¿Al diablo con el IFAI, IFE, CNDH y TRIFE?

Álvaro Cepeda Neri

En un desesperado arranque, ante sus intentos por alcanzar lo posible, López Obrador (quien ante el desastre calderonista tiene cada vez más razón en sus propuestas y críticas) expresó “¡al diablo con las instituciones!”. Ésta, como ese otro grito de guerra “¡ya cállate, chachalaca!”, que fue flecha certera al hablantín de Fox, le causó a su autor severas censuras de los círculos de la derecha y el PAN).

Y es que a decir verdad, no pocas de nuestras vetustas instituciones se han degenerado más, no tanto por el paso del tiempo, como porque sus funcionarios: ineptos, cómplices, corruptos, las llevan en un punto sin retorno, al desastre.

Cuando menos el IFE, la CNDH, el IFAI y el TRIFE (pudiendo agregarle: la Suprema Corte, la Fiscalía Superior de la Federación y la institución presidencial con su inoperante función: jefe de Estado, jefe de Gobierno, jefe de las Fuerzas Armadas y el chorro de facultades constitucionales y metaconstitucionales, o sea, las del abuso del poder) ya no sirven como están diseñadas ni como son electos o designados sus integrantes: por componendas en lo oscurito y no de transacciones a la vista y crítica de la opinión pública, conforme a un mínimo principio de publicidad planteado desde los textos políticos de Immanuel Kant.

El IFAI, TRIFE, CNDH e IFE son de muy reciente creación y ya parecen carcomidos, avejentados e inservibles para los fines que fueron implantados. Pero la mayoría de los que cobran millonarios sueldos y tienen prestaciones de reyes, son una banda de pillos y cómplices de los intereses creados por las élites (con mínima circulación, contra la propuesta o demanda implícita en lo que Wilfredo Pareto llamó “circulación de las élites”).

Las cúpulas del poder mutuamente se apoyan para imponerse y ese círculo vicioso lo integran las instituciones que deberían velar por acatar y hacer obedecer los resultados democráticos con sus fines republicanos.

Si no totalmente al diablo todas las instituciones, al menos al diablo con los bribones funcionarios encaramados en, además, Pronósticos Deportivos, Lotería Nacional (Blanco Tatto y Benjamín González, son lo mismo: cómplices y corruptos) y otras que no están cumpliendo con los fines impresos en sus leyes y reglamentos.

De esta manera, los ministros de la Corte, magistrados del TRIFE, órganos colegiados del IFE, los Tribunales Colegiados y de Circuito, la CNDH (ahora, por caprichos del PRD, errores del PRI y abusos del PAN) con su recién nombrado presidente que representa los intereses bastardos de El Yunque, Pro-Vida y el panismo más ortodoxolo, hacen lo que les da la gana.

Los mexicanos ya están hartos de que las instituciones, más por los funcionarios que las dirigen que por ellas mismas, las hayan convertido en abusos del poder al servicio de las complicidades e intereses creados de los de arriba, mientras nosotros, los de abajo padecemos sus embestidas. Así que: ¿al diablo las instituciones? Indudablemente sí: ¡al diablo con esas instituciones!

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