Francisco Rodríguez
“ESTAMOS TODOS MUY locos, pibe”, me dice cada noche mi muy querida Leonor, al hacer juntos un recuento de las noticias del día, de sus protagonistas y de quiénes y cómo nos las comunican. Cierto, mi estimada y nunca bien ponderada doctora, traemos más de un tornillo suelto.
Porque, “mirá vos” que si esa “herramienta del capitalismo” que es la revista Forbes, nos sale ahora con la historia de que Joaquín El Chapo Guzmán es uno de los 67 líderes del planeta –uno por cada 100 millones de habitantes-- que más poder ejercen, es como para que todos nos preguntemos si no equivocamos la profesión. Eso, claro, después de leer también que el mayor de los apologistas del crimen es un cercano colaborador de Felipe Calderón, ni más ni menos que el coordinador de Inteligencia (jejeje) de la Policía Federal, Luis Cárdenas Palomino, quien apenas soltó la gansada --muy al estilo de Jeffrey (Paco) Jones--, de que los criminales han ofrecido a nuestros jóvenes lo que la sociedad y el Estado les han regateado: “trabajo y oportunidades y un sentido de identidad… una dignidad… (y) algo que es más grave: la oportunidad de una revancha social…”.
Sí, Leonor, “estamos todos muy locos”.
Tan orates como para atrevernos a comentar cómo es que la familia Calderón pareciera estar cobrando a la familia Zavala, eso de las agendas separadas de sus dos más prominentes miembros. Porque, “mirá vos, mina”, el hecho de que haya sido la cuñada, esa petisa morenita a quien motejan Cocoa, quien haya jalado la cobija a la (mal) llamada Primera Dama, no escapa de la doble intención, sobre todo ahora que los rumores vuelan y hablan de cabañas –ya no camas-- también separadas, y la presencia ahí de la señora madre de uno de ellos, para cuidarlos, para que no se sigan agrediendo uno al otro.
Estaríamos aún más locos, Leonor, si nos tragamos la píldora del “destape” de Margarita Zavala como candidata panista al gobierno de Michoacán, de donde ni siquiera ella es oriunda. Y no, todavía no llegamos a tales niveles de demencia como para no entender que tal no es sino el “arreglo” público de cuentas pendientes que son del ámbito privado.
Chocamos tú y yo, Leonor, con el asunto del SME. Tú hablas de corrupción en ambos bandos. El oficial y el sindical. Y te preguntas el porqué el líder gremial no cita a responder a los directivos de la desaparecida Luz y Fuerza. Porque son cómplices, me dices, tú que conoces de cerca esos dos lados de la misma moneda. Yo te alego que no puede combatirse la ilegalidad con otra ilegalidad. Que no se puede acabar la corrupción con más corrupción. No llegamos a un acuerdo. Y eso me complace. Porque tal implica que noche a noche –sin faltar una sola, eh-- volveremos a lo mismo.
No te comenté apenas otra de nuestras locuras cotidianas. Las de las nalgas de Alejandra Guzmán, la rockera que “tuvo a México en vilo”, a la espera de que le fuesen salvadas, para gloria y prez del show-biz que nos receta Televisa. Para ellas ya hay persecución de culpables. ¡Qué contraste con el caso de los 49 niños asesinados en la maldita guardería de Hermosillo!, ¿no crees, mi rubita galena?
Dice don Martín Vélez, entre otras cosas muy profundas e interesantes, que, las nalgas de la Guzmán valen más que esos infantes ahora en el Cielo o los muchos más que se quedaron a sufrir en este infierno: “A los ojos de los gobernantes (Calderón, Bours, Padrés, Gándara) los niños fallecidos o heridos y sus familiares fueron y son mexicanos de segunda. Por ello el juez federal que atiende el caso fijó, para los dueños de la bodega-guardería, una fianza de dos mil pesos. $ 40.82 por niño. Cuarenta pesos por cada vida perdida. Por eso Padrés se dio el lujo de ratificar a Abel Murrieta, el procurador de Bours. Por eso Calderón, en su reciente visita, ignoró (otra vez) a los padres de los niños fallecidos. Es que no se apellidan Gómez del Campo... ni siquiera Guzmán.”
Y sí, “estamos todos muy locos, pibita”.
“Mirá” que si Slim es más poderoso que el Papa, ahora sí ya nos jodimos con las tarifas. ¡De locos!, ¿o no?
Índice Político: Escribe mi columnista asociado, el doctor José Antonio Lara Peinado sobre las mismas nalgas: “Los medios le dieron más cobertura a los glúteos de Alejandra Guzmán que a la marcha de miles de mexicanos. El asunto no es menor: la televisión y los comunicadores dejan ver su carácter sádico-anal, al enfocarse en presentar las declaraciones de una señora que por inyectarse salva sea la parte llegó al hospital. Y esto nos permite comprobar que para las televisoras, los manifestantes y los movimientos sociales, no valen absolutamente nada. Para ellos unos glúteos son más importantes que el país. Las televisoras tienen como estructura base una condición de analidad. Hemos de recordar que parte importante del desarrollo humano es la etapa en donde aprendemos a controlar esfínteres. Y que todo trastorno al respecto se manifiesta en la adultez con el dinero y con personas que quieren tener todo bajo control. Cuando alguien no piensa como ellos o no acepta lo que este tipo de personas dicen, explotan contra quien no quiere aceptar su control o, por el contrario, prefieren tardarse horas y horas discutiendo el porqué una artistilla se inyecta los glúteos. Morbosa y perversa tal cual es la televisión en México, enfrentó un repudio que le guste o no, está ya instalado en la mente de miles de mexicanos, más preocupados por lo que acontece en el país, que por las nalgas de una ‘artista’”.
