Paros y huelgas ferrocarrileras de 1958/59 y los electricistas que luchan 50 años después

Pedro Echeverría V.

1. La historia mexicana registra las luchas ferrocarrileras de 1958/59 como las más grandes batallas obreras del siglo XX. Todas las acciones que los obreros del ferrocarril, encabezados por uno de los líderes históricos más importantes –Demetrio Vallejo- fueron de enorme trascendencia, pero lo más importante como experiencia obrera, fueron los paros obreros sincronizados, la gran huelga y las elecciones unánimes a favor de Vallejo. La larga lucha comenzó en abril de 1958 en la sección 15 de la ciudad de México, se transformó el Plan Sureste con la fuerza de las secciones de Matías Romero, Tierra Blanca y Veracruz, y concluyó con la brutal represión que desató el presidente López Mateos el 27 y 28 de marzo de 1959 contra miles de obreros y Vallejo, su líder máximo. Es una experiencia que lo electricistas del SME pueden tener presente hoy.

2. En abril de 1958 gobernaba Adolfo Ruiz Cortines (ARC) y sólo le quedaban ocho meses para entregar el cargo a López Mateos, quien había sido su secretario del Trabajo y esperaba ser electo a la Presidencia. Desde 1956 ARC había venido reprimiendo los movimientos estudiantiles del Politécnico (invadido militarmente y cerrado como internado) y de la Nacional de Maestros, así como a los profesores de la sección IX encabezados por Othón Salazar que luchaban por democratizar al SNTE. Cortines, a pesar de que había iniciado una era de alta productividad (el llamado “desarrollo estabilizador”) sentía que la política se le iba de las manos cuando los obreros ferrocarrileros irrumpieron con el Plan Sureste y la Gran Comisión encabezada por Demetrio que rechazaron 200 pesos de aumento y exigieron 350 como demanda.

3. La campaña de prensa y radio, impulsada por el gobierno y los empresarios contra los obreros ferrocarrileros fue brutal. Se repetía que los obreros abusaban de su situación privilegiada y querían imponer sus caprichos al gobierno “democrático”. Aunque Fidel Castro aún no triunfaba en Cuba, las campañas anticomunistas de la llamada “Guerra Fría” en el mundo, eran gigantescas. Pero los dirigentes derrocas no se dejaron intimidar. El 26 de junio, tal como proclamaba el Plan Sureste, se paralizó durante dos horas todo el sistema ferroviario; el 27 el paro fue de cuatro horas; el 28 de seis horas y el 29 se prolongó por ocho horas. Ruiz Cortines hizo la propuesta de 215 pesos sin perjuicio de la revisión de noviembre. Se aceptó la propuesta porque en los hechos se les reconoció al no intervenir los líderes charros del sindicato.

4. El triunfo del Plan del Sureste fue indiscutible. El líder gobiernista del sindicato de ferrocarrileros (STFRM) Samuel Ortega, así como sus seguidores, habían caído en el más grande desprestigio, a pesar de la gran campaña anticomunista en los medios. Los miembros de la Gran Comisión instrumentaron un nuevo y decisivo paso: procedieron a organizar la VI Gran Convención que eligió a Vallejo secretario general y a Gómez Godínez al consejo de vigilancia; esto provocó la caída de Ortega y la imposición de otro charro: Salvador Quezada, pero la secretaría del Trabajo se negó a reconocer a Vallejo. El 19 de julio se realizó una enorme manifestación con la participación de miles de ferrocarrileros y el apoyo de maestros, electricistas, petroleros, telegrafistas, estudiantes; pero la Alameda Central se llenó de granaderos, policía montada, etcétera.

5. Los convencionistas adoptaron un plan de paros escalonados para lograr el reconocimiento de Vallejo. Al iniciarlos el 26 de julio, el gobierno llamó de inmediato a Vallejo para negociar; pero nada se resolvió y se reiniciaron los paros el 31 por dos horas; al día siguiente con tres horas; el 2 de agosto con 5 horas. Por la tarde agentes secretos y uniformados, con el apoyo del ejército, asaltaron las secciones 15,16,17 y 18 del DF en medio de una nube de gases lacrimógenos; arremetieron y golpearon con furia a las secretarias y trabajadores resultando muertos tres obreros, aprehendidos 200 y otros heridos e intoxicados. Se comenzó a recontratar a jubilados como esquiroles, es decir, para reemplazar a los huelguistas. Pero al día siguiente hubo un paro de telegrafistas y los electricistas y maestros amenazaron con huelgas de apoyo.

6. El gobierno dio pasos atrás, se rindió, y tuvo que aceptar la realización de elecciones sindicales en 15 días y el registro de Demetrio Vallejo. Se obtuvo la libertad de todos los presos, el regreso al trabajo de todos los cesados, el pago de los salarios caídos y retiro de las tropas de todos los locales sindicales. Producto de ese rotundo triunfo surgió aquella canción conocida como La Rielera (“Yo soy rielero, tengo mi Plan, es del Sureste, vamos a ganar y si me dicen vamos a parar, con gusto paramos, vamos a triunfar”) Así obtuvo vallejo la secretaría general del STFRM con la siguiente votación: 59,760 para él y nueve (9) para la planilla charra. Además en todos los estados de la República se derrocó del comité ejecutivo a todos los charros para ser encabezados por comités vallejistas. Fue entonces cuando los medios de información le bajaron un poco.

7. Así Vallejo, por primera vez en la historia de México, construyó un comité ejecutivo democrático e independiente que caería porque el gobierno de López Mateos, los grandes empresarios y el gobierno norteamericano trabajaron mucho para echarlo abajo mediante las calumnias y las provocaciones. Vallejo caería en una trampa tendida al preparar un nuevo movimiento de los ferrocarrileros del Pacífico, del Mexicano y Terminal de Veracruz, que habían quedado pendientes de revisión. Se le armó toda una provocación para que caiga en una trampa y el 28 de marzo de 1959 fue brutalmente aprehendido y encarcelado junto a más de dos mil obreros. Permaneció en la cárcel 11 años, cuatro meses y 11 días y se convirtió en importante bandera del movimiento estudiantil de 1968. Luego sería otra historia.

8. Los datos los extraigo de un libro -¡Nos llevó el tren! (Los ferrocarrileros de Yucatán)- que me publicó en 1999 la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Yucatán (AUDY)

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