Pedro Echeverría
1. Los informes presidenciales anuales en México, por lo menos durante el último siglo, sólo han servido de lucimiento para el presidente en turno, sus secretarios de Estado y sus familiares. Exactamente lo mismo se puede decir de los informes anuales de los gobernadores de cada estado de la República.
Esas reuniones de más de un millar de invitados se convirtieron en majestuosas ceremonias de lucimiento para pronunciar palabras vacías que nada dicen y casi nadie escucha. Si pudiera colocarse en lo alto un gran espejo y en él se pudiera ver lo que cada uno de los invitados está pensando se podría comprobar que a nadie importa lo que el informante dice y que cada quien está metido en otros asuntos: su futuro político, económico o amoroso.
2. Pero en las dos décadas recientes, a raíz de que las oposiciones políticas comenzaron a interrumpir con sus protestas y gritos al presidente informante, así como el sueño y aburrimiento de quienes aparentemente escuchaban, los informes comenzaron a tener cierta curiosidad o morbosidad. Sólo habría que imaginar estar sentadote escuchando dos o tres horas una retahíla de cifras que al parecer dan cuenta de lo que se ha gastado del presupuesto en obras materiales y sociales; un montón de palabras para justificar cualquier acción aunque se sepa que se está falseando la verdad. Por eso “todo mundo” concluye de que los informes presidenciales anuales de nada sirven; que sólo los usan para que el gobernante en turno se luzca y se dilapiden enormes cantidades de dinero.
3. En México, las protestas en el interior del congreso en pleno informe, así como las protestas de muchos miles de trabajadores alrededor del Congreso en ese mismo día y hora, llevó a que desde varios días antes otros tantos miles de militares armados, con perros, caballos y helicópteros hicieran del Congreso un verdadero bunker rodeado con bardas de metal de tres metros de altura. Pero ya en los últimos años han preferido suspender los informes oficiales en el Congreso, enviar el texto a los legisladores y leer un mensaje político para un auditorio de escogidos incondicionales con el fin de que aplaudan frenéticamente cada gesto del informante. Pero el dinero que se dilapidaba ese día ahora pasa multiplicado a las cuentas bancarias de los empresarios de TV y radio.
4. Quien salió ganando, como siempre ha sucedido, es el mismo gobierno. Antes las repercusiones del informe eran de tres días y se olvidaba; hoy, mediante el pago de miles de millones de pesos, se producen y difunden programas y spot durante 15 días en TV y radio, en todas las horas día, viendo y escuchando largos párrafos de ese documento lleno de falsedades y justificaciones. Se pasan las horas y los días –gobierno y medios de información- martillando en la mente de la población hasta dejarla gravado en las partes más sensibles de su cerebro. Aunque un pequeño sector crítico los rechace, la realidad es que de tanto repetirse logra calar en la mente de la enorme mayoría de la población siempre dispuesta a creer, sobre todo por falta de voces disidentes.
5. Calderón habló en su mensaje en palacio nacional frente a panistas y empresarios, de 10 puntos: a) de recursos para frenar el crecimiento de la pobreza; b) de alcanzar la cobertura nacional de salud; c) de impulsar la educación de calidad; d) de reforma a las finanzas públicas; e) de lograr una economía más competitiva; f) de reforma al sistema de comunicaciones; g) de una reforma laboral; h) de una reforma regulatoria; i) de ampliar la lucha contra el crimen y j) de una reforma política a fondo. Al parecer los asesores panistas de Calderón son muy buenos para enlistas los problemas, pero muy incapaces para proponer las posibles soluciones de acuerdo con las condiciones concretas que vive el país en estos momentos de casi ingobernabilidad.
6. ¿Cómo frenar el crecimiento de la pobreza si por la inestabilidad del país se han frenado las inversiones, la creación de fuentes de trabajo y el país jamás había alcanzado una taza enorme de desempleo como el que hoy se registra? Si en vez de los 10 millones de desempleados y los salarios de hambre que reciben los que trabajan, ambos rublos se compusieran en beneficio de los trabajadores, la inestabilidad del país desaparecería en parte. No es “un círculo vicioso” sino un problema que puede solucionarse echando para abajo el programa económico neoliberal y privatizador que se ha venido aplicando en el país desde hace 27 años. Y éste, que es el punto fundamental, es el que no está dispuesto a enterrar el ilegítimo Calderón.
7. No se podrán remediar los problemas de salud, de educación, de la asistencia social, tampoco sacar reformas como la política, la laboral, la de inseguridad o la energética, con criterios privatizadores o programas neoliberales que sólo ponen la mira beneficiar a los sectores económicamente más poderosos. Los llamados de Calderón a “trabajar juntos en beneficio de la Patria” es absolutamente demagógico; pero las bobadas de su secretario de Gobernación de que “como en la perinola: es el tiempo de que todos pongan” son igual de repudiables, porque después que todos pongan unos cuantos se quedan con todo. De lo que sí realmente es el tiempo es que el pueblo pobre y explotado despierto de su ya muy prolongado sueño y ponga a los gobiernos y a los medios de información a su servicio, donde se merecen: en la basura.
