Las mujeres del SME armaron un plantón y llevan 14 días ayunando
Lydiette Carrión / El Periódico
Cuando las mujeres del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) pidieron ayuda a la primera dama, Margarita Zavala, ésta les dijo que fueran “creativas” para buscar un nuevo empleo. Entonces, le tomaron la palabra, explica Alejandra Ramos. Se pusieron creativas, armaron un plantón y se fueron a huelga de hambre.
Ahora llevan ya 14 días y empiezan a sentir los primeros signos de desgaste físico en las 10 mujeres que llevan 14 días ayunando. Algunas experimentan mareos y náuseas. Entonces se recuestan un rato hasta que se les pase, relata la esmeíta.
Alejandra, de 37, es visitada en el plantón por su esposo y sus dos hijos pequeños. Es cumpleaños de uno de ellos, por lo que van a ir a comer pastel. El niño pregunta si no lo pueden partir ahí, en el campamento. Su papá les explica que no, porque es una tentación para las huelguistas.
Los niños se retiran. Alejandra se despide de ellos. Lleva unos pants y maquillaje ligero. Relata que la propuesta de la huelga de hambre llegó después de que tocaron puertas en varios lados: cuando fueron a visitar a Zavala, y ella sólo les dijo que fueran creativas; a la secretaria de Energía, Gerogina Kesssel, quien repitió lo que dijo Calderón; a la líder del PRI, Beatriz Paredes, quien, aunque las trató de forma muy amable, no se comprometió a nada.
Y es que ser creativas no les ha ayudado a conseguir empleo, explica Alejandra. Ya que muchas empresas han boletinado a los electricistas. “Tienes un doble problema: la edad y ser del SME”. Después de los 35, no te contratan en ningún lado. Ella acudió a Walmart a solicitar empleo. El gerente les dijo que había un boletín que indicaba que no se podía contratar a nadie que viniera de Luz y Fuerza del Centro.
En el campamento de los cinco hombres que se sumaron a la iniciativa de sus compañeras, los testimonios no son diferentes. Rolando Moreno acudió a una fábrica situada en la calle de Artículo 123 número 92. Y después de “pasar más de una hora de letanía, en cuanto detectaron que éramos esmeítas, nos dieron las gracias”.
Lydiette Carrión / El Periódico
Cuando las mujeres del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) pidieron ayuda a la primera dama, Margarita Zavala, ésta les dijo que fueran “creativas” para buscar un nuevo empleo. Entonces, le tomaron la palabra, explica Alejandra Ramos. Se pusieron creativas, armaron un plantón y se fueron a huelga de hambre.
Ahora llevan ya 14 días y empiezan a sentir los primeros signos de desgaste físico en las 10 mujeres que llevan 14 días ayunando. Algunas experimentan mareos y náuseas. Entonces se recuestan un rato hasta que se les pase, relata la esmeíta.
Alejandra, de 37, es visitada en el plantón por su esposo y sus dos hijos pequeños. Es cumpleaños de uno de ellos, por lo que van a ir a comer pastel. El niño pregunta si no lo pueden partir ahí, en el campamento. Su papá les explica que no, porque es una tentación para las huelguistas.
Los niños se retiran. Alejandra se despide de ellos. Lleva unos pants y maquillaje ligero. Relata que la propuesta de la huelga de hambre llegó después de que tocaron puertas en varios lados: cuando fueron a visitar a Zavala, y ella sólo les dijo que fueran creativas; a la secretaria de Energía, Gerogina Kesssel, quien repitió lo que dijo Calderón; a la líder del PRI, Beatriz Paredes, quien, aunque las trató de forma muy amable, no se comprometió a nada.
Y es que ser creativas no les ha ayudado a conseguir empleo, explica Alejandra. Ya que muchas empresas han boletinado a los electricistas. “Tienes un doble problema: la edad y ser del SME”. Después de los 35, no te contratan en ningún lado. Ella acudió a Walmart a solicitar empleo. El gerente les dijo que había un boletín que indicaba que no se podía contratar a nadie que viniera de Luz y Fuerza del Centro.
En el campamento de los cinco hombres que se sumaron a la iniciativa de sus compañeras, los testimonios no son diferentes. Rolando Moreno acudió a una fábrica situada en la calle de Artículo 123 número 92. Y después de “pasar más de una hora de letanía, en cuanto detectaron que éramos esmeítas, nos dieron las gracias”.
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