Las propuestas de Calderón

Samuel García / El Observador

Después de escuchar los mensajes del presidente Felipe Calderón y del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, formulo tres comentarios:

1. Veo en el presidente Calderón una decisión de cambiar su actitud hacia el ejercicio del poder para la segunda mitad de su gobierno. Esta decisión de cambio no fue gratuita, sino que es resultado —así lo reconoce implícitamente en sus recientes mensajes— de fracasos recientes en la negociación política sobre importantes reformas para su gobierno especialmente la energética y la fiscal, del fracaso electoral de su partido, pero también de una crisis económica que borró cualquier asomo de buenos resultados que pudiera presumir en materia de finanzas públicas, de empleo y de crecimiento económico, de una lucha interminable y de alto desgaste contra el narcotráfico, y de errores propios en la selección de un equipo cercano que no tuvo la altura de miras que se requiere. Calderón lo reconoce y se muestra dispuesto a cambiar su estrategia dejando a un lado los excesivos cálculos políticos de un coordinador de bancada, para plantear que asumirá los riesgos naturales de un líder de gobierno. Ayer ante los medios de comunicación volvió a insistir: “Es hora de cambiar y cambiar a fondo. Hoy refrendo mi convicción de emprender un cambio sustancial con los costos y los riesgos de diversa naturaleza que ello implica”. Este mensaje del Presidente —básicamente de desafío a las inercias y mitos enquistados en la estructura política y económica— es crucial para redefinir la ruta de acciones de su gobierno en los próximos dos años y, más importante aun, para devolver confianza a los ciudadanos en el liderazgo del gobierno federal en asuntos fundamentales como los 10 que mencionó en su mensaje del 2 de septiembre. De concretar sus intenciones seguramente que encontrará mayores aliados ciudadanos de lo que su cálculo inicial había contemplado.

2. Veo que ha calado en los políticos la insistente crítica ciudadana al dispendio y opacidad en el uso de los recursos públicos. No hay nada que indigne más al ciudadano hoy en día que los abusos en el uso de los recursos públicos y la caradura de muchos de ellos para pedir más recursos a los contribuyentes. Calderón lo sabe bien y por eso lo retomó en sus mensajes del 2 de septiembre y de ayer haciendo hincapié en que el gobierno federal hará un recorte sin precedentes en su gasto corriente. Finalmente el secretario Carstens confirmó que efectivamente el gobierno federal hará un recorte neto al gasto de 80 mil millones de pesos. Esa es la propuesta del gobierno federal que no incluye los recortes al gasto corriente que tendrían que aportar los gobiernos estatales, los poderes legislativo y judicial y los organismos autónomos que deberían agregarse a esta suma. La decisión de Calderón es un gran paso en el sentido correcto, pero aún podría ampliarse el esfuerzo del sector público por el lado de las eficiencias operativas para generar mayores ahorros y no lastimar tanto al contribuyente.

3. Veo que la propuesta fiscal de Calderón para incrementar los ingresos del gobierno, aún no logra salir de las alternativas de siempre. Gravar más a los pocos contribuyentes cautivos del país es una solución fuertemente injusta. Y eso se hizo con el incremento en la tasa del impuesto sobre la renta. Me temo que el gobierno sigue atrapado por un excesivo miedo a una reducción en la calificación de la deuda que le ha llevado a celar tanto el déficit fiscal, que ha olvidado velar por el poder adquisitivo de la clase media que se verá nuevamente golpeada en su ingreso.

El plan da material para que el Congreso discuta y pula las propuestas de Calderón.

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