Calderón y la ballena

Francisco Rodríguez

COMO SIMBAD EL MARINO,
Felipe Calderón ha encallado sobre un cetáceo. Flota a la deriva pensando que él lleva el timón, aún cuando se percibe que el semoviente está a punto de lanzarlo al agua.

La analogía es del doctor José Antonio Lara Peinado, quien ha recurrido al relato de Scherezada a fin de comprender “el conflicto de personalidad que lleva a un Presidente a asumirse como marinero”, en cuanto discurso improvisa.
En la historia de Las Mil y una Noches, Simbad cuenta como fue que su padre le hereda una fortuna considerable, que él dilapida rápidamente, para convertirse en pobre y miserable.

“El señor Calderón recibió heredado un país con una gran fortuna que sin embargo él también ha derrochado, y al igual que Simbad se victimiza con declaraciones lastimeras pero que, ante la adversidad, según él también puede resolver para, otra vez según él, salir siempre adelante”.

Así, cuando Simbad El Marino narra que para recuperar sus tesoros sale a la mar y tras semanas de navegación llega a una isla que, en realidad, es el enorme lomo de una ballena.

Refleja esto “el principio de fantasía… de una justificación delirante que niega a la realidad”.
Sucede igual con el señor Calderón, quien “pareciera no ver lo que en verdad sucede a su alrededor, quien pareciera vivir en un mundo de fantasía habitado por ballenas y enanitos”.

Las ballenas sobre las que se monta son además míticas: “ya salimos de la recesión; ya iniciamos la recuperación”, podría ser un ejemplo reciente, para no abundar sobre la guerra en contra del narcotráfico que, de acuerdo a sus mariscales, va ganando, aunque no lo parezca. Y muchos otros mitos más.

Hay más datos para sustentar el aserto del doctor Lara Peinado:

En otra parte del relato, Simbad cuenta cómo fue que un día se queda dormido y el barco en el que navegaba zarpa sin él. “Justo lo mismo que le acontece al licenciado Calderón: él se ha quedado dormido y el país se está cayendo a pedazos.

“Sin embargo, tal y como lo cuenta el cuento, Simbad vuelve a salir adelante para enfrentar nuevos retos y volver a fracasar y volver a levantarse en medio de las tormentas que tanto apasionan y emocionan al ocupante de Los Pinos”.
Una y otra vez, sobre su “embarcación de gran calado” –en realidad, ¿una ballena?--, Calderón presenta lo que Lara Peinado define como “complejo de Simbad”.

Es preocupante, dice, pues en “tanto el cuento se refiere una y otra vez al fracaso, a la compulsión de repetir una y otra vez el sufrimiento para echarle la culpa de lo que está pasando a los otros o a las circunstancias, el cuento habla también de lo siniestro, pues en una escena Simbad le clava una estaca ardiente a un cíclope en el ojo… y el ojo tiene que ver con lo que se mira, con la realidad. Asesinar al ojo invita a asesinar la realidad en aras de una fantasía. Y es tal lo que está haciendo el señor Calderón.

“El complejo de Simbad que observamos en el michoacano, sólo predice más tormentas, que en todo caso parecieran gustarle.

“Pero este complejo lo hace cliente del fracaso, la desesperación y la angustia.”
Tal cual, en efecto, la situación que refleja el esposo de Margarita Zavala.
Lo peor es que todo esto ya es inocultable. Y en todos los sectores sociales sobre lo que se habla es de ¿cuál será el próximo fracaso de la fallida Administración?
Nadie apuesta por un éxito. Así y mínimo, no hay ya quien arriesgue las ganancias por él.

Índice Flamígero: Vencido por los organizadores del Teletón, el señor Calderón hizo su aparición en los foros de Televisa para entregar su óbolo. ¿Quedó atrás aquella declaración en la que fustigaba verbalmente a quienes hacen donativos y no pagan impuestos? No. Para nada. Esa y otras alusiones no se las van a perdonar.

Comentarios