Teodoro Rentería Arróyave
Nuestro México, “lindo y querido”, durante décadas fue considerado líder de América Latina, y el país y los mexicanos siempre supimos responder a esa realidad con una digna modestia, es decir, jamás hicimos alarde de la misma y por eso mismo los países nos consideraban el hermano mayor.
En todos los renglones se distinguía la nación mexicana, como se decía antaño, en su desarrollo económico, intelectual y en la defensa permanente de la soberanía y la libre determinación de los pueblos.
¿Qué nos ha pasado? se preguntan algunos necios, porque por estupidez o por falta de conocimientos no aciertan la respuesta, fácil, por cuestiones más que ideológicas, partidistas nos hemos dedicado a cancelar la viabilidad de la nación.
Las informaciones lo dicen todo: además de que la economía de México ha sido la más afectada de Latinoamérica por la recesión global, será la nación que tardará más tiempo en recuperarse, de acuerdo con un trabajo del Grupo de Diarios América, GDA, y a la cabeza de las naciones de la región se yergue señera la República de Brasil.
Por ello el comandante en jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en su última “Reflexiones” nos dice: Poderosas potencias económicas compitieron por ser sede de las Olimpiadas en el 2016, entre ellas las dos más industrializadas del planeta: Estados Unidos y Japón. Triunfó sin embargo Río de Janeiro, una ciudad de Brasil. Que no se diga ahora que fue generosidad de las naciones ricas con Brasil, un país del Tercer Mundo.
Aceptemos la realidad, mientras ello ocurría expertos reunidos en la sala de juntas del diario El Universal, concluían que nuestro país está en el sótano de América Latina al explicar que inclusive se salvan de tal situación los países de Sudamérica gracias al comercio con China.
El triunfo de esa ciudad brasileña es una prueba de la creciente influencia de los países que luchan por su desarrollo, continúa Fidel, y con seguridad, en los pueblos de América Latina, África y Asia, la elección de Río de Janeiro será recibida con agrado en medio de la crisis económica y la incertidumbre actual con el cambio climático.
Desde luego que así es, pero con la angustia de México que cada vez comprueba que crece el número de pobres, según confesión de parte –obvio relevo de pruebas-, del presidente Felipe Calderón Hinojosa quien informó que en lo que va de su administración 6 millones de mexicanos han sido incorporados a esa terrible situación al pasar de 14 millones a 20 millones los connacionales en pobreza extrema.
Según la encuesta que recaba trimestralmente el GDA -al que pertenece El Universal-, la economía de México será la que más decrecerá este año, con un registro de -7.2 por ciento respecto a 2008; la de Brasil crecerá 0.33 por ciento y en Colombia no habrá desarrollo pero tampoco decrecimiento
Coincidimos con el héroe de Sierra Maestra: es un deber haberse presentado en Copenhague, como ahora lo hizo el triunfante Brasil, y en todas partes con la misma unidad y sobre todo luchar para evitar que el cambio climático y las guerras de conquista prevalezcan sobre la voluntad de paz, el desarrollo y la supervivencia de todos los pueblos del mundo,
De que duele, duele la realidad mexicana. Aprendamos la lección.
Nuestro México, “lindo y querido”, durante décadas fue considerado líder de América Latina, y el país y los mexicanos siempre supimos responder a esa realidad con una digna modestia, es decir, jamás hicimos alarde de la misma y por eso mismo los países nos consideraban el hermano mayor.
En todos los renglones se distinguía la nación mexicana, como se decía antaño, en su desarrollo económico, intelectual y en la defensa permanente de la soberanía y la libre determinación de los pueblos.
¿Qué nos ha pasado? se preguntan algunos necios, porque por estupidez o por falta de conocimientos no aciertan la respuesta, fácil, por cuestiones más que ideológicas, partidistas nos hemos dedicado a cancelar la viabilidad de la nación.
Las informaciones lo dicen todo: además de que la economía de México ha sido la más afectada de Latinoamérica por la recesión global, será la nación que tardará más tiempo en recuperarse, de acuerdo con un trabajo del Grupo de Diarios América, GDA, y a la cabeza de las naciones de la región se yergue señera la República de Brasil.
Por ello el comandante en jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en su última “Reflexiones” nos dice: Poderosas potencias económicas compitieron por ser sede de las Olimpiadas en el 2016, entre ellas las dos más industrializadas del planeta: Estados Unidos y Japón. Triunfó sin embargo Río de Janeiro, una ciudad de Brasil. Que no se diga ahora que fue generosidad de las naciones ricas con Brasil, un país del Tercer Mundo.
Aceptemos la realidad, mientras ello ocurría expertos reunidos en la sala de juntas del diario El Universal, concluían que nuestro país está en el sótano de América Latina al explicar que inclusive se salvan de tal situación los países de Sudamérica gracias al comercio con China.
El triunfo de esa ciudad brasileña es una prueba de la creciente influencia de los países que luchan por su desarrollo, continúa Fidel, y con seguridad, en los pueblos de América Latina, África y Asia, la elección de Río de Janeiro será recibida con agrado en medio de la crisis económica y la incertidumbre actual con el cambio climático.
Desde luego que así es, pero con la angustia de México que cada vez comprueba que crece el número de pobres, según confesión de parte –obvio relevo de pruebas-, del presidente Felipe Calderón Hinojosa quien informó que en lo que va de su administración 6 millones de mexicanos han sido incorporados a esa terrible situación al pasar de 14 millones a 20 millones los connacionales en pobreza extrema.
Según la encuesta que recaba trimestralmente el GDA -al que pertenece El Universal-, la economía de México será la que más decrecerá este año, con un registro de -7.2 por ciento respecto a 2008; la de Brasil crecerá 0.33 por ciento y en Colombia no habrá desarrollo pero tampoco decrecimiento
Coincidimos con el héroe de Sierra Maestra: es un deber haberse presentado en Copenhague, como ahora lo hizo el triunfante Brasil, y en todas partes con la misma unidad y sobre todo luchar para evitar que el cambio climático y las guerras de conquista prevalezcan sobre la voluntad de paz, el desarrollo y la supervivencia de todos los pueblos del mundo,
De que duele, duele la realidad mexicana. Aprendamos la lección.
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