Enrique Cisneros Luján
Beatriz Paredes jerarca del PRI pregona en los medios de comunicación que el PRI se está preparando para regresar al poder. Eso es falso, el PRI nunca se ha ido, sólo cambió de nombre por dos sexenios para engañar a los despolitizados, que se creyeron el cuento del cacareado relevo.
El PRI es un aparato de dominación política que la clase dominante creó en el siglo pasado y que como camaleón cambia de color, de tricolor a azul con blanco, para simular que es otro. Sólo los que creen en el sistema burgués de partidos políticos se creen ese cuento del relevo que no es más que una alternancia política.
El poder real lo tienen los grandes burgueses, ahora trasnacionales, que ponen en los puestos claves del poder político a sus servidores para que lo administren en función de sus intereses económicos. A la clase dominante no les importa si esos sirvientes son del PRI, PAN o se llaman Ruth´s Zavaletas, Chuchos o Zeferinos. Apoyan al que en el momento les sean más redituables y punto.
En el siglo pasado los burgueses cuentearon al pueblo despolitizado mexicano con la historia de que el PRI era revolucionario y representaba a los intereses de los trabajadores. Ese engaño permaneció por décadas y cuando se fue descubriendo la realidad, simplemente inventaron la historia de que había que sacar al PRI de los Pinos (como se conoce la casa presidencial) y millones “apolíticos” se la creyeron.
El hilo conductor de esta farsa se llama Carlos Salinas de Gortari que después del fraude de 1988 (cuando el expriista Cuauhtémoc Cárdenas ganó electoralmente la presidencia), comprendió que el desprestigio del PRI ya no daba para más. A partir de allí se fue preparando el relevo, con la “concertacesión” hecha por Salinas que permitió la llegada del patán Vicente Fox a la gubernatura de Guanajuato y después a la presidencia de la República.
El paso lógico fue que los panistas se fueran a fondo con las medidas más antipopulares que la gran burguesía necesitaba, profundizando la labor que iniciaron los priístas y que por su calidad de seudorevolucionarios nacionalistas no les era permitido hacer abiertamente, como son: terminar con el estado laico, privatizar áreas estratégicas como la de los energéticos, abolir los derechos históricos de los trabajadores como el de huelga y organización sindical; además, aniquilar la soberanía convirtiendo a México abiertamente en un Estado dependiente del imperialismo, eliminar la educación pública, laica y gratuita, privatizar el IMSS y el ISSSTE, entre otras medidas.
A nivel estatal lo mismo sucede en los estados donde por un tiempo gobierna (o gobernó el PRD): en Chiapas, Zacatecas, Guerrero, no ha cambiado nada, solo los colores de los sirvientes de los burgueses.
Los que han dado la cara para llevar adelante estas medidas son los panistas; aprovechando esto los abiertamente priístas ahora pregonan que era mejor “malo por conocido que bueno por conocer” ya que en la actualidad a la burguesía le conviene recomponer el aparato priísta vistiendo nuevamente a todo el país de verde, blanco y colorado. Por ello la mayoría priísta en la Cámara de Diputados (en contubernio con un sector de los panistas), se repartieron el presupuesto de manera distinta a los años anteriores en que el Presidente de la República gozaba de todo el poder para utilizarlo de acuerdo a los intereses panistas; ahora, son los gobernadores, en su mayoría priístas, los que se llevaron la rebanada más grande del pastel.
Con ese dinero podrán darle limosnas a la mayoría de mexicanos, que despolitizados y necesitados clamarán por el regreso de sus verdugos, abiertamente priístas, a los puestos de poder.
Los acontecimientos han dejado claro que no basta cambiar de amo y que el sistema de partidos legaloides con sus elecciones (para elegir a los que van a rematar al pueblo), es una estructura burguesa que en nada ayuda a la liberación. Para prueba baste analizar lo que sucede ahora en Honduras, donde para frenar el avance popular, un dictador que sube al poder con un golpe de estado, implementa elecciones que son apoyadas por el imperialismo yanqui.
La liberación de los trabajadores mexicanos no pasa por las elecciones, por más que López Obrador quiera desviar al pueblo de su tarea revolucionaria y mandarlo al 2012 a una nueva contienda electorera que apunta hacia un nuevo fracaso. La liberación del pueblo mexicano no tiene otro camino que la revolución, así, con todas sus letras.
Pero ante tanta despolitización parece que muchos prefieren otros 70 años de un priísmo… con un PRI que nunca se ha ido.
Beatriz Paredes jerarca del PRI pregona en los medios de comunicación que el PRI se está preparando para regresar al poder. Eso es falso, el PRI nunca se ha ido, sólo cambió de nombre por dos sexenios para engañar a los despolitizados, que se creyeron el cuento del cacareado relevo.