1. Los informes presidenciales anuales en México, por lo menos durante el último siglo, sólo han servido de lucimiento para el presidente en turno, sus secretarios de Estado y sus familiares. Exactamente lo mismo se puede decir de los informes anuales de los gobernadores de cada estado de la República.
Esas reuniones de más de un millar de invitados se convirtieron en majestuosas ceremonias de lucimiento para pronunciar palabras vacías que nada dicen y casi nadie escucha. Si pudiera colocarse en lo alto un gran espejo y en él se pudiera ver lo que cada uno de los invitados está pensando se podría comprobar que a nadie importa lo que el informante dice y que cada quien está metido en otros asuntos: su futuro político, económico o amoroso.
2. Pero en las dos décadas recientes, a raíz de que las oposiciones políticas comenzaron a interrumpir con sus protestas y gritos al presidente informante, así como el sueño y aburrimiento de quienes aparentemente escuchaban, los informes comenzaron a tener cierta curiosidad o morbosidad. Sólo habría que imaginar estar sentadote escuchando dos o tres horas una retahíla de cifras que al parecer dan cuenta de lo que se ha gastado del presupuesto en obras materiales y sociales; un montón de palabras para justificar cualquier acción aunque se sepa que se está falseando la verdad. Por eso “todo mundo” concluye de que los informes presidenciales anuales de nada sirven; que sólo los usan para que el gobernante en turno se luzca y se dilapiden enormes cantidades de dinero.
3. En México, las protestas en el interior del congreso en pleno informe, así como las protestas de muchos miles de trabajadores alrededor del Congreso en ese mismo día y hora, llevó a que desde varios días antes otros tantos miles de militares armados, con perros, caballos y helicópteros hicieran del Congreso un verdadero bunker rodeado con bardas de metal de tres metros de altura. Pero ya en los últimos años han preferido suspender los informes oficiales en el Congreso, enviar el texto a los legisladores y leer un mensaje político para un auditorio de escogidos incondicionales con el fin de que aplaudan frenéticamente cada gesto del informante. Pero el dinero que se dilapidaba ese día ahora pasa multiplicado a las cuentas bancarias de los empresarios de TV y radio.
4. Quien salió ganando, como siempre ha sucedido, es el mismo gobierno. Antes las repercusiones del informe eran de tres días y se olvidaba; hoy, mediante el pago de miles de millones de pesos, se producen y difunden programas y spot durante 15 días en TV y radio, en todas las horas día, viendo y escuchando largos párrafos de ese documento lleno de falsedades y justificaciones. Se pasan las horas y los días –gobierno y medios de información- martillando en la mente de la población hasta dejarla gravado en las partes más sensibles de su cerebro. Aunque un pequeño sector crítico los rechace, la realidad es que de tanto repetirse logra calar en la mente de la enorme mayoría de la población siempre dispuesta a creer, sobre todo por falta de voces disidentes.
5. Calderón habló en su mensaje en palacio nacional frente a panistas y empresarios, de 10 puntos: a) de recursos para frenar el crecimiento de la pobreza; b) de alcanzar la cobertura nacional de salud; c) de impulsar la educación de calidad; d) de reforma a las finanzas públicas; e) de lograr una economía más competitiva; f) de reforma al sistema de comunicaciones; g) de una reforma laboral; h) de una reforma regulatoria; i) de ampliar la lucha contra el crimen y j) de una reforma política a fondo. Al parecer los asesores panistas de Calderón son muy buenos para enlistas los problemas, pero muy incapaces para proponer las posibles soluciones de acuerdo con las condiciones concretas que vive el país en estos momentos de casi ingobernabilidad.
6. ¿Cómo frenar el crecimiento de la pobreza si por la inestabilidad del país se han frenado las inversiones, la creación de fuentes de trabajo y el país jamás había alcanzado una taza enorme de desempleo como el que hoy se registra? Si en vez de los 10 millones de desempleados y los salarios de hambre que reciben los que trabajan, ambos rublos se compusieran en beneficio de los trabajadores, la inestabilidad del país desaparecería en parte. No es “un círculo vicioso” sino un problema que puede solucionarse echando para abajo el programa económico neoliberal y privatizador que se ha venido aplicando en el país desde hace 27 años. Y éste, que es el punto fundamental, es el que no está dispuesto a enterrar el ilegítimo Calderón.
7. No se podrán remediar los problemas de salud, de educación, de la asistencia social, tampoco sacar reformas como la política, la laboral, la de inseguridad o la energética, con criterios privatizadores o programas neoliberales que sólo ponen la mira beneficiar a los sectores económicamente más poderosos. Los llamados de Calderón a “trabajar juntos en beneficio de la Patria” es absolutamente demagógico; pero las bobadas de su secretario de Gobernación de que “como en la perinola: es el tiempo de que todos pongan” son igual de repudiables, porque después que todos pongan unos cuantos se quedan con todo. De lo que sí realmente es el tiempo es que el pueblo pobre y explotado despierto de su ya muy prolongado sueño y ponga a los gobiernos y a los medios de información a su servicio, donde se merecen: en la basura.
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