Gerardo Fernández Casanova
“Que el fraude electoral jamás se olvide”
En el centésimo nonagésimo noveno aniversario del inicio de la lucha por la independencia patria, antesala del segundo centenario, me pregunto si algún día podremos celebrar su culminación. Ha habido fechas memorables en las que nos hemos visto, como nación, cercanos a alcanzarla, pero no son más que breves destellos de gloria que muy pronto se desdibujan en la cruda realidad, siempre envuelta en trozos del lábaro patrio y acompañada del estallido de los artificios del fuego sonoro y su cauda de luces de embelezo.
El septembrino mes de la Patria, además de celebrar, el día quince, el Grito de Dolores con que Miguel Hidalgo convocó a la insurrección, conmemora también, el día trece, la gesta heroica de los cadetes del Colegio Militar caídos en la resistencia contra la invasión yanqui que, no satisfecha con el robo de la mitad del territorio nacional, sirvió de inauguración del flamante imperio norteamericano y, en consecuencia, de la nueva y permanente subordinación de México a sus designios.
En la edulcorada historia oficial, el festejo septembrino se acompaña de sonoros gritos de “mueran los gachupines”, propio del día quince, pero ¡guay de aquel que ose, el día trece, gritar “yanquis go home”! El cinismo de las mentes adocenadas mantiene la figura de los Niños Héroes, e inflama los corazones con la generosidad de los defensores del Castillo de Chapultepec, pero es omisa en recordar el crimen causante de esa expresión de heroísmo. Todo queda en efemérides dibujadas y decoradas sin ofender al patrón.
Se canta el Himno Nacional repitiendo su letra pero ignorando su espíritu. La gente supone que “masiosare” es el apodo de algún malandrín disfrazado de “extraño enemigo”. Mas, si osare el extraño enemigo, profanar con su plata mi sueño de libertad, no habría inconveniente, a menos que también osara manchar con mi suelo su planta, para cuyo caso estarían prontos a lavársela la caterva de privilegiados que osa gobernarnos.
La noche del 15 de septiembre se renueva el Grito de la Independencia, pero las otras 364 noches y sus días, se mantiene el balido de la dependencia. El día 13, les toca a los Niños Héroes, el resto del año a los empresarios que nos traen cuentas de vidrio y se llevan nuestras riquezas, o a los marines que nos protegieron contra los nazis alemanes, o contra el populismo cardenista, o contra el comunismo ateo de los rusos, o contra la pedofagia (almuerzo de infante asado) castrista, o contra los criminales narcotraficantes o, para redondear, los pinches terroristas que le hacen competencia a la CIA. Para colmo, como los golpistas hondureños, nos protegen de las diabluras chavistas.
A cambio de tan valiosa protección, quienes han detentado y detentan el poder, el pequeño grupo de beneficiados por el patrón, encabezados por el tal Salinas de Gortari, insisten en borrar cualquier expectativa de progreso real y se empecinan en desmantelar los afanes de independencia. Han provocado o, si se quiere ser ingenuos, han conducido las crisis para desembocar en soluciones “dolorosas” pero, según ellos, indispensables para “retomar el rumbo del desarrollo”, mediante sus consabidas reformas estructurales. Con eufemismo rayano en hipocresía, se mantiene un modelo económico cuyos únicos beneficiarios son los grandes intereses gringos, mientras que sumen en la miseria a un número cada vez mayor de nacionales.
El paquete fiscal propuesto por la dupla Calderón Carstens, diseñado para tapar el boquete por ellos provocado, pretende acabar con la pobreza y, ténganlo por seguro, lo podrá lograr a base de acabar con los pobres. El famoso boquete tiene claras trazas de ser la fosa común para tanto muerto de hambre. Unos pocos, por tibia, los más, por criminal, la propuesta ha merecido el repudio generalizado. En su grosera redondez, apenas es perceptible el alzamiento de hombros del tal Carstens que nos lanza un claro: !Háganle como quieran! No hay más tela de donde cortar. Los priístas en la cámara formulan severas declaraciones de rechazo para, en lo oscurito, negociar el proyecto salinista de cancelación del país. Padecemos un severo cáncer cerebral que se pretende curar mediante la amputación de pies y manos.
El Gobierno Legítimo y el movimiento en defensa del petróleo y la economía popular, celebraron el “grito de los libres” y, en coherencia, formulan el proyecto alternativo para ser entregado el próximo día 21 en San Lázaro. ¡Claro que hay tela, y mucha, de donde cortar! Comenzando con el obsceno gasto de la alta burocracia, brutalmente incrementado con los panistas; las prerrogativas fiscales de las grandes empresas y sus impunes rescates; el verdadero combate a la corrupción, y la multiplicación del rubro de inversión en infraestructura y educación; sólo podrá aspirarse al progreso si se recupera el mercado interno mediante empleos y salarios dignos; asegurar el acceso a la educación, la salud y la alimentación para la mayoría hoy desprotegida.
Eso mismo se propuso en el 2006 y la gente lo votó afirmativamente. El señor López, el famoso “peligro para México” ya lo habría cumplido. Lástima.
