Despilfarro en “seguridad” mientras se descuida empleo, educación, salud y otras inversiones básicas

Pedro Echeverría V.

1. Los mexicanos pierden cada año 106 mil millones de pesos a consecuencia de la comisión de delitos en sus diversas modalidades, se trata del costo que representa para las víctimas directas e indirectas de los crímenes. De acuerdo con un estudio realizado por el especialista en seguridad pública Carlos Mendoza se determinó cuál ha sido el costo de la inseguridad en México y asegura que, además de los costos que deben pagar las víctimas, el gobierno invierte el equivalente a 60 mil millones de euros. Con base en las Encuestas Nacionales sobre Inseguridad realizadas por el ICESI, que encabeza José Luis de la Barreda, Carlos Mendoza desarrolló una serie de estudios en los que encontró que México gasta ocho por ciento de su Producto Interno Bruto en el combate a la inseguridad y la violencia, publicó hoy el periódico La Jornada.

2. México gasta en seguridad el ocho por ciento de su PIB que es exactamente el porcentaje que, según la UNESCO, desde hace más de 50 años nuestro país debió aplicar en educación nacional reduciéndolo al 4 por ciento. También ese dinero que se derrocha en “seguridad” le hace mucho más falta a los servicios de Salud, pues de acuerdo con las principales conclusiones del informe anual de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), titulado "Panorama de la Sanidad" presentado, México se encuentra entre los países socios que destina menos a la salud, tan sólo 675 dólares por persona al año en comparación con los 6 mil 41 dólares por persona en Estados Unidos o los 5 mil 352 en Luxemburgo. O sea, los dos renglones más importantes: los servicios de salud y educación están abandonados.

3. Si hacemos memoria podríamos recordar que otra vez México aparece entre los últimos lugares en inversión en educación y salud reconocido por organismos internacionales; pero también no se puede olvidar que, por el contrario, ocupa los primeros lugares en corrupción gubernamental, en distribución injusta, totalmente desigual de la riqueza (multimillonarios en las listas de los hombres más ricos del mundo y primeros lugares en población con miseria y desnutrición) y ahora en inversión en fuerzas de seguridad nacional. Imagínese: EEUU invierte 10 veces más en la salud de cada persona y lo mismo sucede en producción de profesionistas, investigadores y porcentajes de estudiantes matriculados donde países como EEUU y Canadá tienen porcentajes muy elevados. Esta situación les otorga enormes ventajas.

4. Pero estas inversiones en seguridad significan el criterio represor, por no decir fascista, de los gobiernos mexicanos que en vez de procurar por el camino pacífico y civilizado de la salud y la educación de nuestro pueblo, han tomado el camino de la violencia al buscar “acabar con la inseguridad” mediante la represión. Los únicos aplaudidores de incrementar las fuerzas del ejército, la marina y las policías, así como el establecimiento de Estados de sitio son los poderosos empresarios que no saben como esconderse tras los gigantescos capitales que han acumulado como producto de la explotación y los negocios. Estas inversiones multimillonarias para “la seguridad” empezaron a crecer al mismo ritmo que el desempleo, los miserables salarios y la miseria entre la mayoría de la población comenzaron a incrementarse.

5. Ningún tonto puede ser engañado con la creencia de la derecha reaccionaria que piensa que “de pronto los seres humanos de las colonias pobres y miserables o los campesinos se hicieron malos y comenzaron a asaltar y secuestrar” o que “simplemente se convirtieron en flojos que buscan el dinero fácil”. Hasta principios de la década de los ochenta, antes de la plena imposición de la economía neoliberal privatizadora, la situación económica y política era “soportable”. ¿Qué pasó después? Vino la gran devaluación, en gigantesco endeudamiento, la supervisión de nuestros programas económicos por los EEUU y el FMI, la asunción al poder del proyecto empresarial, el desplome de los empleos por el cierre de empresas micros y pequeñas y todo el “río revuelto” que entregó el poder a banqueros y negociantes de las bolsas de valores.

6. ¿Alguien pensó que las millones de familias desempleadas se iban a morir de hambre junto a sus hijos mientras los ricos se hacían súper millonarios con las devaluaciones, los bancos y las bolsas? Como alivio surgió el ambulantaje y el trabajo informal siempre calumniado y perseguido por los empresarios. Se incrementó a más de medio millón anual en número de mexicanos que arriesgaban la vida cruzando la frontera en busca de ingresos en los EEUU; creció enormemente el número de niños de calle, los limosneros, la prostitución, todo tipo de negocios chuecos, los asaltos y los robos; pero también el número de creyentes de las diferentes iglesias que iban a refugiarse a su religión. ¿Podría algún argumento estúpido seguir hablando de flojera e irresponsabilidad de los trabajadores cuando las estadísticas de desempleo señalan lo contrario?

7. Los gobiernos neoliberales de De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, en lugar de establecer la concordia, los acuerdos, los proyectos para incrementar las inversiones y los empleos; en vez de abaratar los créditos e impulsar proyectos campesinos, ciudadanos, etcétera, para instrumentar la ocupación del mayor número de personas, hicieron exactamente lo contrario. Fortalecieron a una clase política ávida de ocupar cargos gubernamentales para que avale sus posiciones y entregaron mayor poder a una clase militar para reprimir el descontento que ha surgido a varias partes del país por la agudización de los problemas económicos. El actual gobierno panista –que llevó al ejército a las calles y que amenaza con su discurso de “mano firme” y de “ni un paso atrás”- ha extremado la represión y las amenazas contra todo tipo de protestas.

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