Presidentes mexicanos, solícitos con el imperio

Dolia Estévez

Durante la Guerra Fría, no hubo presidente mexicano que no pusiera al servicio del imperio la capacidad de México para espiar a los cubanos


El domingo pasado, el Archivo Nacional de Seguridad de EU, organización no gubernamental que promueve la transferencia, subió a su página electrónica documentos secretos sobre conversaciones de 1971 desclasificados por el Departamento de Estado en julio, que dan cuenta de una conjura entre Richard Nixon y el presidente de Brasil, Emilio Medice, para derrocar a Salvador Allende de Chile. Sin embargo, Brasil no fue el único que prestó sus buenos servicios a Washington para combatir la “amenaza comunista” en la región. Durante la Guerra Fría, no hubo presidente mexicano que no pusiera al servicio del imperio la capacidad de México para espiar a los cubanos. Escritos desclasificados por los Archivos Nacionales del gobierno de EU y por el referido organismo independiente revelan que, si bien públicamente la posición procubana de México irritó a Washington, en privado supo sacarle provecho.

JOHNSON Y LÓPEZ MATEOS

En un memorándum secreto del 18 febrero de 1964, Dean Rusk, secretario de Estado de Lyndon B. Johnson, escribió: “Esperamos que México continúe usando su posición política y geográfica clave para ayudar a controlar a Castro/comunismo. México es muy sensible en cuanto a hacer público su cooperación y hemos sido muy cuidadosos en no hacer comentarios públicos sobre las medidas de control que realizan los mexicanos” (espionaje). En el escrito, dirigido a Johnson, Rusk observa que si bien la política exterior de Adolfo López Mateos ha sido “demasiado independiente, por ejemplo con Cuba y...China comunista...cuando están de por medio temas fundamentales, generalmente lo hallamos comprensivo y deseoso de ayudar” (subrayados en el original). En referencia al trabajo de espionaje que hacían los diplomáticos mexicanos en La Habana en nombre de EU, Rusk dice, “México ha cooperado con nosotros contra Castro en formas que no atraen la atención pública”.

JOHNSON Y DÍAZ ORDAZ

En noviembre de 1964, Johnson se disponía a recibir al presidente electo mexicano Gustavo Díaz Ordaz, y su intención era reclamarle el voto contra la expulsión de Cuba de la OEA, tema que trató con el senador Richard Russell.

Johnson: ¿Qué me recomienda que le diga a Díaz Ordaz en cuanto a que México fue el único país que no condenó a Cuba?

Russell: Que Usted considera que es muy desafortunado y que es un gran obstáculo para una política de buena vecindad , que Usted quiere que EU sea un amigo extraordinariamente bueno de México, pero que...la opinión pública en este país no logra entender la actitud mexicana y que francamente Usted tampoco.

El mismo día, Johnson habló con Rusk.

Johnson: ¿Qué debemos decirle (a Díaz Ordaz) de Cuba?

Rusk: Yo no le daría gran importancia. El antecedente de esto es que durante la reunión (de la OEA que expulsó a Cuba), un número de países –Brasil y otros– hablamos sobre el beneficio práctico de tener allí (en Cuba), de ser posible, una embajada latinoamericana...no lo presionaría para que rompiera relaciones (con Cuba)”.

Johnson: Está bien, me parece bien.

NIXON Y ECHEVERRÍA

En junio de 1972, Luis Echeverría, de visita de Estado en Washington, fue recibido por Nixon en la Oficina Oval. El tema central fue la “amenaza comunista”. Cuando partió, Nixon llamó a Richard M. Helms, director de la CIA, quien también iba a ver a Echeverría.

Nixon: Acabo de terminar con el presidente Echeverría. Me apartó, tú sabes, no habla nada de inglés, pero me dijo, voy a ver al director Helms esta tarde. (Nixon dio a entender que le dijo a Echeverría que confiara en Helms pues tenía autorización plena para abordar cualquier tema).

Helms: Correcto.

Nixon: Así que le dices que hablé contigo y demás. No sé cuál es el juego (espionaje) que estemos jugando allí (México), pero...él (Echeverría) quiere jugar el juego acertado. Lo puse al tanto sobre Rusia y China, le dije que aunque ahora hemos tenido todas estas iniciativas (de apertura), debe quedar en claro que no tengo razones para no creer que ambas naciones van a continuar su respaldo a la subversión en otros países (...) le dije por qué teníamos que concluir Vietnam correctamente, y por qué es importante para nosotros mantener la delantera contra la subversión en todo el mundo, particularmente en el hemisferio occidental. No hay nadie más que pueda hacerlo. El (Echeverría) está de nuestro lado, está bien.

Helms: ¡Buenísimo! Señor Presidente.

Comentarios