Francisco Rodríguez
DEJADO DE LA MANO de los empresarios, sin sustento popular y con una organización política (el PAN) dividida por él mismo, el señor Felipe Calderón está a punto de llegar a la mitad de su gestión –“haiga sido como haiga sido”-- en un estado de aparente catatonía: una ausencia total de reacción frente a estímulos exteriores y, ya casi, un rechazo total a hablar, retroalimentarse, moverse… Una manifestación propia de la esquizofrenia, cual podría ilustrarnos don José Antonio Lara Peinado.
Ya van casi tres años de no accionar.
Pareciera que habrá otros tres de no reaccionar.
En estos momentos, son otros quienes responden por él. Pero todo indicaría que lo hacen motu proprio. Sin línea. Sin consultarle cómo van a manifestarse ante los estímulos que desde adentro, pero también provenientes del exterior, zahieren a la fallida Administración.
Tal, como ejemplo, fue el reciente muy penoso caso del senador panista Gustavo Madero, quien preguntó sobre cuál jabón es el que patrocina las declaraciones del Nobel Stiglitz, sobre la interminable serie de estupideces que en el país se han llevado a cabo para –exitosamente, eso sí-- empeorar la crisis económica.
Así ven al país y a su propia gestión los señores del blanquiazul: cual una telenovela o soap opera en la que, peor todavía, ellos son actores improvisados, involuntarios, sin guión y sin saber cómo van a terminar: ¿Final de comedia? ¿O de tragedia?
Calderón está peor. Lleva meses sin reaccionar a la tragedia de la bodega incendiada en Hermosillo, Sonora. No reacciona ante el fracaso de su pretendida “guerra contra el narco”. Tampoco ante el brutal incremento de lo que han dado en llamar pobreza alimentaria.
Son decenas de niños muertos en un incendio provocado por la corrupción de su “gobierno”. Casi un millar de menores de edad caídos en el fuego cruzado por los ya casi 15 mil asesinatos que ha provocado su juego bélico. Millones de infantes condenados a la muerte o al retraso mental, por no tener qué comer.
Ni Herodes, en sus bíblicos tiempos.
¿Por qué no reacciona el ocupante de Los Pinos?
No es que esté ocupado leyendo. Ya dijo apenas que, en su posición, apenas si tiene tiempo para ojear diarios, revistas, estudios, proyectos, la Internet.
No escribe, es evidente. Le preparan discursos huecos, repetitivos, que luego él hace a un lado. Y ahí está lo peor: le da por improvisar. Acomete excesos oratorios que lo enfrentan a tirios y troyanos.
Tampoco se ocupa de dialogar o negociar con los factores reales de poder, mucho menos aún con sus opositores, por lo que se ve. Muchos de ellos, acostumbrados durante sexenios a llegar por las tardes a Los Pinos, se quejan ahora de no ser recibidos o siquiera citados a consensuar proyectos, y de que ni siquiera tienen diálogo con los secretarios del despacho del señor Calderón.
Además de estar trepado en aeronaves –helicópteros y jets de la casa presidencial--, aparte de las giras y giras y giras –dar vueltas--, ¿qué hace el ocupante de Los Pinos en las horas-hombre más caras que pagamos los contribuyentes mexicanos?
Un misterio. Un misterio que muchos tratan de resolver con versiones que todavía son más preocupantes. Un misterio que, incluso su señora esposa, trata de subsanar con un activismo público que, había dicho, no iba a acometer.
El señor Calderón está ausente.
Si Vicente Fox creó su Foxilandia, su sucesor parece estar a tono y a sus anchas en Catatonia.
Índice Flamígero: ¿Es contagioso? Causan amplio malestar en organismos cúpula del sector empresarial (CONCAMIN, CONCANACO y COPARMEX), los fuertes rumores de corrupción y prepotencia que envuelven a la figura de Sebastián Bernabé Fernández Cortina, director Sectorial Empresarial del INFONAVIT, quién ya logro la inconformidad y el consenso de los lideres empresariales, que ya no dudan en solicitar su renuncia irrevocable. Estas tres organizaciones son las que proponen y nombran al titular de esa dirección, la cual tienen como principal objetivo representar de manera eficiente con alta vocación de servicio, proactiva, propositiva e innovadora y ética en la toma de decisiones en un entorno tripartita y autónomo, en beneficio de los derechohabientes, acreditados y empresas aportantes al Instituto. Lo cierto es que Fernández Cortina no ha cumplido y seguramente en estos días lo sustituirán antes de que ensucie más a quienes lo propusieron.
