Álvaro Cepeda Neri
El investigador barcelonés Teun A. van Dijk, autor de varios libros de análisis político, entre ellos el más reciente: Discurso y poder en Gedisa editorial, expresa que el poder de los órganos legislativo y ejecutivo (que en nuestro país son el Congreso General y la Presidencia de nuestra cada vez menos República y muy elementalmente democracia) no se ejerce “en la sociedad de manera general sino, más específicamente, para el abuso del poder, es decir, para los usos ilegítimos del poder de grupo y el poder de élite que conducen a la desigualdad y la injusticia sociales”.
Y este abuso se basa en manipular a la opinión pública a través de mentiras, como es ahora el caso del calderonismo y sus apoyos con el PAN a los que ha de adicionarse el colaboracionismo del PRI (una fracción de éste que controlan la señora Paredes y los más connotados salinistas, como Francisco Rojas).
Eso que establece la Constitución de que todos sus ciudadanos hemos de contribuir al sostenimiento de las finanzas públicas, no quiere decir que 100 millones de mexicanos (divididos entre quienes padecen hambruna, miserables, pobres y clase media empobrecida a los que se suman millones de desempleados), cooperen igual que los 400 dueños de la riqueza nacional y que son los ricos, millonarios y multimillonarios.
Lo que pasa es que la oligarquía y la plutocracia (los 5 mil políticos: legisladores, gobernadores, presidentes municipales, élite burocrática en cargos muy bien retribuidos y altos funcionarios judiciales) se han unido para sacar dinero a como dé lugar y al precio mismo de que, cuando menos la parte más consciente, menos manipulada y más decidida (las minorías resueltas) estén pensando en rebelarse.
La reciente aprobación de más impuestos y aumentos a los vigentes, es una prueba de que el abuso del poder está incontenible, a la luz de que la presidencia de Los Pinos está quebrada, que Pemex va que vuela a la quiebra y que el gasto para pagar a la élite gobernante es superior al gasto social.
Está en marcha la reducción de los subsidios para invertirlos en la educación pública, desde la enseñanza elemental hasta la superior. La gratuidad y el carácter laico de la misma están siendo aniquiladas, para favorecer la educación privada y favorecer que sólo los que tengan dinero sostengan la preparación de sus hijos.
El abuso del poder de 400 familias se ha impuesto a más de 100 millones de mexicanos que, supuestamente, tienen representantes en el Congreso General, pero realmente carecen de quienes defiendan sus intereses, orillándolo a tal empobrecimiento que la situación social es explosiva por todo el país y la élite económica y política parece no darse cuenta o no importarles.
Los impuestos para el año 2010, se van contra los trabajadores y los cautivos de la empobrecida clase media. Ricos, millonarios y multimillonarios, con sus 430 grandes empresas encabezadas por Televisa y TV-Azteca seguirán sin pagar al 100 por ciento. Es el abuso del poder. Y éste es un volcán a punto de estallar.
El investigador barcelonés Teun A. van Dijk, autor de varios libros de análisis político, entre ellos el más reciente: Discurso y poder en Gedisa editorial, expresa que el poder de los órganos legislativo y ejecutivo (que en nuestro país son el Congreso General y la Presidencia de nuestra cada vez menos República y muy elementalmente democracia) no se ejerce “en la sociedad de manera general sino, más específicamente, para el abuso del poder, es decir, para los usos ilegítimos del poder de grupo y el poder de élite que conducen a la desigualdad y la injusticia sociales”.
Y este abuso se basa en manipular a la opinión pública a través de mentiras, como es ahora el caso del calderonismo y sus apoyos con el PAN a los que ha de adicionarse el colaboracionismo del PRI (una fracción de éste que controlan la señora Paredes y los más connotados salinistas, como Francisco Rojas).
Eso que establece la Constitución de que todos sus ciudadanos hemos de contribuir al sostenimiento de las finanzas públicas, no quiere decir que 100 millones de mexicanos (divididos entre quienes padecen hambruna, miserables, pobres y clase media empobrecida a los que se suman millones de desempleados), cooperen igual que los 400 dueños de la riqueza nacional y que son los ricos, millonarios y multimillonarios.
Lo que pasa es que la oligarquía y la plutocracia (los 5 mil políticos: legisladores, gobernadores, presidentes municipales, élite burocrática en cargos muy bien retribuidos y altos funcionarios judiciales) se han unido para sacar dinero a como dé lugar y al precio mismo de que, cuando menos la parte más consciente, menos manipulada y más decidida (las minorías resueltas) estén pensando en rebelarse.
La reciente aprobación de más impuestos y aumentos a los vigentes, es una prueba de que el abuso del poder está incontenible, a la luz de que la presidencia de Los Pinos está quebrada, que Pemex va que vuela a la quiebra y que el gasto para pagar a la élite gobernante es superior al gasto social.
Está en marcha la reducción de los subsidios para invertirlos en la educación pública, desde la enseñanza elemental hasta la superior. La gratuidad y el carácter laico de la misma están siendo aniquiladas, para favorecer la educación privada y favorecer que sólo los que tengan dinero sostengan la preparación de sus hijos.
El abuso del poder de 400 familias se ha impuesto a más de 100 millones de mexicanos que, supuestamente, tienen representantes en el Congreso General, pero realmente carecen de quienes defiendan sus intereses, orillándolo a tal empobrecimiento que la situación social es explosiva por todo el país y la élite económica y política parece no darse cuenta o no importarles.
Los impuestos para el año 2010, se van contra los trabajadores y los cautivos de la empobrecida clase media. Ricos, millonarios y multimillonarios, con sus 430 grandes empresas encabezadas por Televisa y TV-Azteca seguirán sin pagar al 100 por ciento. Es el abuso del poder. Y éste es un volcán a punto de estallar.
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