Samuel García / El Observador
El entonces candidato presidencial Francisco I. Madero decidió desde San Antonio, Texas, en su ya famoso Plan de San Luís que el 20 de noviembre de 1910 iniciaría una revolución armada en México en contra del régimen de Porfirio Díaz. Así inician formalmente una serie de movimientos políticos y sociales en diversas regiones del país que llevaría siete años después al nacimiento de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.
Han transcurrido 99 años desde aquella intrépida decisión de Madero que puso a México en la ruta de una profunda transformación que sentó las bases para la ulterior modernización del país en los años cuarenta, cincuenta y sesenta. Los mejores años de México.
Una transformación de esa misma magnitud se requiere ahora, después de tres décadas de escasos avances fundamentales. Con los retos del siglo XXI encima, no encuentro otra revolución más urgente y necesaria que siente bases para los cambios ulteriores, que una verdadera revolución educativa.
Si algo valioso ha perdido México en todos estos años es el rumbo de su educación pública y, con él, la capacidad de su gente para transformarse. Tenemos una muy mala educación que no va a cambiar con solo aventar dinero a los presupuestos públicos. Ya México invierte grandes cantidades con pésimos resultados.
No. Se requiere un cambio de fondo. Una verdadera revolución en las estructuras educativas. Y para ello, también se requiere a un Francisco I. Madero.
Sígale la pista…
1.CABILDERO DE LUJO. Vaya que si Luís Videgaray pagó con creces su llegada al Congreso. Y es que los recursos carreteros que el proyecto de presupuesto 2010 le asignaba al Estado de México -que gobierna su ex jefe Enrique Peña Nieto- crecieron en 1,565 millones de pesos. Un 200% más que los 773 millones originalmente ofrecidos. Finalmente la cantidad quedó en 2,338 millones, que representa el 5.9% del total del presupuesto carretero aprobado. Claro que mientras el Estado de México creció hacia ese porcentaje, otros estados –como Zacatecas, Sonora o Tabasco- vieron disminuir relativamente su rebanada del pastel. Ni hablar. En cabilderos, también hay pelajes.
2.INFORMACIÓN CONFIDENCIAL. Hoy a las 14:30 hrs el INEGI dará a conocer tanto la cifra del PIB al tercer trimestre del año (jul-sep) como el indicador global de la actividad económica a septiembre. Ya el presidente Felipe Calderón, desde hace dos semanas, adelantó el dato del PIB que, dijo, será de +2.7% en variación intertrimestral. Así que el Presidente le quitó el suspenso al final de la película de Eduardo Sojo. Esperamos que entre hoy y el martes 24, Los Pinos no adelante el dato del empleo a octubre que el INEGI debe dar a conocer ese día.
3.PUNZANTE OPINIÓN. El corresponsal de El País, Enric González, al recibir el premio de periodismo Francisco Cerecedo entregado por Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias, el martes en Madrid dijo: “Ya no hay que fiarse de las grandes empresas, tienen otros intereses. Habrán de ser los periodistas los que se organicen en cooperativas, en sociedades, como sea, para seguir haciendo información. Las empresas no son la prensa”. Allí está el debate. Por lo pronto, nada que agregar a lo dicho por González.
El entonces candidato presidencial Francisco I. Madero decidió desde San Antonio, Texas, en su ya famoso Plan de San Luís que el 20 de noviembre de 1910 iniciaría una revolución armada en México en contra del régimen de Porfirio Díaz. Así inician formalmente una serie de movimientos políticos y sociales en diversas regiones del país que llevaría siete años después al nacimiento de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.
Han transcurrido 99 años desde aquella intrépida decisión de Madero que puso a México en la ruta de una profunda transformación que sentó las bases para la ulterior modernización del país en los años cuarenta, cincuenta y sesenta. Los mejores años de México.
Una transformación de esa misma magnitud se requiere ahora, después de tres décadas de escasos avances fundamentales. Con los retos del siglo XXI encima, no encuentro otra revolución más urgente y necesaria que siente bases para los cambios ulteriores, que una verdadera revolución educativa.
Si algo valioso ha perdido México en todos estos años es el rumbo de su educación pública y, con él, la capacidad de su gente para transformarse. Tenemos una muy mala educación que no va a cambiar con solo aventar dinero a los presupuestos públicos. Ya México invierte grandes cantidades con pésimos resultados.
No. Se requiere un cambio de fondo. Una verdadera revolución en las estructuras educativas. Y para ello, también se requiere a un Francisco I. Madero.
Sígale la pista…
1.CABILDERO DE LUJO. Vaya que si Luís Videgaray pagó con creces su llegada al Congreso. Y es que los recursos carreteros que el proyecto de presupuesto 2010 le asignaba al Estado de México -que gobierna su ex jefe Enrique Peña Nieto- crecieron en 1,565 millones de pesos. Un 200% más que los 773 millones originalmente ofrecidos. Finalmente la cantidad quedó en 2,338 millones, que representa el 5.9% del total del presupuesto carretero aprobado. Claro que mientras el Estado de México creció hacia ese porcentaje, otros estados –como Zacatecas, Sonora o Tabasco- vieron disminuir relativamente su rebanada del pastel. Ni hablar. En cabilderos, también hay pelajes.
2.INFORMACIÓN CONFIDENCIAL. Hoy a las 14:30 hrs el INEGI dará a conocer tanto la cifra del PIB al tercer trimestre del año (jul-sep) como el indicador global de la actividad económica a septiembre. Ya el presidente Felipe Calderón, desde hace dos semanas, adelantó el dato del PIB que, dijo, será de +2.7% en variación intertrimestral. Así que el Presidente le quitó el suspenso al final de la película de Eduardo Sojo. Esperamos que entre hoy y el martes 24, Los Pinos no adelante el dato del empleo a octubre que el INEGI debe dar a conocer ese día.
3.PUNZANTE OPINIÓN. El corresponsal de El País, Enric González, al recibir el premio de periodismo Francisco Cerecedo entregado por Felipe de Borbón, Príncipe de Asturias, el martes en Madrid dijo: “Ya no hay que fiarse de las grandes empresas, tienen otros intereses. Habrán de ser los periodistas los que se organicen en cooperativas, en sociedades, como sea, para seguir haciendo información. Las empresas no son la prensa”. Allí está el debate. Por lo pronto, nada que agregar a lo dicho por González.
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