Samuel R. García / uzkediam@gmail.com
En diferentes clases de la licenciatura de Ciencia Política he notado que mis compañeros y yo cuando nos hablan los profesores sobre democracia y derechos, nos sentimos hasta cierto punto ofendidos. La razón es porque hablar en México de esas dos cosas es hablar de mera simulación, a penitas sobrevivimos al presente régimen de corte neoliberal que nos deja lejos, pero muy lejos, del disfrute de una vida de libertad, igualdad y con una ciudadanía de acceso real al poder, a nuestro gobierno y, por lo tanto, al control de nuestro propio destino.
Las decisiones se toman desde arriba y para beneficiar a esos mismos grupos y personajes de arriba, nosotros los de abajo recibimos una educación limitada y mediocre, que conviene al mismo sistema de dominación y que difícilmente permitiría correr peligros a la clase capitalista asentada en nuestro territorio. Peor aún, por momentos da la impresión de que nos sentimos cómodos y aclimatados con semejante modelo porque saqueos van y vienen y no manifestamos reacción alguna en oposición a tal sometimiento.
Una dinámica cada día más común y que se ve en varias ciudades, es la de jóvenes que desde muy temprana edad son padres y sin planificación alguna, primero hacen hijos, abandonan sus estudios, sufren para conseguir empleo, cuando lo obtienen se conforman con una paga de miseria y así enfrentan en medio de tantas y tantas adversidades la aventura denominada “vida diaria”. ¿Pero cuál vida?, ¿Dónde está el sentido de existencia cuando se es un mero producto o mercancía desechable?
Los jóvenes deberíamos pensar más de una vez todo lo que hacemos, todo lo que decimos, todo lo que pensamos, para darnos cuenta si estamos realmente manifestando un comportamiento propio o nada más estamos como borreguitos caminando a donde nos dicen, sin reflexionar si vamos bien o vamos mal. No quiero que piensen que es malo o delito tener hijos, no lo es, pero si es grave que desperdiciemos nuestra vida en una lógica de consumo y de enajenación, donde lo que menos importa son nuestras metas y sueños. A lo único que aspiramos es a tener por ahí algún momento de felicidad efímera y que seguramente nos va a salir carísimo pagar, porque bajo el presente esquema de control todo tiene un precio, hasta los mismos sentimientos aunque sea lamentable decirlo, pero es así.
Quiero creer que aún hay alternativas para que nuestro país cambie, para que los actuales mafiosos de la clase política y los que están fuera de ese círculo, se vayan calmando y vayan pensando en cómo van a seguir manipulando, pues al menos nosotros los jóvenes estudiantes y no estudiantes, estamos “agarrando la onda” y creemos que hoy más que nunca tenemos una cita con la historia, una cita que quedó pendiente desde aquella ejemplar generación de 1968. Nosotros queremos retomar esa lucha y vencer, alcanzar la victoria, que no es otra cosa sino tener condiciones dignas de vida, recibir educación de verdad para contribuir al progreso y desarrollo del país.
Los chavos de ahora ya no nos quedamos callados en las aulas, cuestionamos a nuestros profesores y a los autores que (muchas veces por imposición y/o instrucción) revisamos en cada curso. Tenemos numerosas inquietudes, cuestionamos cada cosa hecha por el gobierno, incluso criticamos el trabajo de la izquierda y de la supuesta izquierda, esa que se siente muy cerca del corazón pero que anda jugando con las reglas de nuestros enemigos. Somos parte de un movimiento que a pesar del mundo globalizado mantiene una identidad guerrera, inquebrantable, no negociable y que va a conseguir adaptar al contexto actual (tanto global como local) las conquistas de nuestros jóvenes y de los demás sectores de la sociedad.
Está lucha no la vamos a dar solos, estamos acompañados por nuestros padres, por nuestros abuelos y por nuestros hijos, por todos aquellos mexicanos que han sido agraviados por estos malos gobiernos y que ya no solamente nos conformamos con marchar, vamos a paralizar el país, haremos nuestro mejor esfuerzo, somos una generación que piensa, que se organiza, que dice pero hace más… todo el mundo será testigo del surgimiento de la generación revolucionaria y de acción que dará mucho de qué hablar, pero principalmente contagiará el ánimo de transformar y de renovar.
¡Apoyemos la lucha de la clase trabajadora mexicana, a los electricistas, a los maestros, vamos todos hacia la huelga nacional y no claudiquemos, firmes hacia la victoria!
En diferentes clases de la licenciatura de Ciencia Política he notado que mis compañeros y yo cuando nos hablan los profesores sobre democracia y derechos, nos sentimos hasta cierto punto ofendidos. La razón es porque hablar en México de esas dos cosas es hablar de mera simulación, a penitas sobrevivimos al presente régimen de corte neoliberal que nos deja lejos, pero muy lejos, del disfrute de una vida de libertad, igualdad y con una ciudadanía de acceso real al poder, a nuestro gobierno y, por lo tanto, al control de nuestro propio destino.
