Beltrán: la vacante sangrienta

Ricardo Ravelo

Tras la muerte del capo Arturo Beltrán Leyva, el miércoles 16, surgen nuevos reacomodos en la célula de narcotráfico que por más de dos décadas encabezó el capo conocido como El Barbas, quien mostró gran capacidad para corromper funcionarios e infiltrarse en instituciones policiacas y militares.

Luego del tiroteo que segó su vida, surgieron los nombres de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie; Sergio Villarreal Barragán, El Grande y Héctor Beltrán Leyva, El H o El ingeniero como los personajes que se disputarían el control de buena parte del Pacífico mexicano así como la plaza de Morelos, donde se afincó la organización de los Beltrán Leyva con la protección policiaca y presuntamente de algunos miembros del Ejército.

A pesar de que ambos provienen del cártel del Golfo, La Barbie y Villarreal Barragán presuntamente se tienen encono, aunque se afirma que se mantenían unidos en la organización a petición del fallecido Arturo Beltrán, quien requirió del apoyo de los dos, sobre todo después de que rompió con el cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán.

El operativo que la Secretaría de Marina culminó el miércoles 16 sin tomar en cuenta al Ejército ni a la Policía Federal –que venían encabezando la lucha contra el narcotráfico desde el arranque del sexenio calderonista– dejó una cauda de sospechas en el estado de Morelos, histórico feudo de importantes cárteles de la droga.

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