Sobajado

Teodoro Rentería Arróyave

Sin mayores escrúpulos los políticos más que jugar se burlan del pueblo sufragante como se ha demostrado con los dos últimos casos que habían quedado pendientes de la elecciones del pasado 5 de julio en la capital de la República; nos referimos a los correspondientes de las delegaciones Cuajimalpa, Miguel Hidalgo e Iztapalapa, esta última con el muy escandaloso y vergonzoso caso de Rafael Acosta, “Juanito”.

El sainete que produjeron no precisamente “Juanito”, sino una serie de políticos interesados en ese enclave llamado Iztapalapa, donde debemos resaltarlo radica una bolsa de más de 2 mil millones de pesos de presupuesto. Ese y no otro es el fondo de toda esta penosa experiencia.

Volvemos a la eterna pregunta que se hace la ciudadanía: ¿para qué nos hemos dado leyes que se suponen de última generación para burlarnos de ella? Inclusive se presume que andamos asesorando a otras naciones en cuestiones electorales, cuando aquí se cometen todo tipo de tropelías.

Aprovecharse de la ignorancia de un ser humano para imponer intereses personales y de grupo, como finalmente se hizo con “Juanito”, es reprobable por todos conceptos. Dónde están o dónde quedaron las organizaciones de derechos humanos que impávidas vieron, observaron o posiblemente se divirtieron con el sainete de Rafael Acosta.

Primero el Tribunal Electoral del Distrito Federal dictamina la anulación de las elecciones en las delegaciones Cuajimalpa y Miguel Hidalgo al comprobar, dijeron, que los candidatos del Partido Acción Nacional, Carlos Orvañanos y Demetrio Sodi de la Tijera, respectivamente, se excedieron en los gastos de campaña.

Intervino el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y en su primera decisión mandó una clara línea para darle la razón a los blanquiazules; sin embargo con el apoyo del jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard Casaubón los del Partido de la Revolución Democrática confiaban en la Sala del Distrito Federal les darían la razón.

Mientras tanto la falta de respeto a un ser humano continuaba por parte de todos los actores políticos, desde un Tribunal, que ahora ha quedado acotado, en el D. F. que canceló la candidatura de Clara Brugada, la jugarreta impositiva de Andrés López Obrador, que al estilo de un titiritero manejó a “Juanito”, para que los votos duros lo eligieron, y luego bajo palabra renunciara a favor de la protegida del tabasqueño. Después el manipuleo de todos, inclusive de la presidenta del Partido Acción Nacional en el D. F., Margarita Gómez del Campo, quienes le hicieron creer que hasta presidente de la República podría ser en el futuro.

El desenlace de burla es que Rafael Acosta, “Juanito”, se declaró enfermo después de que Ebrard Casaubón lo ubicó en su triste condición de paria electorero para permitir la llegada de Clara Brugada a la jefatura de la delegación Iztapalapa. Fue sobajado por todos por su triste condición de hombre común.

Y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación revocó por unanimidad el fallo de autoridades electorales capitalinas y ratificó el triunfo de los panistas Carlos Orvañanos y Demetrio Sodi en las delegaciones Cuajimalpa y Miguel Hidalgo, según dijeron los contrarios en cumplimiento de una orden superior.

Como sea, estos dos asuntos son por una parte, un claro atentado a la condición humana y, por otra, una burla más al electorado mexicano.

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