El problema no es denunciar o explicar de diversos modos el mundo, sino transformarlo

Pedro Echeverría V.

1. ¿Qué no se ha dicho o denunciado sobre la explotación, la miseria y la corrupción en el sistema capitalista? ¿Cuántos libros, folletos, periódicos, se han llenado con análisis económicos, políticos, jurídicos que casi de nada han servido? ¿Hasta cuándo los científicos, periodistas, intelectuales, escritores, dedicarán su tiempo a analizar y demostrar que el sistema capitalista es absolutamente injusto en todos los campos, pero sin señalar los métodos para transformarlo? Por eso Marx planteó en 1845, como ideas previas a los que sería su Manifiesto Comunista, su onceava tesis sobre el filósofo Feuerbach que dice: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero lo que se trata es de transformarlo”. Además de su enorme obra intelectual, Marx se dedicó a construir un gran movimiento internacional contra el capitalismo.

2. Es obvio que no se trata simplemente de denunciar las cosas y de plantear propuestas de solución para componer o hacer más eficiente la explotación capitalista. No se trata de aceitar la maquinaria capitalista para que sea más llevadera o haga menos dolorosa la explotación, sino que se trata de demostrar que mientras exista el trabajo asalariado y la acumulación capitalista la explotación y la miseria de la mayoría de la población no podrán desaparecer. Denunciar lo negativo que se registran en los servicios de salud y de educación; combatir la carestía y los salarios miserables; denunciar el robo del presupuesto y la corrupción de las instituciones; propagar que empresarios, clero gobierno, etcétera, son funestos, es necesario, pero no es suficiente. Se requiere encontrar las ideas que lleven a la organización de los trabajadores para combatir al capital.

3. En las últimas dos semanas el gobierno tomó militarmente el sindicato de electricistas y cesó en sus labores a 44 mil obreros; impuso –junto con los legisladores- una ley de ingresos totalmente lesiva a los intereses del pueblo; ha impedido la visita de un representante internacional sobre derechos humanos; ha sabido del asesinato de otro periodista (México ocupa primer lugar en estos casos) y, para resumir los males, un poderoso personaje panista –presidente de los multimillonarios de Monterrey- ha llamado a formar grupos paramilitares que asesinen a los llamados “delincuentes”, mandando matar –como ejemplo- a los primeros. Así como estos casos de las últimas dos semanas, se han registrado y repetidos miles de casos que se denuncian, se argumentan y ocupan miles de planas; pero el gobierno sigue tan campante como antes.

5. El caso del presidente municipal fascista de Nuevo León es realmente preocupante. No es el primero ni será el último porque se ha desarrollado una fuerte corriente ultraderechista que exige la pena de muerte, la cárcel perpetua y todos aquellos castigos racistas que logren eliminar a los desempleados y miserables desesperados por un ingreso. Pero también preocupa la política nacional racista que ha desaparecido de un plumazo, usando al ejército y toda la fuerza del Estado, la empresa de Luz y Fuerza del Centro y a los 44 mil trabajadores que laboraban en ella. Se han realizado miles de denuncias, se han publicado estudios demostrando lo injusto de la medida, pero el gobierno, a quien siempre le ha importado un bledo las razones, ha estado liquidando individualmente a los trabajadores. ¿Para qué sirven las denuncias sin combatir en serio?

6. ¿Cómo asegurar que los electricistas, los mineros, la APPO, los campesinos de Atenco, los indígenas zapatistas, los profesores de la CNTE, los lópezobradoristas, etcétera, ganen sus luchas y obliguen a la clase política a no volverlos a perseguir o reprimir? Los gobiernos y los empresarios reprimen siempre a los débiles, a los que no tienen fuerza y están desorganizados, pero respetan a los poderosos, a los más ricos que siempre cuentan con organizaciones empresariales. ¿Piensa acaso algún tonto que valen los diálogos y las razones jurídicas o políticas en las sociedades divididas en clases sociales? ¿Puede olvidarse que las leyes, las Constituciones, los tres poderes, los medios de información, están muy bien constituidos para salvar al sistema por encima de cualquier protesta y lucha? La única salida es la organización y la lucha de masas.

7. No se vislumbra por lado alguno que la situación del país pudiera componerse, por el contrario tiende a empeorar porque la nación está siendo saqueada por 400 gigantescos empresarios y políticos protegidos por el Estado para hacer grandes negocios sin siquiera pagar algún impuesto por ellos. Al mismo presidente ilegítimo Calderón –en un momento de nerviosismo porque veía que no le aprobarían su propuesta de Presupuesto- denunció que los empresarios más ricos (desde hace muchos años) sólo pagan el 1.17% de impuestos y a la mayoría de ellos se les devuelve. El presidente tuvo luego que correr tras ellos para pedirles perdón. Todo ello, y mucho más, es bien conocido por parte de la población, pero el presidente sigue en su cargo como si nada pasara; aún más sigue impulsando a las fuerzas derechistas para que sigan imponiendo sus programas.

8. Es realmente inexplicable que hayan tantas quejas y denuncias de humillaciones y malos tratos que sólo han quedado en dolorosas lamentaciones que, incluso, llegan a lloriqueos. La mayoría de los mexicanos habla todos los días, durante muchas horas, de las injusticias provocadas por las políticas de gobierno, por la miseria y la desesperación que vive el país. Quizá en eso se entretienen para desahogarse y poder continuar con su labor. ¿Qué más les queda si nunca han vivido la organización política para protestar y salir a la calle? Basta ya de denuncias –porque son insuficientes- que se repiten por todos los medios hasta el cansancio; basta ya de nos sigamos lamentando de nuestra miseria y de la opresión que se vive en el país sin dar pasos hacia la organización de protestas. Profundicemos la propaganda política, pero hacia la organización de los trabajadores.

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