La electrizante apuesta de Felipe

A Puerta Cerrada / Marcela Gómez Zalce

• El poder de la firma
• La calle y el termómetro social

A todos mis amigos, colaboradores y lectores por sus muestras de afecto y apoyo en estas últimas dos semanas.


Político que nade contra la corriente, mi estimado, terminará electrocutado. Vibrante la semana que comienza con las secuelas del golpe contra el sindicato de electricistas que le dio un toque al (des)gobierno de Felipe con la descomunal marcha de la semana pasada, donde se respiró un agravio social latente pero no sólo por las formas, que dijeron todo del fondo de las perversas intenciones de un estado fallido (rumbo al estallido) que ante su debacle y evidente fragilidad recurrió al manual fast track para darle flit a un sindicato que no le fue afín, sino porque este atractivo foco rojo está lejos de estar fundido o... confundido.

El simpático camino de (un dêja vú minero) la Secretaría del Trabajo (sucio) negando una Toma de Nota a Martín Esparza, donde además el (des)gobierno fue reconvenido por todos los partido políticos —con excepción, of course, del partido en el poder (del no poder)— en el Congreso para reconocer al líder del SME, solicitud que el gymboree (con minúsculas) y su jefecito se pasaron por salva sea la parte, a tomar por asalto con los desacreditados muchachos de García Luna las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro (LFC) y luego entonces pasar por el Decreto de la desaparición de la empresa, ha sido digno de la casa de la risa histérica, es decir, del sello presidencial.

Ese, my friend, que hace ilustre honor a lo que ha sido este tirano (des)gobierno donde prevalece el doble lenguaje, la simulación, la demagogia y la mentira como constante enarbolada por Felipe & his retards. Esos que el día de la toma de las instalaciones de LFC sonreían arrogantes por la limpieza de la operación quirúrgica en medio de la alegría bananera, perdón, futbolera, seguida de la distintiva operación mediática de los spin doctors para golpear al SME, cuyos trabajadores resultaron culpables de la mala administración, de las pésimas decisiones corporativas como la entrega de beneficios para que un selecto grupo de pasados no pague la luz y/o el subsidio de tarifas de una empresa… propiedad del (des)gobierno. Eso, además del risible discurso presidencial aduciendo que la ineficacia de LFC evitó la creación de cien mil empleos debilitando asimismo el crecimiento de la economía del barco de gran calado que navega electrizado ante la adversidad.

Chingón.

Felipe encontró culpable al sindicato una vez más haiga sido como haiga sido, y no habrá marcha atrás. Con el poder de su firma el cacareado presidente del empleo mandó a la calle a 40 mil familias alegando tranquilidad de conciencia. La instalación de una electrizante mesa para el diálogo estará vigente para que el gymboree presidencial gane tiempo y tenga la radiografía de los chantajes, perdón de nuevo (it´s monday), de las liquidaciones y al vencer el plazo, mi estimado, llevará a cabo su temeraria jugada.

Apostará al desgaste del SME. A que la solidaridad de sindicatos, organizaciones y sociedad con Esparza se vaya deteriorando en medio de una campaña mediática de desprestigio. A que el congelamiento de cuentas y cuotas los asfixie. Al posible hartazgo interno sumado a una infiltración de simpática di$idencia. Y entonces cerrarán el broche con las tradicionales órdenes de aprehensión para aplastar su movimiento…

Todo se ve de pelos en el tablero presidencial de la crisis eléctrica, aunque hay algunos problemitas que ayudarán a motivar la emoción presidencial.

El SME mostrará una capacidad de resistencia no sólo por lo aguerrido de sus miembros sino por la fuerza de sus convicciones. Mantenerse en la mesita de Gómez Mont distenderá la calle en momentos donde se junta el hambre con las ganas de comer con el estupendo asunto del paquetón fiscal, aunque de continuar el juego del Tío Lolo las plazas se irán calentando. No olvide, amable lector, que la calle es el verdadero termómetro.

Y éste muestra que la temperatura de la agitación social va peligrosamente in crescendo. Devela el talento federal para el tiradero y su capacidad de destrucción. Hoy todavía the usual suspects aplauden la valentía de Felipe que lleva al país al caos. A la crispación y la polarización. Caminos donde no hay salidas, ni de emergencia. Rutas de inminente colisión de crisis económica, de seguridad y de profunda molestia social.

Y falta agregarle a la mezcla, my friend, el movimiento internacional de poderosos sindicatos que aún no muestra su luz... ni fuerza.

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