Las decisiones se toman desde arriba y para beneficiar a esos mismos grupos y personajes de arriba, nosotros los de abajo recibimos una educación limitada y mediocre, que conviene al mismo sistema de dominación y que difícilmente permitiría correr peligros a la clase capitalista asentada en nuestro territorio. Peor aún, por momentos da la impresión de que nos sentimos cómodos y aclimatados con semejante modelo porque saqueos van y vienen y no manifestamos reacción alguna en oposición a tal sometimiento.
Una dinámica cada día más común y que se ve en varias ciudades, es la de jóvenes que desde muy temprana edad son padres y sin planificación alguna, primero hacen hijos, abandonan sus estudios, sufren para conseguir empleo, cuando lo obtienen se conforman con una paga de miseria y así enfrentan en medio de tantas y tantas adversidades la aventura denominada “vida diaria”. ¿Pero cuál vida?, ¿Dónde está el sentido de existencia cuando se es un mero producto o mercancía desechable?
Los jóvenes deberíamos pensar más de una vez todo lo que hacemos, todo lo que decimos, todo lo que pensamos, para darnos cuenta si estamos realmente manifestando un comportamiento propio o nada más estamos como borreguitos caminando a donde nos dicen, sin reflexionar si vamos bien o vamos mal. No quiero que piensen que es malo o delito tener hijos, no lo es, pero si es grave que desperdiciemos nuestra vida en una lógica de consumo y de enajenación, donde lo que menos importa son nuestras metas y sueños. A lo único que aspiramos es a tener por ahí algún momento de felicidad efímera y que seguramente nos va a salir carísimo pagar, porque bajo el presente esquema de control todo tiene un precio, hasta los mismos sentimientos aunque sea lamentable decirlo, pero es así.
Quiero creer que aún hay alternativas para que nuestro país cambie, para que los actuales mafiosos de la clase política y los que están fuera de ese círculo, se vayan calmando y vayan pensando en cómo van a seguir manipulando, pues al menos nosotros los jóvenes estudiantes y no estudiantes, estamos “agarrando la onda” y creemos que hoy más que nunca tenemos una cita con la historia, una cita que quedó pendiente desde aquella ejemplar generación de 1968. Nosotros queremos retomar esa lucha y vencer, alcanzar la victoria, que no es otra cosa sino tener condiciones dignas de vida, recibir educación de verdad para contribuir al progreso y desarrollo del país.
Los chavos de ahora ya no nos quedamos callados en las aulas, cuestionamos a nuestros profesores y a los autores que (muchas veces por imposición y/o instrucción) revisamos en cada curso. Tenemos numerosas inquietudes, cuestionamos cada cosa hecha por el gobierno, incluso criticamos el trabajo de la izquierda y de la supuesta izquierda, esa que se siente muy cerca del corazón pero que anda jugando con las reglas de nuestros enemigos. Somos parte de un movimiento que a pesar del mundo globalizado mantiene una identidad guerrera, inquebrantable, no negociable y que va a conseguir adaptar al contexto actual (tanto global como local) las conquistas de nuestros jóvenes y de los demás sectores de la sociedad.
Está lucha no la vamos a dar solos, estamos acompañados por nuestros padres, por nuestros abuelos y por nuestros hijos, por todos aquellos mexicanos que han sido agraviados por estos malos gobiernos y que ya no solamente nos conformamos con marchar, vamos a paralizar el país, haremos nuestro mejor esfuerzo, somos una generación que piensa, que se organiza, que dice pero hace más… todo el mundo será testigo del surgimiento de la generación revolucionaria y de acción que dará mucho de qué hablar, pero principalmente contagiará el ánimo de transformar y de renovar.
¡Apoyemos la lucha de la clase trabajadora mexicana, a los electricistas, a los maestros, vamos todos hacia la huelga nacional y no claudiquemos, firmes hacia la victoria!
Comentarios
Si bien es cierto que muchas de las madres adolescentes provienen de un medio rural (ahí se casan muy jóvenes o se las roban y además hay un bajo nivel de educación); también en las ciudades hay niñas de cualquier 'nivel' económico que esperan un hijo muchas ni siquiera lo imaginaban.
El problema ha pasado de generación en generación, ya que 67 por ciento de las jóvenes embarazadas menores de 18 años son hijas de madres que tuvieron el mismo problema cuando eran adolescentes. De hecho, una tercera parte de las mujeres mexicanas tuvo a su primer hijo durante la pubertad.
También el medio donde se desenvuelven influye. Todos los días estamos siendo bombardeados por todos los medios (impreso, radio, televisión, etc.), de infinidad de mensajes en los que el sexo juega un papel muy importante; algunas canciones e imágenes despiertan el deseo invitándonos a fantasear. Asimismo, el culto al cuerpo en nuestra sociedad invita a tener relaciones sexuales., pues nos hace creer que es el aspecto físico lo que cuenta.
Y lo más grave, muchos 'adolescentes no saben lo que pasa con su cuerpo en la pubertad o no saben cómo usar métodos anticonceptivos. Otras veces no tienen los medios económicos; para comprar un paquete de condones, o prefieren gastarse su dinero en otra cosa (cigarros por ejemplo).
Nada más para complementar el artículo de Samuel y felicidades, sigan adelante con este medio alternativo.