DEJADO DE LA MANO de los empresarios, sin sustento popular y con una organización política (el PAN) dividida por él mismo, el señor Felipe Calderón está a punto de llegar a la mitad de su gestión –“haiga sido como haiga sido”-- en un estado de aparente catatonía: una ausencia total de reacción frente a estímulos exteriores y, ya casi, un rechazo total a hablar, retroalimentarse, moverse… Una manifestación propia de la esquizofrenia, cual podría ilustrarnos don José Antonio Lara Peinado.
Ya van casi tres años de no accionar.
Pareciera que habrá otros tres de no reaccionar.
En estos momentos, son otros quienes responden por él. Pero todo indicaría que lo hacen motu proprio. Sin línea. Sin consultarle cómo van a manifestarse ante los estímulos que desde adentro, pero también provenientes del exterior, zahieren a la fallida Administración.
Tal, como ejemplo, fue el reciente muy penoso caso del senador panista Gustavo Madero, quien preguntó sobre cuál jabón es el que patrocina las declaraciones del Nobel Stiglitz, sobre la interminable serie de estupideces que en el país se han llevado a cabo para –exitosamente, eso sí-- empeorar la crisis económica.
Así ven al país y a su propia gestión los señores del blanquiazul: cual una telenovela o soap opera en la que, peor todavía, ellos son actores improvisados, involuntarios, sin guión y sin saber cómo van a terminar: ¿Final de comedia? ¿O de tragedia?
Calderón está peor. Lleva meses sin reaccionar a la tragedia de la bodega incendiada en Hermosillo, Sonora. No reacciona ante el fracaso de su pretendida “guerra contra el narco”. Tampoco ante el brutal incremento de lo que han dado en llamar pobreza alimentaria.
Son decenas de niños muertos en un incendio provocado por la corrupción de su “gobierno”. Casi un millar de menores de edad caídos en el fuego cruzado por los ya casi 15 mil asesinatos que ha provocado su juego bélico. Millones de infantes condenados a la muerte o al retraso mental, por no tener qué comer.
Ni Herodes, en sus bíblicos tiempos.
¿Por qué no reacciona el ocupante de Los Pinos?
No es que esté ocupado leyendo. Ya dijo apenas que, en su posición, apenas si tiene tiempo para ojear diarios, revistas, estudios, proyectos, la Internet.
No escribe, es evidente. Le preparan discursos huecos, repetitivos, que luego él hace a un lado. Y ahí está lo peor: le da por improvisar. Acomete excesos oratorios que lo enfrentan a tirios y troyanos.
Tampoco se ocupa de dialogar o negociar con los factores reales de poder, mucho menos aún con sus opositores, por lo que se ve. Muchos de ellos, acostumbrados durante sexenios a llegar por las tardes a Los Pinos, se quejan ahora de no ser recibidos o siquiera citados a consensuar proyectos, y de que ni siquiera tienen diálogo con los secretarios del despacho del señor Calderón.
Además de estar trepado en aeronaves –helicópteros y jets de la casa presidencial--, aparte de las giras y giras y giras –dar vueltas--, ¿qué hace el ocupante de Los Pinos en las horas-hombre más caras que pagamos los contribuyentes mexicanos?
Un misterio. Un misterio que muchos tratan de resolver con versiones que todavía son más preocupantes. Un misterio que, incluso su señora esposa, trata de subsanar con un activismo público que, había dicho, no iba a acometer.
El señor Calderón está ausente.
Si Vicente Fox creó su Foxilandia, su sucesor parece estar a tono y a sus anchas en Catatonia.
Índice Flamígero: ¿Es contagioso? Causan amplio malestar en organismos cúpula del sector empresarial (CONCAMIN, CONCANACO y COPARMEX), los fuertes rumores de corrupción y prepotencia que envuelven a la figura de Sebastián Bernabé Fernández Cortina, director Sectorial Empresarial del INFONAVIT, quién ya logro la inconformidad y el consenso de los lideres empresariales, que ya no dudan en solicitar su renuncia irrevocable. Estas tres organizaciones son las que proponen y nombran al titular de esa dirección, la cual tienen como principal objetivo representar de manera eficiente con alta vocación de servicio, proactiva, propositiva e innovadora y ética en la toma de decisiones en un entorno tripartita y autónomo, en beneficio de los derechohabientes, acreditados y empresas aportantes al Instituto. Lo cierto es que Fernández Cortina no ha cumplido y seguramente en estos días lo sustituirán antes de que ensucie más a quienes lo propusieron.
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