Austeridad: 600 mil en vinos y tequila
Proméxico: "manejo del estrés"
Carlos Fernández-Vega / México SA
A las cifras alegres que sobre "la creación de empleo" divulga el gobierno calderonista, habrá que restar la defunción de plazas laborales en el castigadísimo Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), institución otrora impulsora del crecimiento económico y el comercio exterior de productos nacionales, la cual se mantiene en la mira de las destructoras manos neoliberales.
Creado en 1937 para fomentar el fortalecimiento económico del país e incentivar la participación de productos mexicanos en el mercado internacional, Bancomext ha sido víctima de los caprichos, amistades y negocios sucios del inquilino en turno de Los Pinos (desde tiempos de Salinas y Zedillo, sin olvidar a la dupla Fox-Calderón, la institución carga con onerosos "rescates", como por ejemplo los del WTC, Gutsa y Juan Diego Gutiérrez Cortina, con todo y familia, así como inversiones privadas de mexicanos en telefonía cubana, y carreteras en Chile propiedad de inversionistas mexicanos, y las aerolíneas, entre otros), de los que, con recursos propios, a duras penas ha salido airoso. A pesar de ello, desde las principales oficinas de la Secretaría de Hacienda lo señalan como "ineficiente", lo que aunado a "la falta de recursos" lo han puesto a merced de la trituradora neoliberal de empresas del Estado.
Calderón ha hecho lo suyo y, como Fox, no quita el dedo del renglón: acabemos con Bancomext y fusionémoslo con Nacional Financiera. El Legislativo, en varias ocasiones, ha logrado posponer la masacre, pero no el capricho. Ahora el sindicato de trabajadores de ese banco del Estado informa que “ante el fracaso de la iniciativa presidencial para dar la puntilla al Banco Nacional de Comercio Exterior y fusionarlo con Nafin, frenada a finales de abril por el Senado de la República, las autoridades han resuelto proseguir el desmantelamiento de la institución por la vía de los hechos, y ya anunciaron otro recorte de 18 por ciento en la plantilla de personal. Desde el inicio del ‘gobierno del empleo’ en 2006 hasta el cierre de 2008, según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, el personal del Bancomext disminuyó casi 40 por ciento, proporción que sube a 66 por ciento si se consideran los recortes ejecutados durante el gobierno foxista. El recorte previsto implicaría la salida adicional de unos 100 trabajadores y funcionarios, con lo que la sangría de personal llegaría a 50 por ciento en la primera mitad del sexenio calderonista y a 72 por ciento desde el año 2000”.
Hacienda insiste, y hay que subrayar que "ninguna otra institución de banca de desarrollo ha sufrido embate igual. Además de unilateral y excluyente, para el sindicato de Bancomext la acción gubernamental es a todas luces irresponsable, ante la nueva composición de la Cámara de Diputados que por mucho no garantiza fusión alguna. El ajuste laboral en puerta entraña, en consecuencia, un franco desdén hacia los acuerdos del Congreso de la Unión, sumado a una grave irresponsabilidad oficial al ahondar el debilitamiento del Bancomext en aras de un proyecto de fusión más que discutible e incierto. Tampoco se toma en cuenta el notable repunte de la posición financiera y la actividad crediticia de la institución, con un superávit operativo de 281 millones de pesos en el primer semestre de 2009, ni su importancia clave en las propias políticas contra cíclicas gubernamentales y las tareas mayores de fomento productivo, mediante la entrega de crédito directo y de largo plazo a las empresas mexicanas".
De acuerdo con la versión oficial, Bancomext es "ineficiente" y "no existen recursos para sostenerlo". Lo primero es discutible, pues de otra manera los "rescates" privados con dineros públicos por medio del banco no habrían sido posibles (los casos más recientes son Comercial Mexicana y Cemex, por ejemplo), mientras lo segundo es difícil de aceptar dada la evidencia disponible. ¿Cómo la directiva de una empresa del Estado carente de recursos puede destinar tanto a la indiscriminada adquisición de chácharas, viajes, alcohol, fiestas, celebraciones, playeras y conexos para propios y extraños?
