Álvaro Cepeda Neri
Un ejemplo, para entrar, dice el latinajo: in media res, es decir: en medio del asunto. Las estaciones de radio, del monopolio de Radio Centro (cuyos dueños hundieron a la empresa de Gutiérrez Vivó, al negarse a cumplir con el laudo de un Tribunal Internacional, que los obligaba a pagar 16 millones de dólares) en lo general y lo particular (con todo y el “nuevo” Jacobo Zabludovsky, que alega está liberado del bozal que durante más de 20 años tuvo por venderse a Televisa, hasta que el junior Azcárraga lo despidió) se dedican en sus informativos y noticieros especializados (con, por ejemplo: Sergio Sarmiento) a desinformar a los radioescuchas.
Así el domingo 15 de noviembre, una de sus locutoras dijo que Calderón “regresaba de Singapur con propuestas de empresarios extranjeros (los nativos siguen insistiendo que los nuevos impuestos obligarán al cierre de empresas y despido de trabajadores, para ahondar más la crisis) y que trae nuevas ideas”.
Obviamente la información es falsa, pero los concesionarios de radiodifusoras, como la familia Aguirre de Radio Centro, se prestan, no sé si por iniciativa propia o como recompensa a la publicidad oficial y los pedidos del jefe de comunicación de Los Pinos: Max Cortázar (quien la ha emprendido contra las revistas, por órdenes del mismo Calderón, para no darles publicidad) de “pintar de rosa” todo lo que se refiere al calderonismo.
Porque es una mentira que de ese viaje como de otros, el inquilino de la residencia presidencial (donde él y su familia viven como reyes) haya traído siquiera una promesa de inversión internacional. Y mucho menos ha vuelto con “nuevas ideas” para llevarlas a cabo a través de las políticas públicas.
Lo mismo casi pasa en las televisoras, a pesar y muy a pesar de que tanto Salinas Pliego (TV-Azteca), como Azcárraga (Televisa) tengan enfrentamientos personales y desacuerdos públicos, también en los noticieros audiovisuales sus locutores (algunos de ellos hasta con títulos de periodistas o de larga trayectoria) desinforman a su auditorio.
Algunos se ponen pesados con el resto de los funcionarios, pero no tocan ni con “el pétalo de una rosa” al señor Calderón. Por lo contrario, le cuelgan “milagritos” y lo siguen presentando como quien lleva muy bien el timón del gobierno federal.
En suma, locutores y periodistas de radio y televisión manipulan la información y la presentan con alteraciones en una realidad que no es la auténtica. Mario Ramón Beteta (que tiene su noticiero en la radio, escribe su nota y luego su programa en la televisión) no duda en presentar la desinformación como información, echándole “flores” a Calderón, y con su mueca de sonrisa atacar a la oposición si, sobre todo ésta, es la lópezobradorista.
Desinforman a quienes llegan a creer a estos locutores de televisión y radio. Aunque ya esos dos auditorios, en su mayor parte, han caído en la cuenta de que manipulan, pues, lo que informan y comentan, con lo cual han perdido credibilidad.
Un ejemplo, para entrar, dice el latinajo: in media res, es decir: en medio del asunto. Las estaciones de radio, del monopolio de Radio Centro (cuyos dueños hundieron a la empresa de Gutiérrez Vivó, al negarse a cumplir con el laudo de un Tribunal Internacional, que los obligaba a pagar 16 millones de dólares) en lo general y lo particular (con todo y el “nuevo” Jacobo Zabludovsky, que alega está liberado del bozal que durante más de 20 años tuvo por venderse a Televisa, hasta que el junior Azcárraga lo despidió) se dedican en sus informativos y noticieros especializados (con, por ejemplo: Sergio Sarmiento) a desinformar a los radioescuchas.
Así el domingo 15 de noviembre, una de sus locutoras dijo que Calderón “regresaba de Singapur con propuestas de empresarios extranjeros (los nativos siguen insistiendo que los nuevos impuestos obligarán al cierre de empresas y despido de trabajadores, para ahondar más la crisis) y que trae nuevas ideas”.
Obviamente la información es falsa, pero los concesionarios de radiodifusoras, como la familia Aguirre de Radio Centro, se prestan, no sé si por iniciativa propia o como recompensa a la publicidad oficial y los pedidos del jefe de comunicación de Los Pinos: Max Cortázar (quien la ha emprendido contra las revistas, por órdenes del mismo Calderón, para no darles publicidad) de “pintar de rosa” todo lo que se refiere al calderonismo.
Porque es una mentira que de ese viaje como de otros, el inquilino de la residencia presidencial (donde él y su familia viven como reyes) haya traído siquiera una promesa de inversión internacional. Y mucho menos ha vuelto con “nuevas ideas” para llevarlas a cabo a través de las políticas públicas.
Lo mismo casi pasa en las televisoras, a pesar y muy a pesar de que tanto Salinas Pliego (TV-Azteca), como Azcárraga (Televisa) tengan enfrentamientos personales y desacuerdos públicos, también en los noticieros audiovisuales sus locutores (algunos de ellos hasta con títulos de periodistas o de larga trayectoria) desinforman a su auditorio.
Algunos se ponen pesados con el resto de los funcionarios, pero no tocan ni con “el pétalo de una rosa” al señor Calderón. Por lo contrario, le cuelgan “milagritos” y lo siguen presentando como quien lleva muy bien el timón del gobierno federal.
En suma, locutores y periodistas de radio y televisión manipulan la información y la presentan con alteraciones en una realidad que no es la auténtica. Mario Ramón Beteta (que tiene su noticiero en la radio, escribe su nota y luego su programa en la televisión) no duda en presentar la desinformación como información, echándole “flores” a Calderón, y con su mueca de sonrisa atacar a la oposición si, sobre todo ésta, es la lópezobradorista.
Desinforman a quienes llegan a creer a estos locutores de televisión y radio. Aunque ya esos dos auditorios, en su mayor parte, han caído en la cuenta de que manipulan, pues, lo que informan y comentan, con lo cual han perdido credibilidad.
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