“ESTAMOS TODOS MUY locos, pibe”, me dice cada noche mi muy querida Leonor, al hacer juntos un recuento de las noticias del día, de sus protagonistas y de quiénes y cómo nos las comunican. Cierto, mi estimada y nunca bien ponderada doctora, traemos más de un tornillo suelto.
Porque, “mirá vos” que si esa “herramienta del capitalismo” que es la revista Forbes, nos sale ahora con la historia de que Joaquín El Chapo Guzmán es uno de los 67 líderes del planeta –uno por cada 100 millones de habitantes-- que más poder ejercen, es como para que todos nos preguntemos si no equivocamos la profesión. Eso, claro, después de leer también que el mayor de los apologistas del crimen es un cercano colaborador de Felipe Calderón, ni más ni menos que el coordinador de Inteligencia (jejeje) de la Policía Federal, Luis Cárdenas Palomino, quien apenas soltó la gansada --muy al estilo de Jeffrey (Paco) Jones--, de que los criminales han ofrecido a nuestros jóvenes lo que la sociedad y el Estado les han regateado: “trabajo y oportunidades y un sentido de identidad… una dignidad… (y) algo que es más grave: la oportunidad de una revancha social…”.
Sí, Leonor, “estamos todos muy locos”.
Tan orates como para atrevernos a comentar cómo es que la familia Calderón pareciera estar cobrando a la familia Zavala, eso de las agendas separadas de sus dos más prominentes miembros. Porque, “mirá vos, mina”, el hecho de que haya sido la cuñada, esa petisa morenita a quien motejan Cocoa, quien haya jalado la cobija a la (mal) llamada Primera Dama, no escapa de la doble intención, sobre todo ahora que los rumores vuelan y hablan de cabañas –ya no camas-- también separadas, y la presencia ahí de la señora madre de uno de ellos, para cuidarlos, para que no se sigan agrediendo uno al otro.
Estaríamos aún más locos, Leonor, si nos tragamos la píldora del “destape” de Margarita Zavala como candidata panista al gobierno de Michoacán, de donde ni siquiera ella es oriunda. Y no, todavía no llegamos a tales niveles de demencia como para no entender que tal no es sino el “arreglo” público de cuentas pendientes que son del ámbito privado.
Chocamos tú y yo, Leonor, con el asunto del SME. Tú hablas de corrupción en ambos bandos. El oficial y el sindical. Y te preguntas el porqué el líder gremial no cita a responder a los directivos de la desaparecida Luz y Fuerza. Porque son cómplices, me dices, tú que conoces de cerca esos dos lados de la misma moneda. Yo te alego que no puede combatirse la ilegalidad con otra ilegalidad. Que no se puede acabar la corrupción con más corrupción. No llegamos a un acuerdo. Y eso me complace. Porque tal implica que noche a noche –sin faltar una sola, eh-- volveremos a lo mismo.
No te comenté apenas otra de nuestras locuras cotidianas. Las de las nalgas de Alejandra Guzmán, la rockera que “tuvo a México en vilo”, a la espera de que le fuesen salvadas, para gloria y prez del show-biz que nos receta Televisa. Para ellas ya hay persecución de culpables. ¡Qué contraste con el caso de los 49 niños asesinados en la maldita guardería de Hermosillo!, ¿no crees, mi rubita galena?
Dice don Martín Vélez, entre otras cosas muy profundas e interesantes, que, las nalgas de la Guzmán valen más que esos infantes ahora en el Cielo o los muchos más que se quedaron a sufrir en este infierno: “A los ojos de los gobernantes (Calderón, Bours, Padrés, Gándara) los niños fallecidos o heridos y sus familiares fueron y son mexicanos de segunda. Por ello el juez federal que atiende el caso fijó, para los dueños de la bodega-guardería, una fianza de dos mil pesos. $ 40.82 por niño. Cuarenta pesos por cada vida perdida. Por eso Padrés se dio el lujo de ratificar a Abel Murrieta, el procurador de Bours. Por eso Calderón, en su reciente visita, ignoró (otra vez) a los padres de los niños fallecidos. Es que no se apellidan Gómez del Campo... ni siquiera Guzmán.”
Y sí, “estamos todos muy locos, pibita”.
“Mirá” que si Slim es más poderoso que el Papa, ahora sí ya nos jodimos con las tarifas. ¡De locos!, ¿o no?
Índice Político: Escribe mi columnista asociado, el doctor José Antonio Lara Peinado sobre las mismas nalgas: “Los medios le dieron más cobertura a los glúteos de Alejandra Guzmán que a la marcha de miles de mexicanos. El asunto no es menor: la televisión y los comunicadores dejan ver su carácter sádico-anal, al enfocarse en presentar las declaraciones de una señora que por inyectarse salva sea la parte llegó al hospital. Y esto nos permite comprobar que para las televisoras, los manifestantes y los movimientos sociales, no valen absolutamente nada. Para ellos unos glúteos son más importantes que el país. Las televisoras tienen como estructura base una condición de analidad. Hemos de recordar que parte importante del desarrollo humano es la etapa en donde aprendemos a controlar esfínteres. Y que todo trastorno al respecto se manifiesta en la adultez con el dinero y con personas que quieren tener todo bajo control. Cuando alguien no piensa como ellos o no acepta lo que este tipo de personas dicen, explotan contra quien no quiere aceptar su control o, por el contrario, prefieren tardarse horas y horas discutiendo el porqué una artistilla se inyecta los glúteos. Morbosa y perversa tal cual es la televisión en México, enfrentó un repudio que le guste o no, está ya instalado en la mente de miles de mexicanos, más preocupados por lo que acontece en el país, que por las nalgas de una ‘artista’”.
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