“Que el fraude electoral jamás se olvide”
En el centésimo nonagésimo noveno aniversario del inicio de la lucha por la independencia patria, antesala del segundo centenario, me pregunto si algún día podremos celebrar su culminación. Ha habido fechas memorables en las que nos hemos visto, como nación, cercanos a alcanzarla, pero no son más que breves destellos de gloria que muy pronto se desdibujan en la cruda realidad, siempre envuelta en trozos del lábaro patrio y acompañada del estallido de los artificios del fuego sonoro y su cauda de luces de embelezo.
El septembrino mes de la Patria, además de celebrar, el día quince, el Grito de Dolores con que Miguel Hidalgo convocó a la insurrección, conmemora también, el día trece, la gesta heroica de los cadetes del Colegio Militar caídos en la resistencia contra la invasión yanqui que, no satisfecha con el robo de la mitad del territorio nacional, sirvió de inauguración del flamante imperio norteamericano y, en consecuencia, de la nueva y permanente subordinación de México a sus designios.
En la edulcorada historia oficial, el festejo septembrino se acompaña de sonoros gritos de “mueran los gachupines”, propio del día quince, pero ¡guay de aquel que ose, el día trece, gritar “yanquis go home”! El cinismo de las mentes adocenadas mantiene la figura de los Niños Héroes, e inflama los corazones con la generosidad de los defensores del Castillo de Chapultepec, pero es omisa en recordar el crimen causante de esa expresión de heroísmo. Todo queda en efemérides dibujadas y decoradas sin ofender al patrón.
Se canta el Himno Nacional repitiendo su letra pero ignorando su espíritu. La gente supone que “masiosare” es el apodo de algún malandrín disfrazado de “extraño enemigo”. Mas, si osare el extraño enemigo, profanar con su plata mi sueño de libertad, no habría inconveniente, a menos que también osara manchar con mi suelo su planta, para cuyo caso estarían prontos a lavársela la caterva de privilegiados que osa gobernarnos.
La noche del 15 de septiembre se renueva el Grito de la Independencia, pero las otras 364 noches y sus días, se mantiene el balido de la dependencia. El día 13, les toca a los Niños Héroes, el resto del año a los empresarios que nos traen cuentas de vidrio y se llevan nuestras riquezas, o a los marines que nos protegieron contra los nazis alemanes, o contra el populismo cardenista, o contra el comunismo ateo de los rusos, o contra la pedofagia (almuerzo de infante asado) castrista, o contra los criminales narcotraficantes o, para redondear, los pinches terroristas que le hacen competencia a la CIA. Para colmo, como los golpistas hondureños, nos protegen de las diabluras chavistas.
A cambio de tan valiosa protección, quienes han detentado y detentan el poder, el pequeño grupo de beneficiados por el patrón, encabezados por el tal Salinas de Gortari, insisten en borrar cualquier expectativa de progreso real y se empecinan en desmantelar los afanes de independencia. Han provocado o, si se quiere ser ingenuos, han conducido las crisis para desembocar en soluciones “dolorosas” pero, según ellos, indispensables para “retomar el rumbo del desarrollo”, mediante sus consabidas reformas estructurales. Con eufemismo rayano en hipocresía, se mantiene un modelo económico cuyos únicos beneficiarios son los grandes intereses gringos, mientras que sumen en la miseria a un número cada vez mayor de nacionales.
El paquete fiscal propuesto por la dupla Calderón Carstens, diseñado para tapar el boquete por ellos provocado, pretende acabar con la pobreza y, ténganlo por seguro, lo podrá lograr a base de acabar con los pobres. El famoso boquete tiene claras trazas de ser la fosa común para tanto muerto de hambre. Unos pocos, por tibia, los más, por criminal, la propuesta ha merecido el repudio generalizado. En su grosera redondez, apenas es perceptible el alzamiento de hombros del tal Carstens que nos lanza un claro: !Háganle como quieran! No hay más tela de donde cortar. Los priístas en la cámara formulan severas declaraciones de rechazo para, en lo oscurito, negociar el proyecto salinista de cancelación del país. Padecemos un severo cáncer cerebral que se pretende curar mediante la amputación de pies y manos.
El Gobierno Legítimo y el movimiento en defensa del petróleo y la economía popular, celebraron el “grito de los libres” y, en coherencia, formulan el proyecto alternativo para ser entregado el próximo día 21 en San Lázaro. ¡Claro que hay tela, y mucha, de donde cortar! Comenzando con el obsceno gasto de la alta burocracia, brutalmente incrementado con los panistas; las prerrogativas fiscales de las grandes empresas y sus impunes rescates; el verdadero combate a la corrupción, y la multiplicación del rubro de inversión en infraestructura y educación; sólo podrá aspirarse al progreso si se recupera el mercado interno mediante empleos y salarios dignos; asegurar el acceso a la educación, la salud y la alimentación para la mayoría hoy desprotegida.
Eso mismo se propuso en el 2006 y la gente lo votó afirmativamente. El señor López, el famoso “peligro para México” ya lo habría cumplido. Lástima.
Comentarios