Los derechistas PRI y PAN se imponen siempre, ¿por qué la SD llora como cobarde en vez de movilizar?

Pedro Echeverría V.

1. Los partidos de la derecha proempresarial, PAN y PRI, acaban de aprobar en el congreso la repartición del presupuesto después de que hace una semana hicieron lo mismo con la ley de ingresos. ¿Adivinan, como año tras año se registra, a qué sectores favorecieron? Se sigue abandonando a la salud, a la educación, a la inversión social, a todo lo que tenga que ver con los sectores mayoritarios; pero se fortalece más al ejército, a la policía y todo aquello que tenga que ver con la represión contra millones de obreros, campesinos, indígenas, estudiantes, que han estado protestando en las calles, campos y escuelas. ¿Es que alguien pensó ilusamente que podría ser de otra manera a pesar de que siempre ha sido lo mismo? ¿Para qué llorar año tras año nuestras derrotas si ya sabemos –por lo menos desde hace 80 años- que el parlamento sirve para un carajo?

2. Fidel Castro, para acceder al poder, tuvo que encabezar una revolución cruenta; Hugo Chávez necesitó organizar una rebelión y movimientos de masas; para Evo Morales fue indispensable lograr una gran movilización de los indígenas y acciones fuertes en las ciudades. El poder legislativo, por donde quiera vérsele, no ha servido para otra cosa más que para apoyar al sistema dominante y para hacer reformas que refuercen el sistema de explotación. Sin embargo ningún legislador de la derecha o de llamada oposición podrá negar que durante tres o seis –además de las reelecciones en otros cargos- se obtienen grandes privilegios y se vive sabrosamente de ellos. ¿Qué político “de oposición” puede renunciar al equivalente de 200 o 300 salarios de los que gana la mayoría de la población? Por eso los partidos de la vía parlamentaria cuentan con muchos adeptos.

3. La socialdemocracia (SD), que nació en los últimos 30 años del siglo XIX, planteó desde entonces que no era partidaria de la revolución social o de las transformaciones radicales, sino de la evolución social por medio de reformas dentro del mismo sistema capitalista. Por ese motivo escogió el parlamentarismo y los procesos electorales como única vía para lograr “aunque fueran pequeños cambios”. Por eso también dedicaron su tiempo –sin importarles los principios políticos e ideológicos- a las negociaciones y a los acuerdos entre los gobernantes y los grupos de poder. Se opusieron a radicales como Lenin y Rosa Luxemburgo, pero también a marxistas como Engels que aún vivía. La SD luego se extendió en el mundo y millones de diputados y muchos gobiernos han sido socialdemócratas sin haber tocado ni un pelo a la explotación capitalista.

4. ¿Por qué los distintos gobiernos destinan gigantescos presupuestos para los partidos políticos, a las campañas políticas, para realizar elecciones, para salarios y gastos de las instituciones electorales y por las quincenas y privilegios de los legisladores? Porque –así como el ejército con sus armas y su fuerza- los legisladores garantizan la continuidad del sistema capitalista. ¿Por qué a los escritores y periodistas “críticos” u opositores amaestrados o domesticados también se les entrega parte del presupuesto? Porque el sistema de dominación necesita de esas “válvulas de escape” para demostrar que en México la oposición tiene libertad. ¿No es acaso esa estrategia de “darle maicito o cargos a la llamada oposición y a los distintos grupos descontentos” –como ordenaba Díaz, más tarde Obregón- lo que mejor garantiza la estabilidad del sistema?

5. Recuerdo que en los años sesenta muchos especialistas en análisis políticos, como el francés Duverger, trataban de entender el sistema de dominación que había ejercido el PRI durante varias décadas. Sin establecer una dictadura personal y haciendo elecciones cada seis años, el PRI se daba el lujo de ejercer una dictadura de partido en nombre de la democracia, la justicia y la libertad. Se hablaba de las dictaduras de Franco, de Trujillo, de Somoza, de Stroernner, pero el PRI llevaba casi 40 años y nadie hablaba de dictadura mexicana; lo peor era que el 70 por ciento de la población no salía de la pobreza y los movimientos sociales como el de los ferrocarriles, campesinos, médicos y estudiantiles, eran reprimidos. Se preguntaban: ¿cómo entender el sistema político mexicano que es una dictadura pero se le llama democracia con justicia social?

6. Pasados ya más de 40 años de aquella visita de Duverger México sigue viviendo la misma dictadura de los empresarios representados por el PRI y por el PAN, pero no se le llama dictadura porque ahora hasta la socialdemocracia, del PRD y otros, está adentro del aparato de poder. ¿A quién sirven esos partidos si no a sus propios intereses? Se encontró la palabra “alternancia” para enmascarar a la misma dictadura de una clase política que a nadie representa porque está totalmente aislada de los problemas de la población. Vivimos ya nueve años de “alternancia” y la situación del país no solo no ha mejorado sino que ha empeorado para el 70 por ciento de la población: mucha más pobreza, mucho mayor desempleo, 500 mil mexicanos cruzan la frontera cada año hacia los EEUU, el ejército ocupa las calles y EEUU está fortaleciendo su presencia en el país.

7. ¿Qué sucedió durante la conquista de México y con los posteriores movimientos sociales como la Independencia, La Reforma, la Revolución y el Cardenismo? ¿Se acostumbró al pueblo mexicano a esperar –aunque fuera en la miseria y la opresión- que todas las cosas se decidan desde el gobierno, desde el poder de los hacendados o desde la clase patronal? o ¿Se acostumbró acaso –después de más de 100 años de dictadura de los políticos- a ver a los políticos como ajenos o enemigos de sus propios intereses? Quizá por ello se tengan que dilapidar miles de millones de pesos cada año para obligarlos o comprometerlos a votar como la vía más segura para legitimar el sistema. A pesar de que los electores no sepan nada sobre el sistema de dominación acuden a votar porque no pueden resistir los cañonazos de propaganda u de compra de voto.

8. Hoy nos queda la gran lucha encabezada por los electricistas del SME como si fuera la última esperanza con vida de los movimientos de masas aún no arrinconados o sometidos. Existen otros movimientos dispersos (entre ellos los de la heroica CNTE) y, por ello, sin la fuerza suficiente para confrontarse con el Estado. Si el fascista gobierno de Calderón y los priístas logran someter a los electricistas quizá tengamos que esperar otros 10 o 15 años sin una oposición seria de masas. La dictadura empresarial de Televisa, del PAN y del PRI –con el respaldo de la socialdemocracia- podrán dividirse la política y la economía mexicana con la mayor libertad posible; mientras tanto las luchas de los trabajadores del campo y la ciudad seguirán siendo masacradas y a sus líderes encarcelados. Por lo menos así ha sido en los últimos 60 años.

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