Festivales en inseguridad para activar el turismo

Álvaro Cepeda Neri

Después de que José Ángel Córdova Villalobos, titular de Salud, hizo trío con Calderón y Marcelo Ebrard, pasándose de listos en las medidas para controlar la epidemia de gripe (primero porcina y después humana, con lo que acabaron por casi impedir el consumo de carne de cerdo), dieron al traste con el turismo internacional y convirtieron en escenarios vacíos a los puertos mexicanos (Cancún, Acapulco, Vallarta, Manzanillo, Ixtapa, San Carlos-Guaymas, Los Cabos y etc.), ahora andan muy apurados en las entidades y la capital del país por atraer al turismo nacional... ¡cuando la crisis ya no se resuelve ni agregándole agua a los frijoles!.

Oaxaca ofrece lo de siempre, pero su “gober”, Ulises Ruiz, que es el total descrédito del PRI (con su gallo desplumado, Roberto Madrazo) en páginas enteras de periódicos y revistas, anunció el doble festival de la Guelaguetza. El “gober” de Chihuahua, lo mismo, con anzuelos de eventos (Quinto Festival Internacional, dice la propaganda) durante septiembre.

Fidel Herrera, el troglodita veracruzano, entretenido más en su sucesor, apenas si lanzó parecida carnada, para fiestas jarochas. El de Chiapas, represor de indígenas, anuncia las bellezas tradicionales, sus lagos y el despeñadero-cañón del Sumidero lleno de basura. En Jalisco su “gober” mocho, que hace caravana con sombrero ajeno al donar millones de pesos de los ciudadanos, a la iglesia católica, lo mismo: vengan a Guadalajara para comer birria, después de la visita del ministro canadiense y el presidente estadounidense.

No hallan cómo paliar el desastre de los servicios turísticos e invitan, cada quien pagando sus gastos, a pasear por Zacatecas, cuya gobernadora ya se apuntó para ser candidata al gobierno del Distrito Federal, donde su ex pareja Demetrio Sodi, a pesar de sus transas, es delegado. Y Morelos tiene el imán de Cuernavaca, la “ciudad de la eterna primavera”.

Aunque por todo el país, la inseguridad es pavorosa y los homicidios a la luz del día, con lo cual al turismo le ofrecen, sin decirlo, un espectáculo de sangre donde ellos pueden ser las victimas.

Festivales e inseguridad para activar el turismo. Sobrevivimos, residentes y visitantes, en las ciudades. El Distrito Federal es, por la criminalidad y el caos para circular, la falta de agua, encarecimiento y desempleo, un infierno de baños de sangre. Chihuahua, igual o peor. Todo el país está inmerso en homicidios entre sicarios y narcotraficantes y entre estos y soldados y policías... y el que se atraviese, se lo llevan al cementerio, o asaltan sus domicilios pues cuentan con fuero militar.

Inseguridad, asaltos, secuestros y robo de automóviles, son el pan y el PAN de cada día. Y mientras redacto esta nota, me entero del homicidio de un profesor universitario, por despojarlo de 4 mil pesos del sueldo que acababa de cobrar, mientras dos de sus acompañantes, baleados, están en terapia intensiva. Tenemos un turismo al rojo vivo: sangre por doquier. La delincuencia manda en el país y dice quién vive y quién muere.

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