¿En serio Bancomext carece de recursos, o en realidad los que tiene los destina a lo que no debe? El IFAI nos ayuda a despejar esta duda: sólo en el primer año de gobierno calderonista (los registros no están actualizados), esta institución pública, entonces a cargo de Mario Laborín, cachorro del Grupo Monterrey, destinó dinero a manos llenas a, por ejemplo, los siguientes renglones:
Cerca de 3 millones de pesos a Héctor Reyes Retana Dahl (ex director de Bancomext con Fox) para "servicios de asesoría para la creación de un organismo promotor de exportaciones", que no era otro que Proméxico (el que se supone debe "sustituir" a Bancomext en la promoción del comercio exterior) ¿Y quién fue el encargado de darle cuerpo a Proméxico? Pues Héctor Reyes Retana Dahl, es decir, que Bancomext pagó para que le organizaran su sepelio.
Por si fuera poco, en 2007 destinó alrededor de 2 millones de pesos para la "limpieza de las oficinas corporativas e inmuebles de Bancomext en el Distrito Federal", lo que a la directiva debe haber provocado mucha sed porque se gastó alrededor de 600 mil pesos en vinos y tequila, 400 mil en celulares de funcionarios, 255 mil en vacunas antigripales Fluarix, 150 mil en una fiesta de Halloween, 260 mil en fistoles, igual cantidad en "monederos electrónicos para obsequio en la fiesta de fin de año", 111 mil en "monederos de piel para los obsequios por el día de las madres", 204 mil en "botella de tequila tradicional y gran centenario Azul", 67 mil en la "adquisición de vinos para la fiesta de fin de año", 73 mil en "sudadera para adulto, chamarra con forro y logotipo, corra de gabardina y sudadera para niño", 57 mil 200 en arreglos florales y, ya entrados en gastos, 10 mil pesos en té de limón y manzanilla. Por si fuera poco, 129 mil en "pants, chamarras y playeras", 131 mil en "corbatas y mascadas", 198 mil en "pants y adquisición de tenis para juegos bancarios", 167 mil para una "quesera rectangular de madera", y para la sed otros 156 mil pesos en "vinos para la séptima reunión de consejos consultivos". Y sólo son ejemplos.
Las rebanadas del pastel
Difícilmente puede creerse que una institución carece de recursos cuando se documenta un gasto como el citado, en el entendido que si no hay para nómina, mucho menos para fiesta, aunque ésta le fascina a la directiva del banco, que es la que autoriza la erogación… Y falta Proméxico, donde, entre otros asuntos prioritarios, gastan el dinero público en curso "de capacitación" para el "manejo del estrés".
Proméxico: "manejo del estrés"
Carlos Fernández-Vega / México SA
A las cifras alegres que sobre "la creación de empleo" divulga el gobierno calderonista, habrá que restar la defunción de plazas laborales en el castigadísimo Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), institución otrora impulsora del crecimiento económico y el comercio exterior de productos nacionales, la cual se mantiene en la mira de las destructoras manos neoliberales.
Creado en 1937 para fomentar el fortalecimiento económico del país e incentivar la participación de productos mexicanos en el mercado internacional, Bancomext ha sido víctima de los caprichos, amistades y negocios sucios del inquilino en turno de Los Pinos (desde tiempos de Salinas y Zedillo, sin olvidar a la dupla Fox-Calderón, la institución carga con onerosos "rescates", como por ejemplo los del WTC, Gutsa y Juan Diego Gutiérrez Cortina, con todo y familia, así como inversiones privadas de mexicanos en telefonía cubana, y carreteras en Chile propiedad de inversionistas mexicanos, y las aerolíneas, entre otros), de los que, con recursos propios, a duras penas ha salido airoso. A pesar de ello, desde las principales oficinas de la Secretaría de Hacienda lo señalan como "ineficiente", lo que aunado a "la falta de recursos" lo han puesto a merced de la trituradora neoliberal de empresas del Estado.
Calderón ha hecho lo suyo y, como Fox, no quita el dedo del renglón: acabemos con Bancomext y fusionémoslo con Nacional Financiera. El Legislativo, en varias ocasiones, ha logrado posponer la masacre, pero no el capricho. Ahora el sindicato de trabajadores de ese banco del Estado informa que “ante el fracaso de la iniciativa presidencial para dar la puntilla al Banco Nacional de Comercio Exterior y fusionarlo con Nafin, frenada a finales de abril por el Senado de la República, las autoridades han resuelto proseguir el desmantelamiento de la institución por la vía de los hechos, y ya anunciaron otro recorte de 18 por ciento en la plantilla de personal. Desde el inicio del ‘gobierno del empleo’ en 2006 hasta el cierre de 2008, según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, el personal del Bancomext disminuyó casi 40 por ciento, proporción que sube a 66 por ciento si se consideran los recortes ejecutados durante el gobierno foxista. El recorte previsto implicaría la salida adicional de unos 100 trabajadores y funcionarios, con lo que la sangría de personal llegaría a 50 por ciento en la primera mitad del sexenio calderonista y a 72 por ciento desde el año 2000”.
