Teodoro Rentería Arróyave
Bien a bien, no sabemos si el Presidente, Felipe Calderón Hinojosa ha recibido otro revés seguido del que le infringió la Suprema Corte de Justicia de la Nación al suprimirle toda facultad en relación con las telecomunicaciones o bien el Senado de la República le enmendó la plana ante una decisión que más parece demagógica que un verdadero ahorro en las finanzas públicas.
Este lunes, el pleno del la Cámara alta a propuesta de la bancada del Partido Revolucionario Institucional desechó por totalmente incorrecta la cancelación de la Secretarías de la Función Pública, Reforma Agraria y Turismo.
Como es del dominio público, Calderón Hinojosa, muy mal aconsejado por su anterior secretario de Comunicaciones, Luis Téllez Kuenzler, quien por cierto fue separado de su cargo por un escándalo interno con una subsecretaria a la que a su vez también la separaron del puesto, sin tener atribuciones legislativas trasladó las facultades sobre telecomunicaciones, sobre todo lo referente a concesiones de radio y televisión, a su secretario de despacho, en otras palabra, se las otorgo así mismo.
Así fue, la Cámara de Diputados interpuso la controversia constitucional y la ganó ante la sentencia definitiva de la Suprema Corte y quien perdió el juicio fue Felipe Calderón Hinojosa.
En el momento preciso en que ya no fue posible sostener el falso diagnostico del catarrito de su secretario de Hacienda, Agustín Cartens, Calderón Hinojosa nos salió con un decálogo para enfrentar la más grave crisis que se ha presentado en nuestro país desde la recesión estadounidense del 2009, y dentro de esos puntos se contemplaba el desmantelamiento de la las secretarías mencionadas.
El engaño se descubrió en el propio proyecto de decreto de la reforma correspondiente a la Ley Orgánica de la Administración Pública, puesto que lo único que hacía era trasladar las funciones y los empleados de las mismas secretarías a desaparecer a otras dependencias.
Los senadores se percataron de que era una simple artimaña demagógica, puesto que no había ahorro sustancial y sí una cancelación de las importantes atribuciones y tareas de esas secretarías.
La secretaría de Turismo, que por cierto es la que mas divisas genera al país, se convertiría según el Ejecutivo en una subsecretaría de la Economía; con la de la Reforma Agraria sucedía los mismo en la Secretaría de Agricultura, y finalmente, la de la Función Pública se convertiría en un elefante blanco llamada Contraloría, dependiendo directamente de la Presidencia de la República, eso sí, con un grueso presupuesto.
Era una cancelación anunciada, desde el mismo momento en que la Cámara de Diputados les otorgó en la Ley de Egresos 2010 sus presupuestos a esas secretarias, estaba definido que la iniciativa de reformas había nacido muerta.
Lo han dicho los diputados y los expertos: si realmente Calderón quiere ahorrar en el gasto público, no hay de otra que enflaquecer a la gordinflona burocracia con altos puestos generados tanto en el gobierno de Vicente Fox Quesada como en el actual del michoacano.
Suprimir más de mil ochocientos mandos medios y superiores entre jefes, directores y subsecretarios, es el único camino del ahorro, lo demás, es simple demagogia.
Bien a bien, no sabemos si el Presidente, Felipe Calderón Hinojosa ha recibido otro revés seguido del que le infringió la Suprema Corte de Justicia de la Nación al suprimirle toda facultad en relación con las telecomunicaciones o bien el Senado de la República le enmendó la plana ante una decisión que más parece demagógica que un verdadero ahorro en las finanzas públicas.
Este lunes, el pleno del la Cámara alta a propuesta de la bancada del Partido Revolucionario Institucional desechó por totalmente incorrecta la cancelación de la Secretarías de la Función Pública, Reforma Agraria y Turismo.
Como es del dominio público, Calderón Hinojosa, muy mal aconsejado por su anterior secretario de Comunicaciones, Luis Téllez Kuenzler, quien por cierto fue separado de su cargo por un escándalo interno con una subsecretaria a la que a su vez también la separaron del puesto, sin tener atribuciones legislativas trasladó las facultades sobre telecomunicaciones, sobre todo lo referente a concesiones de radio y televisión, a su secretario de despacho, en otras palabra, se las otorgo así mismo.
Así fue, la Cámara de Diputados interpuso la controversia constitucional y la ganó ante la sentencia definitiva de la Suprema Corte y quien perdió el juicio fue Felipe Calderón Hinojosa.
En el momento preciso en que ya no fue posible sostener el falso diagnostico del catarrito de su secretario de Hacienda, Agustín Cartens, Calderón Hinojosa nos salió con un decálogo para enfrentar la más grave crisis que se ha presentado en nuestro país desde la recesión estadounidense del 2009, y dentro de esos puntos se contemplaba el desmantelamiento de la las secretarías mencionadas.
El engaño se descubrió en el propio proyecto de decreto de la reforma correspondiente a la Ley Orgánica de la Administración Pública, puesto que lo único que hacía era trasladar las funciones y los empleados de las mismas secretarías a desaparecer a otras dependencias.
Los senadores se percataron de que era una simple artimaña demagógica, puesto que no había ahorro sustancial y sí una cancelación de las importantes atribuciones y tareas de esas secretarías.
La secretaría de Turismo, que por cierto es la que mas divisas genera al país, se convertiría según el Ejecutivo en una subsecretaría de la Economía; con la de la Reforma Agraria sucedía los mismo en la Secretaría de Agricultura, y finalmente, la de la Función Pública se convertiría en un elefante blanco llamada Contraloría, dependiendo directamente de la Presidencia de la República, eso sí, con un grueso presupuesto.
Era una cancelación anunciada, desde el mismo momento en que la Cámara de Diputados les otorgó en la Ley de Egresos 2010 sus presupuestos a esas secretarias, estaba definido que la iniciativa de reformas había nacido muerta.
Lo han dicho los diputados y los expertos: si realmente Calderón quiere ahorrar en el gasto público, no hay de otra que enflaquecer a la gordinflona burocracia con altos puestos generados tanto en el gobierno de Vicente Fox Quesada como en el actual del michoacano.
Suprimir más de mil ochocientos mandos medios y superiores entre jefes, directores y subsecretarios, es el único camino del ahorro, lo demás, es simple demagogia.
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