El negro Obama es blanqueado en EEUU por el gran imperio de los blancos (los clásicos yanquis)

Pedro Echeverría V.

1. Muy interesante el artículo de Immanuel Wallerstein (IW) sobre Obama y su gobierno publicado hoy: “Obama como presidente negro”. Más interesante aún si sabemos que el autor, junto con James Petras y Noam Chomski, es uno de los más profundos y confiables analistas de la economía y la política norteamericanas. Wallerstein no es radical como otros que descartamos, “con los ojos cerrados”, que algún gobierno yanqui –sin un poderoso movimiento mundial- pudiera cambiar de política. IW explica que Obama –aunque sea negro y haya querido cambiar en beneficio de los sectores pobres y miserables- nada ha podido hacer para instrumentar otra política y que, por el contrario, ha sido obligado a ir más hacia la derecha. Recuerdo que mi amigo Rich me respondió alguna vez: “Sí, hace calor, pero no se siente por el frío”.

2. Por eso Wallerstein escribe: “el margen de maniobra de Obama es bastante reducido. Las pocas veces que ha reaccionado como hombre negro, ha perdido de inmediato respaldo político”. ¿Recuerdan algunas aseveraciones incendiarias de su pastor Jeremiah Wright. La reacción inicial de Obama fue hacer un discurso sofisticado acerca de la raza en la vida estadunidense. Quiso negarlo al inicio, pero poco después, Obama tuvo que retractarse y de hecho negar a su pastor, renunciando a su parroquia. Para Obama la lección es clara: no puede, bajo ninguna circunstancia, darse el lujo político de ser visto como un presidente negro. Y esto significa que está constreñido de hacer y decir cosas que un presidente blanco con las mismas ideas políticas estaría deseoso de hacer o decir. Por eso repetiría como mi amigo Rich: “Obama es bueno, pero no se ve por sus maldades de bombardear”.

3. Por eso dicen en México cuando se escucha a políticos y funcionarios queriendo engañar con promesas falsas: “del dicho al hecho siempre hay un enorme trecho”. Nunca hay que juzgar a las personas por lo que dicen sino por lo que hacen. ¿Has escuchado en México a los oportunistas decir: “el presidente es bueno pero no lo dejan actuar; él quiere hacer bien las cosas pero lo desinforman”; “¿no se dan cuenta acaso que adora a sus hijos, a su esposa, a sus familiares?” Igual sucede con la deslumbrante sonrisa de Obama que oculta los bombardeos contra Afganistán, los asesinatos en Irak, Palestina, Colombia, el golpe de Estado en Honduras y, sobre todo, la instalación de decenas de bases militares en Colombia y Panamá. Si el negro Obama creó expectativas contra el racismo yanqui, pronto será más que blanqueado.

4. Pero el artículo de Wallerstein es interesante porque hace entender lo que hemos dicho muchas veces: Cualquier persona o político que asuma el gobierno aceptando las reglas y leyes capitalistas que protegen la explotación y acumulación de poder de la burguesía, aunque cambie de discurso, se verá obligado a gobernar para la clase dominante. Por eso Castro en Cuba, Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia y Correa en Ecuador, el primer paso importante que dieron fue cambiar las leyes y la Constitución para poder realizar reformas en beneficio de los sectores pobres mayoritarios. ¿Cómo ordenar un reparto de tierras, créditos y viviendas si la Constitución de entrada defiende la propiedad de los latifundistas y de los monopolios de viviendas? ¿Cómo exigir el control de los medios de información si poseen una gran fuerza de engaño a la población?

5. Pienso que López Obrador, de haber asumido la Presidencia, “por ser un peligro para México”, no iba a poder gobernar si no lograba cambiar las leyes; por más buenas intenciones y buena voluntad que tuviera, los hijos de puta abogados de derecha y de centro –con la protección de legisladores del PAN y del PRI, así como por los jueces de la derechista Suprema Corte- estarían exhibiendo a AMLO como un socialista o un chavista que “viola el Estado de derecho”. Nosotros estaríamos saliendo todos los días a la calle para exigirle que cumpla o por lo menos para presionarlo para que someta a la derecha fascista. Entonces López Obrador tendría que hacer un balance de fuerzas para inclinarse por la derecha que tiene la fuerza de dinero y del imperio o por la izquierda que: ¿estaría en las calles diariamente buscando movilizar campesinos, obreros y ciudadanos?

6. En los EEUU Obama no tiene ningún movimiento de masas de trabajadores o de afroamericanos que lo presione para hacer un gobierno popular, pero sí poderosas empresas transnacionales (petroleras, fabricantes de armas, bancos internacionales, etcétera) que lo obligan a gobernar como blanco, es decir, como yanqui. En última instancia cualquier gobierno o político siempre será maniatado por la clase social que logra más presencia y fuerza. Por eso se ha repetido mil veces: aquí y en todos lados la única razón que vale es la de la fuerza. Dado que los campesinos, los obreros y demás trabajadores no muestran una fuerza unida y organizada permanente en los campos, fábricas, escuelas, calles, entonces ningún gobierno les hace caso; por el contrario dado que la burguesía se organiza, tiene al ejército, las leyes y los jueces, domina siempre.

7. Los gobiernos de América del Sur y Cuba antes nombrados, no han logrado la solidez que necesitan porque los gobiernos imperiales encabezados por los EEUU mantienen sobre sus cabezas una amenaza permanente por querer despojarlos de sus recursos naturales. La batalla tiene que ser más prolongada, las estrategias más inteligentes y la educación política de los pueblos debe ser sostenida. Reagan, Clinton, Bush, Obama, son presidentes del imperio y como tal tienen que gobernar. La crisis capitalistas aún no son tan profundas para propiciar los derrumbes necesarios que den pie a los grandes levantamientos de masas. Pero lo que no debemos soslayar es que la burguesía y el sistema de explotación no van a caerse por obra del espíritu santo, sino que sólo podrán ser destruidos por la fuerza del pueblo organizado. Por eso son importantes las reflexiones de Wallerstein.

Comentarios