Y lo dijo el presidente

Teodoro Rentería Arróyave

El grave problema económico o la brutal crisis que nos agobia, como mejor se le quiere mencionar, ha encontrado por parte del Gobierno federal o del propio presidente, Felipe Calderón Hinojosa dos estrategias que según sus perspectivas son únicas e irremplazables para superarla y por ello ha recurrido a lo más absurdo: el chantaje mediático.

Y son dos cuando menos los argumentos catastrofistas que expone sin tomar en cuenta que la amenaza a la sociedad se revierte porque el mismo pueblo se cobra con creces el agravio que avizora.

Está más que probado, que la ciudadanía sufragante decide en consonancia y a nombre del sentir general y aquí lo verdaderamente delicado es que en todos los casos es el propio Jefe del Ejecutivo el que sostiene la propuesta y el que argumenta en el chantaje.

Antaño se cuidaba hasta en lo más mínimo la figura y la imagen del primer mandatario, sus secretarios de despacho y todo colaborador daban la cara y cuando todo estaba planchado salía el Presidente de la República a recibir las palmas del respetable, ahora tal parece que al primero que hay que exponer a la derrota, al error e inclusive al escarnio es al propio huésped de Los Pinos.

Las estrategia son de todos conocidas: primera el aumento generalizado de impuestos que pega directamente, como siempre, a los causantes cautivos que incluye el calificado demagógicamente de “Impuesto a la Pobreza” o sea el 2 por ciento a toda adquisición de bienes y servicios, en otras palabras otro IVA disfrazado o un nuevo aumento al gravamen que incluye medicinas y alimentos.

La segunda, es la pretensión de Calderón de que los ahorros para el retiro de los trabajadores, las Afores financien proyectos de la iniciativa privada, según él en su propuesta al Congreso con esas reformas se “multiplicarán” por tres los recursos del sector. Los fondos se invertirían en instrumentos colocados por empresas de infraestructura en la bolsa. Mediante ese esquema concluye “todo mundo podrá ganar”, claro menos los pobres.

El primer argumento chantajista fue el sentido de que si no se aprueba su paquete económico para tapar el hoyo abierto por las últimas administraciones de 450 millones de pesos, los pobres tendrán que sustraerse de una de la tres comidas al día.

El segundo y más terrible, es la revelación a destiempo de que hay seis millones más de mexicanos en la miseria. Es decir, en su administración en ese porcentaje ha crecido la miseria, y no dudo en afirmar que estos datos muestran que el índice de personas en este país que se encuentra en esta situación, producto de la crisis alimentaria primero y luego por la crisis económica, pasara de 14 millones a casi 20 millones y de no hacerse “algo contundente”, la cifra crecerá cada día.

Dos propuestas inaceptables y dos argumentos chantajista igual de inadmisibles y lo sorprendente es que los dijo el señor presidente.

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