Francisco Rodríguez
SIN RUMBO. SIN timonel. Sin destino. El país, de acuerdo a la recopilación hemerográfica de don Emilio Treviño –en la que se recogen opiniones sobre la verdadera situación económica de la nación--, ha perdido otro sexenio más. El segundo al hilo.
Porque, en el tenor de esa investigación, el 16 de octubre, en el diario El Financiero, podíamos leer que “la pronta recuperación de los mercados no está sustentada en la realidad económica, que aún muestra débiles señales de recuperación. Si las cosas siguen así, podremos ver una recuperación en `W´ y una nueva caída. Realmente la economía global y la de Estados Unidos está relativamente frágil a causa de errores de política económica, cual afirma Jorge Pinto, catedrático de la Universidad de Pace en Nueva York. Explica que la recuperación de la economía no va en la dirección correcta, pues el déficit de Estados Unidos podría ocasionar una subida de impuestos que termine por desalentar la inversión y la generación de empleos”.
Sobre el mismo punto advertía Armando Paredes, dirigente del Consejo Coordinador Empresarial, según apuntaba Isabel Becerril, también en El Financiero, el 16 de octubre: “En el sector privado hay incertidumbre y preocupación porque la recuperación económica en México será en forma de W y porque el consumo cayó. La mejoría que presentará a finales de 2009 estará en riesgo para 2010, cuando el gobierno de Estados Unidos deje de inyectar a su economía recursos con sus programas anticíclicos…. No sólo hay que tener presente que la venta de automóviles en el mercado de EU va a tardar años para alcanzar las cifras de antes de la recesión económica, sino también que los consumidores se han vuelto más cautelosos y están ahorrando. Por ello no habrá un jalón tan fuerte en estados unidos para ayudar a México a recuperarse rápidamente".
El 19 de octubre, la nota de Milenio podía resumirse como “a pesar de que en el último semestre del presente año se prevé que la actividad productiva en el país registre una mejoría, la recuperación de la economía no será vigorosa y dependerá principalmente del sector externo, advirtieron analistas”; en nota de Alberto Verdusco, refiriéndose al especialista Luis Flores, de IXE.
El 4 de noviembre, Enrique Quintana volvía a la carga en Reforma: “empieza a preocupar en México el riesgo de que la economía del país sufra otro tropezón en los próximos meses. (…) los datos son todavía insuficientes para asegurar que habrá una nueva caída, pero ya hay suficientes motivos para estar preocupados y pensar en que más allá del paquete económico, se requieren otras medidas para darle impulso a la inversión en México”.
Para amenizar tan gratificantes proyecciones, veamos la aportación de Ron Paul sobre la economía gringa, en Forbes del 16 de noviembre “podríamos tener un año o algo así de una economía creciendo levemente por encima del estancamiento, seguido de una caída en el crecimiento peor de lo que hemos visto en los dos años pasados”.
Para fabricar sus mentiras propagandísticas, el gobierno federal al parecer no leyó la nota de Viridiana Mendoza el 4 de noviembre en El Financiero: “en un reporte, Alfredo Coutiño, director de la subsidiaria de la calificadora Moody"s, señala que aunque la economía mexicana podría haber dejado la recesión en el tercer trimestre y encaminado hacia la recuperación, este proceso será lento y débil. Además, obedecerá a efectos aritméticos más que de fortaleza económica”.
Bueno, quizá todo lo anterior resumido se expresa magníficamente con la aseveración de los editores de la revistucha empresarial Líderes Mexicanos, quienes en su edición especial (tomo 158) de noviembre –sobre líderes- al hablar del dizque presidente del empleo Calderón declaran que "el papel mismo del presidente está en duda, como lo está su lugar en la historia. En estos tiempos se está decidiendo si en diez años lo estaremos recordando como el gran presidente o el líder de una administración mediocre, el responsable principal de otros seis años perdidos".
Falta todavía glosar las recientes declaraciones del Nobel Joseph Stiglitz, pero mientras tanto, usted, ¿cómo recordará a Calderón?
Índice Flamígero: “Revolución es el recurso colectivo de las armas, para derribar opresiones ilegítimas y reconstruir la sociedad sobre las bases de economía sana y de moral elevada. La fundamental justificación de los sacrificios que demanda una revolución, es que ella sea medio para crear un estado social más justo y más libre que el régimen que se ha destruido, o se intenta destruir. En las revoluciones verdaderas, la táctica suele ser extremista, pero el objetivo tiene que ser prudente. De otra manera, el abuso provoca la reacción y empeora, a la larga, las cosas, en vez de corregirlas. Por eso, toda revolución que lo es de verdad, combate y destruye; pero sólo mientras está en las barricadas. Desde que se constituye en gobierno una revolución, tiene que volverse creadora y serena, constructiva y justa. La revolución prolongada deja de ser medida de higiene social, para convertirse en desorganización y en decadencia. La revolución permanente no es otra cosa que la confesión del fracaso de quien no supo usar la fuerza, no acertó a organizarla en programa, de acuerdo con la realidad y las circunstancias”: José Vasconcelos.
