámara de Diputados con 82 de las 130 curules. De ahí que extrañen comentarios como ese de que “semejante caudal de votos a favor del presidente Evo Morales y de su proyecto de su Estado plurinacional, no se consigue sólo con una buena gestión y abundancia de planes sociales a los sectores más necesitados, sino que se logra con la complicidad de una oposición que no supo, no quiso, o no pudo cumplir su rol a carta cabal”. Bien a bien, no sabemos si es una lisonja al mandatario indígena o una indignada reprimenda a la derecha perdedora del analista argentino José Vales.
El presidente reelecto lo había dichos al emitir su voto en el Chapare, donde se formó como sindicalista y político, “este es un día histórico, un día de singular importancia, que permitirá a los indígenas asumir un papel protagonista en la Bolivia que ahora empieza a renacer”; mientras que el vicepresidente Álvaro García Linera calificaba la jornada como “la revolución política más importante desde la fundación de Bolivia en 1825”.
“La fiesta democrática que se vivió hoy es para avanzar con un programa del pueblo boliviano al servicio del pueblo boliviano”, dijo Evo Morales Ayma ante una multitud que los aclamaba, y agregó: este triunfo no solamente es para los bolivianos, sino “un justo reconocimiento, es una dedicación a presidentes, a gobiernos y a pueblos antiimperialistas”, mientras el pueblo coreaba: “¡Arriba, abajo, la derecha al carajo!” Lo dicho: las revoluciones se hacen y vienen del sur.
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