Acabaremos pagando por respirar

Claudia Rodríguez

Mientras las cúpulas políticas, legislativas y empresariales hacen cuentas sobre el cobro de impuestos y sus consecuencias menos adversas a cada uno de sus propósitos, sin importarles cuánto se afecten las económicas particulares del resto de los mexicanos, parece que el escenario apunta a que acabaremos hasta pagando impuestos por respirar.

El título de este escrito, no es más que una forma de parafrasear lo que Isaac Rosa, novelista y periodista de Sevilla, España, ha escrito sobre un problema de cobro de impuestos en la ciudad madrileña por la recolección de basura.

Rosa titula su último artículo, el de ayer domingo. “Acabaremos pagando por mear” e informa de una manera teórica y crítica:

“Lo contó el gran Sánchez Ferlosio en Non olet, y es anécdota conocida: la respuesta del emperador romano Vespasiano a su hijo Tito, cuando éste le reprochó que pusiese un impuesto sobre la orina. Aquél le acercó una moneda a la nariz y le espetó el ya clásico pecunia non olet, el dinero no huele. Se ve que Gallardón, tan ilustrado, conoce la historia, y ha decidido que el dinero es dinero, venga de donde venga, de la orina o, como ahora, de la basura”.

“Si no viven en Madrid quizás ignoran el último enfrentamiento entre el alcalde y los vecinos: la creación de una tasa de basuras que cobrará una media de sesenta euros por vivienda por el uso del servicio de recogida. Un impuesto indiscriminado, que no distingue de rentas ni de cantidad generada, pues sólo atiende a los metros cuadrados, e incluye locales, trasteros y garajes”.

Isaac Rosa continúa y escribe: “El dinero no huele, y de algún sitio hay que rascar para los 7.000 millones de euros de deuda municipal, ahora que no hay olimpiadas que disimulen el desastre financiero. Las cuentas del ayuntamiento están llenas de socavones. Y puestos a rellenarlos, nada mejor que la basura, abundante y barata”.

“Pero los boquetes son tantos y tan grandes, que con los 170 millones anuales que esperan recaudar con los desechos no hay ni para empezar. Así que habrá que inventar otra cosa, nuevas tasas. Y me da que echarán mano de la coartada medioambiental, que es la vaselina más habitual –ecotasa es la palabra mágica-. Gallardón, en su ahogo financiero, se ha vuelto verde: “Quien contamina, paga”, promete. Ya ha insinuado que podría cerrar el centro al tráfico –es decir, cobrar por desplazarse-. Así que no nos sorprenda que acabemos pagando por mear”.

Y si la economía mexicana es la más rezagada en América, en estos asuntos de la recuperación tras la embestida mundial, pues no sería nada lejano que los mexicanos terminemos pagando impuestos hasta por respirar. ¿O hasta palabra escrita o espacio en blanco?

Acta Divina: Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid en España afirma: “La tasa de basuras es una recomendación de la UE y de la FEMP en aplicación del principio “Quien contamina, paga”.

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