SIN RUMBO. SIN timonel. Sin destino. El país, de acuerdo a la recopilación hemerográfica de don Emilio Treviño –en la que se recogen opiniones sobre la verdadera situación económica de la nación--, ha perdido otro sexenio más. El segundo al hilo.
Porque, en el tenor de esa investigación, el 16 de octubre, en el diario El Financiero, podíamos leer que “la pronta recuperación de los mercados no está sustentada en la realidad económica, que aún muestra débiles señales de recuperación. Si las cosas siguen así, podremos ver una recuperación en `W´ y una nueva caída. Realmente la economía global y la de Estados Unidos está relativamente frágil a causa de errores de política económica, cual afirma Jorge Pinto, catedrático de la Universidad de Pace en Nueva York. Explica que la recuperación de la economía no va en la dirección correcta, pues el déficit de Estados Unidos podría ocasionar una subida de impuestos que termine por desalentar la inversión y la generación de empleos”.
Sobre el mismo punto advertía Armando Paredes, dirigente del Consejo Coordinador Empresarial, según apuntaba Isabel Becerril, también en El Financiero, el 16 de octubre: “En el sector privado hay incertidumbre y preocupación porque la recuperación económica en México será en forma de W y porque el consumo cayó. La mejoría que presentará a finales de 2009 estará en riesgo para 2010, cuando el gobierno de Estados Unidos deje de inyectar a su economía recursos con sus programas anticíclicos…. No sólo hay que tener presente que la venta de automóviles en el mercado de EU va a tardar años para alcanzar las cifras de antes de la recesión económica, sino también que los consumidores se han vuelto más cautelosos y están ahorrando. Por ello no habrá un jalón tan fuerte en estados unidos para ayudar a México a recuperarse rápidamente".
El 19 de octubre, la nota de Milenio podía resumirse como “a pesar de que en el último semestre del presente año se prevé que la actividad productiva en el país registre una mejoría, la recuperación de la economía no será vigorosa y dependerá principalmente del sector externo, advirtieron analistas”; en nota de Alberto Verdusco, refiriéndose al especialista Luis Flores, de IXE.
El 4 de noviembre, Enrique Quintana volvía a la carga en Reforma: “empieza a preocupar en México el riesgo de que la economía del país sufra otro tropezón en los próximos meses. (…) los datos son todavía insuficientes para asegurar que habrá una nueva caída, pero ya hay suficientes motivos para estar preocupados y pensar en que más allá del paquete económico, se requieren otras medidas para darle impulso a la inversión en México”.
Para amenizar tan gratificantes proyecciones, veamos la aportación de Ron Paul sobre la economía gringa, en Forbes del 16 de noviembre “podríamos tener un año o algo así de una economía creciendo levemente por encima del estancamiento, seguido de una caída en el crecimiento peor de lo que hemos visto en los dos años pasados”.
Para fabricar sus mentiras propagandísticas, el gobierno federal al parecer no leyó la nota de Viridiana Mendoza el 4 de noviembre en El Financiero: “en un reporte, Alfredo Coutiño, director de la subsidiaria de la calificadora Moody"s, señala que aunque la economía mexicana podría haber dejado la recesión en el tercer trimestre y encaminado hacia la recuperación, este proceso será lento y débil. Además, obedecerá a efectos aritméticos más que de fortaleza económica”.
Bueno, quizá todo lo anterior resumido se expresa magníficamente con la aseveración de los editores de la revistucha empresarial Líderes Mexicanos, quienes en su edición especial (tomo 158) de noviembre –sobre líderes- al hablar del dizque presidente del empleo Calderón declaran que "el papel mismo del presidente está en duda, como lo está su lugar en la historia. En estos tiempos se está decidiendo si en diez años lo estaremos recordando como el gran presidente o el líder de una administración mediocre, el responsable principal de otros seis años perdidos".
Falta todavía glosar las recientes declaraciones del Nobel Joseph Stiglitz, pero mientras tanto, usted, ¿cómo recordará a Calderón?
Índice Flamígero: “Revolución es el recurso colectivo de las armas, para derribar opresiones ilegítimas y reconstruir la sociedad sobre las bases de economía sana y de moral elevada. La fundamental justificación de los sacrificios que demanda una revolución, es que ella sea medio para crear un estado social más justo y más libre que el régimen que se ha destruido, o se intenta destruir. En las revoluciones verdaderas, la táctica suele ser extremista, pero el objetivo tiene que ser prudente. De otra manera, el abuso provoca la reacción y empeora, a la larga, las cosas, en vez de corregirlas. Por eso, toda revolución que lo es de verdad, combate y destruye; pero sólo mientras está en las barricadas. Desde que se constituye en gobierno una revolución, tiene que volverse creadora y serena, constructiva y justa. La revolución prolongada deja de ser medida de higiene social, para convertirse en desorganización y en decadencia. La revolución permanente no es otra cosa que la confesión del fracaso de quien no supo usar la fuerza, no acertó a organizarla en programa, de acuerdo con la realidad y las circunstancias”: José Vasconcelos.
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