El PRI es un aparato de dominación política que la clase dominante creó en el siglo pasado y que como camaleón cambia de color, de tricolor a azul con blanco, para simular que es otro. Sólo los que creen en el sistema burgués de partidos políticos se creen ese cuento del relevo que no es más que una alternancia política.
El poder real lo tienen los grandes burgueses, ahora trasnacionales, que ponen en los puestos claves del poder político a sus servidores para que lo administren en función de sus intereses económicos. A la clase dominante no les importa si esos sirvientes son del PRI, PAN o se llaman Ruth´s Zavaletas, Chuchos o Zeferinos. Apoyan al que en el momento les sean más redituables y punto.
En el siglo pasado los burgueses cuentearon al pueblo despolitizado mexicano con la historia de que el PRI era revolucionario y representaba a los intereses de los trabajadores. Ese engaño permaneció por décadas y cuando se fue descubriendo la realidad, simplemente inventaron la historia de que había que sacar al PRI de los Pinos (como se conoce la casa presidencial) y millones “apolíticos” se la creyeron.
El hilo conductor de esta farsa se llama Carlos Salinas de Gortari que después del fraude de 1988 (cuando el expriista Cuauhtémoc Cárdenas ganó electoralmente la presidencia), comprendió que el desprestigio del PRI ya no daba para más. A partir de allí se fue preparando el relevo, con la “concertacesión” hecha por Salinas que permitió la llegada del patán Vicente Fox a la gubernatura de Guanajuato y después a la presidencia de la República.
El paso lógico fue que los panistas se fueran a fondo con las medidas más antipopulares que la gran burguesía necesitaba, profundizando la labor que iniciaron los priístas y que por su calidad de seudorevolucionarios nacionalistas no les era permitido hacer abiertamente, como son: terminar con el estado laico, privatizar áreas estratégicas como la de los energéticos, abolir los derechos históricos de los trabajadores como el de huelga y organización sindical; además, aniquilar la soberanía convirtiendo a México abiertamente en un Estado dependiente del imperialismo, eliminar la educación pública, laica y gratuita, privatizar el IMSS y el ISSSTE, entre otras medidas.
A nivel estatal lo mismo sucede en los estados donde por un tiempo gobierna (o gobernó el PRD): en Chiapas, Zacatecas, Guerrero, no ha cambiado nada, solo los colores de los sirvientes de los burgueses.
Los que han dado la cara para llevar adelante estas medidas son los panistas; aprovechando esto los abiertamente priístas ahora pregonan que era mejor “malo por conocido que bueno por conocer” ya que en la actualidad a la burguesía le conviene recomponer el aparato priísta vistiendo nuevamente a todo el país de verde, blanco y colorado. Por ello la mayoría priísta en la Cámara de Diputados (en contubernio con un sector de los panistas), se repartieron el presupuesto de manera distinta a los años anteriores en que el Presidente de la República gozaba de todo el poder para utilizarlo de acuerdo a los intereses panistas; ahora, son los gobernadores, en su mayoría priístas, los que se llevaron la rebanada más grande del pastel.
Con ese dinero podrán darle limosnas a la mayoría de mexicanos, que despolitizados y necesitados clamarán por el regreso de sus verdugos, abiertamente priístas, a los puestos de poder.
Los acontecimientos han dejado claro que no basta cambiar de amo y que el sistema de partidos legaloides con sus elecciones (para elegir a los que van a rematar al pueblo), es una estructura burguesa que en nada ayuda a la liberación. Para prueba baste analizar lo que sucede ahora en Honduras, donde para frenar el avance popular, un dictador que sube al poder con un golpe de estado, implementa elecciones que son apoyadas por el imperialismo yanqui.
La liberación de los trabajadores mexicanos no pasa por las elecciones, por más que López Obrador quiera desviar al pueblo de su tarea revolucionaria y mandarlo al 2012 a una nueva contienda electorera que apunta hacia un nuevo fracaso. La liberación del pueblo mexicano no tiene otro camino que la revolución, así, con todas sus letras.
Pero ante tanta despolitización parece que muchos prefieren otros 70 años de un priísmo… con un PRI que nunca se ha ido.
Comentarios
Eternos inocentes son los pueblos. Si padecen hambre, si sufren injusticias, lo más que hacen es tomar las armas para derribar al tirano y echarse otro encima. Les vuelve a fastidiar el nuevo, naturalmente, porque no cumple lo que prometió, pues a derribarlo y a echarse encima otro. Esta es la historia de los pueblos todos de la Tierra; pero no escarmientan; tal parece que necesitan sentir sobre los lomos el látigo del amo."
Ricardo Flores Magon.
http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/politica/ap1911/4_1911.html