Los pobres más pobres

Teodoro Rentería Arróyave

Cuando los gobiernos erigidos de cualquier manera, no entienden que la parte sustantiva de su quehacer es crear y fortalecer las condiciones adecuadas para desarrollar las habilidades de sus gobernados para asegurar prosperidad y bienestar de los mismos, no solamente están fallando, están traicionando la protesta constitucional que hicieron en su momento y por ende el camino es el de la renuncia ante la ineptitud demostrada.

Lo anterior no es una exageración; la situación de crisis en todos los sentidos que padece el país y las torpes medidas, por llamarlas de alguna manera, que se han tomado o que se pretenden llevar al cabo son de tal naturaleza que lo único que presagian es volver más pobres a los pobres.

Afortunadamente, el gobierno no está constituido solo por el Poder Ejecutivo Federal, el gobierno es un todo donde participa el Legislativo, el Judicial y en su amplitud los gobiernos de los estados de acuerdo al pacto federal.

Ese es el único recurso que le queda al pueblo de México para oponerse a las aberrantes propuestas de más impuestos a los causantes cautivos en lugar, como era obvio pensar, ampliar la plataforma de contribuyentes que desde siempre y con el apoyo de gobernantes corruptos han evadido sus obligaciones fiscales. Solo ocho millones de mexicanos cumplimos y el que falla o se retrasa en los pagos el acoso legal y hasta la cárcel.

El argumento de que aumentando los impuestos es para fortalecer la lucha contra la pobreza, -Impuesto a la pobreza-, resulta falaz puesto que el mismo Secretario de Desarrollo Social da el punto clave de la torpe receta en el sentido de que con el gravamen aumentarán las dádivas a los pobres. Los programas de gobierno de ninguna manera deben de estar basados en las limosnas, actitud pueril de los que piensan que con unas cuantas monedas a los menesterosos pueden salvar sus almas de los infiernos.

Es verdaderamente aberrante que se pretenda, como lo señala en su paquete económico el gobierno federal, al través de su secretario de Hacienda, “El doctor catarritos”, Agustín Cartens, que imponiendo un nuevo impuesto especial del 2 por ciento general a los bienes y servicios que sumado al Impuesto al Valor Agregado IVA, pasará del quince al diecisiete por ciento, además de que se graban las medicinas y alimentos con ese mencionado dos por ciento.

Otro de los impuestos que incidirá negativamente en la inversión y expansión de la planta productiva es el aumento al Impuesto Sobre la Renta, ISR, que iría de 28 al 30 por ciento; el paquetito incluye un impuesto extra de entre seis y siete por ciento a las cervezas, licores, tabacos, juegos y servicios electrónicos como telefonía celular, internet y televisión de paga.

De inmediato los partidos de izquierda, a la cabeza el de la Revolución Democrática, han dicho no a tales pretensiones; había alarmado el silencio del Revolucionario Institucional, afortunadamente ya declaró que no iba en ese aberrante paquete, y como es obvio, se queda solo el minoritario en el Poder Legislativo Acción Nacional.

Todavía es de esperar que cumpla con su palabra el Partido Acción Nacional, cuando menos en lo que se refiere a su compromiso que hicieron los propios legisladores azules al término de la encerrona con el propio presidente, Felipe Calderón Hinojosa, en el sentido de que no aprobarían ningún impuesto a medicinas y alimentos.

Lo dicho: Cuando los gobiernos, constituidos de cualquier manera, no entienden que la parte sustantiva de su quehacer es crear y fortalecer las condiciones adecuadas para desarrollar las habilidades de sus gobernados para asegurar prosperidad y bienestar de los mimos, no solamente están fallando, están traicionando al pueblo y por ende el camino es el de la renuncia ante la ineptitud demostrada.

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