De fiesta el gobierno, la embajada yanqui y los medios por la muerte de Beltrán Leyva

Pedro Echeverría V.

1. La muerte del capo de la droga Beltrán Leyva y varios de sus guardaespaldas -perseguidos desde hace muchos años- por la armada naval, el ejército y policías de todas las órdenes, así como por miembros de la DEA yanqui, parece haber provocado una gran fiesta entre las clases política, empresarial y los medios de información. La gran alharaca que se ha armado busca fortalecer al gobierno ilegítimo de Calderón y seguir tapando el enorme desplome económico y político en México. Es tan cínica y abierta la participación yanqui en la política interna que el mismo embajador, Carlos Pascual, declaró ayer: “Estamos empezando a tener un impacto y ellos (los narcotraficantes) están reaccionando. Por eso es tan importante para ambos países seguir en el combate al crimen organizado y trabajar de manera conjunta”. El mismo camino del Plan Colombia.

2. Las embajadas yanquis en México –así lo registra la historia- han sido centros se subversión en beneficio del gobierno de los EEUU. Basta recordar que en 1913 esa embajada fue el centro de la reunión facciosa para acordar el derrocamiento y asesinato –mediante un golpe de Estado- del presidente Madero, así como para seleccionar a Victoriano Huerta como el presidente suplente y para adelantar que Félix Díaz sería el presidente constitucional después de realizadas las elecciones. De esas oficinas han dependido varios miles de agentes secretos que penetran en todos los sitios que el imperio yanqui busca investigar. No existe en México una institución mejor informada que la embajada yanqui dado que incluso invierne miles de millones para comprar documentos secretos, como listas de electores o del registro de automóviles. Tenemos una no tan pequeña CIA en México.

3. Cuando el embajador Pascual señaló: “estamos empezando a tener impacto” nos está anunciando que la intervención yanqui se ha iniciado de manera abierta a partir de la aprobación en Washington de la entrega al gobierno de México millones de dólares, amplia tecnología, helicópteros, armas y asesoría técnica de parte de la llamada “iniciativa Mérida” o Plan México. Esa intervención yanqui empieza también a encuadrarse contra grupos políticos como el EPR, ERPI y los anarquistas que hoy se acusa de “terroristas”. Esto lo hemos denunciado desde que Bush y Calderón firmaron en marzo de 2007 ese plan Mérida. ¿Sabías que el gobierno colombiano de Uribe –cuyo gabinete está lleno de narcotraficantes- desde hace varios años se dedica a combatir a las guerrillas de la FARC y a otros grupos de oposición porque el narcotráfico está ya en el poder?

4. Desde que Calderón colocó al ejército en las calles han muerto en esa guerra más de 15 mil personas, la mayoría de ellas inocentes; por eso cada fiesta que hace el gobierno y los medios para gritar a los cuatro vientos la muerte de un capo, se pregunta: ¿Cuántos inocentes nos costó la salvaje operación militar? Sin embargo, mientras una gran cantidad de mexicanos repudiamos esas operaciones, el gobierno yanqui se dedica a ensalzar a Calderón como un héroe al estilo de los policías que perseguían hampones en EEUU en los años veinte encabezados por el tal Eliot Ness. La realidad es que el apoyo de Bush y Obama han dado a Calderón mucha fortaleza para seguir respaldando al ejército y la marina en las calles. ¿Cuántos luchadores sociales han caído en esas redes criminales con el pretexto del combate contra el narcotráfico?



5. Calderón, con su famosa “reforma política” reeleccionista y con la fiesta por la muerte de Beltrán Leyva ha logrado desviar la atención en los problemas del desempleo, la miseria y las protestas que a diario se viven en México. Al pueblo, al 70 por ciento de los mexicanos, les importa un bledo la reelección o las elecciones; pero también al llamado combate contra el narcotráfico porque el problema esencial del pueblo es la falta de comida, de vestido, de habitación, de salud y educación. El que Calderón quiera imponer como un distractor su propuesta política y la muerte del narco Beltrán, es más que evidente. Basta con contar las horas y los noticieros que se dedican a la propaganda de la propuesta del presidente de facto y a la heroicidad del ejército y la armada para entender de lo que se trata: distraer, desviar, hacer olvidar, la miseria y las propuestas.

6. No hay duda que el gobierno de Obama –ante el desplome del gobierno mexicano (el mejor puntal que han tenido los EEUU para defender su política en Latinoamérica) está destinando los más grandes apoyos para sostener a Calderón. A través de la “iniciativa Mérida” van a penetrar en el país muchos miles de militares yanquis especializados en la contraguerrilla y antimotines, así como enormes cantidades de armas. Keith Mines, jefe de la sección antinarcóticos de la embajada estadounidense, puntualizó que en el despacho que se abrirá en enero como parte de la Iniciativa Mérida, trabajarán de manera conjunta 70 personas, 45 de su país y 25 de México, entre ellas empleados de secretarías y agencias vinculadas a la seguridad, como la Procuraduría General de la República, la Policía Federal y la Secretaría de Seguridad Interna. Los dos países se unirán.

7. Si el año 2009 fue un año caliente en acontecimientos, 2010 lo será mucho más debido a que los problemas económicos y políticos se hacen cada vez más agudos y el gobierno está reprimiendo con mayor brutalidad. La feliz celebración del gobierno y del ejército por la muerte de Beltrán no les tardará mucho porque los narcotraficantes pronto irán por la revancha y así será durante mucho tiempo. Los narcotraficantes están, como dicen, fuera de la ley; pero el gobierno está en el mismo campo desde hace mucho tiempo. Basta con revisar las recomendaciones de las organizaciones de derechos humanos. El gobierno habla del “respeto a la ley” pero siempre es el primero en no cumplirla, por eso la población no le tiene confianza a ninguno de los poderes. ¿Qué pasó con los 44 mil obreros electricistas despedidos hace unas semanas?

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