Hacienda insiste, y hay que subrayar que "ninguna otra institución de banca de desarrollo ha sufrido embate igual. Además de unilateral y excluyente, para el sindicato de Bancomext la acción gubernamental es a todas luces irresponsable, ante la nueva composición de la Cámara de Diputados que por mucho no garantiza fusión alguna. El ajuste laboral en puerta entraña, en consecuencia, un franco desdén hacia los acuerdos del Congreso de la Unión, sumado a una grave irresponsabilidad oficial al ahondar el debilitamiento del Bancomext en aras de un proyecto de fusión más que discutible e incierto. Tampoco se toma en cuenta el notable repunte de la posición financiera y la actividad crediticia de la institución, con un superávit operativo de 281 millones de pesos en el primer semestre de 2009, ni su importancia clave en las propias políticas contra cíclicas gubernamentales y las tareas mayores de fomento productivo, mediante la entrega de crédito directo y de largo plazo a las empresas mexicanas".
De acuerdo con la versión oficial, Bancomext es "ineficiente" y "no existen recursos para sostenerlo". Lo primero es discutible, pues de otra manera los "rescates" privados con dineros públicos por medio del banco no habrían sido posibles (los casos más recientes son Comercial Mexicana y Cemex, por ejemplo), mientras lo segundo es difícil de aceptar dada la evidencia disponible. ¿Cómo la directiva de una empresa del Estado carente de recursos puede destinar tanto a la indiscriminada adquisición de chácharas, viajes, alcohol, fiestas, celebraciones, playeras y conexos para propios y extraños?
¿En serio Bancomext carece de recursos, o en realidad los que tiene los destina a lo que no debe? El IFAI nos ayuda a despejar esta duda: sólo en el primer año de gobierno calderonista (los registros no están actualizados), esta institución pública, entonces a cargo de Mario Laborín, cachorro del Grupo Monterrey, destinó dinero a manos llenas a, por ejemplo, los siguientes renglones:
Cerca de 3 millones de pesos a Héctor Reyes Retana Dahl (ex director de Bancomext con Fox) para "servicios de asesoría para la creación de un organismo promotor de exportaciones", que no era otro que Proméxico (el que se supone debe "sustituir" a Bancomext en la promoción del comercio exterior) ¿Y quién fue el encargado de darle cuerpo a Proméxico? Pues Héctor Reyes Retana Dahl, es decir, que Bancomext pagó para que le organizaran su sepelio.
Por si fuera poco, en 2007 destinó alrededor de 2 millones de pesos para la "limpieza de las oficinas corporativas e inmuebles de Bancomext en el Distrito Federal", lo que a la directiva debe haber provocado mucha sed porque se gastó alrededor de 600 mil pesos en vinos y tequila, 400 mil en celulares de funcionarios, 255 mil en vacunas antigripales Fluarix, 150 mil en una fiesta de Halloween, 260 mil en fistoles, igual cantidad en "monederos electrónicos para obsequio en la fiesta de fin de año", 111 mil en "monederos de piel para los obsequios por el día de las madres", 204 mil en "botella de tequila tradicional y gran centenario Azul", 67 mil en la "adquisición de vinos para la fiesta de fin de año", 73 mil en "sudadera para adulto, chamarra con forro y logotipo, corra de gabardina y sudadera para niño", 57 mil 200 en arreglos florales y, ya entrados en gastos, 10 mil pesos en té de limón y manzanilla. Por si fuera poco, 129 mil en "pants, chamarras y playeras", 131 mil en "corbatas y mascadas", 198 mil en "pants y adquisición de tenis para juegos bancarios", 167 mil para una "quesera rectangular de madera", y para la sed otros 156 mil pesos en "vinos para la séptima reunión de consejos consultivos". Y sólo son ejemplos.
Las rebanadas del pastel
Difícilmente puede creerse que una institución carece de recursos cuando se documenta un gasto como el citado, en el entendido que si no hay para nómina, mucho menos para fiesta, aunque ésta le fascina a la directiva del banco, que es la que autoriza la erogación… Y falta Proméxico, donde, entre otros asuntos prioritarios, gastan el dinero público en curso "de capacitación" para el "manejo del estrés".
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