OCDE: altos precios y rezagos en tv de paga

Gabriel Sosa Plata

Cada dos años, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) aporta un estudio fundamental sobre la radiodifusión y las telecomunicaciones: el Communications Outlook, donde se presenta el panorama del sector en cuanto a regulación, desarrollo y penetración de servicios, precios y tarifas, de los 30 países integrantes del organismo.

Si bien el estudio tiene información amplia, diversa y muy útil, el debate se centra fundamentalmente en las tarifas de los servicios de telefonía fija, telefonía celular e Internet y banda ancha. Para el caso de México, la misma OCDE se ha empeñado en destacar una y otra vez los altos costos de los servicios, apoyados en una metodología que ha sido cuestionada no sólo por Telmex sino por la misma Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) y especialistas. En otros países, también empresas y órganos reguladores han puesto en duda confiabilidad del estudio en ese aspecto porque, aseguran, la utilización del indicador económico de paridad del poder adquisitivo o de compra (PPP, por sus siglas en inglés), es sólo adecuada para comparativos macroeconómicos y no para la medición de precios o tarifas particularizadas (véase, por ejemplo, la posición del Ministerio de Industria de España o de Vodafone Portugal sobre el Communications Outlook 2009).

Más allá de este necesario e imprescindible debate económico-político, el Communications Outlook contiene otros datos reveladores que son poco divulgados en los medios de comunicación en México. Particularmente, el informe distribuido la semana pasada enfatizó que en nuestro país se ofrece la banda ancha más cara por Mbps, al tener tarifas que van desde los 18 dólares hasta los 115 dólares por mes. Lo que casi no se dijo es que Megacable, de Enrique Yamuni, tiene la llamada oferta de entrada (entry level) más cara de todas las empresas de todos los países analizados por la OCDE. Su servicio de 256 Kbps, representado en costo por Mbps, es de 115 dólares con la metodología PPP. Quizás por ello, los cableros, tan críticos de las tarifas de Telmex, no hicieron, a diferencia de otros años, tanto ruido de los resultados del Communications Outlook 2009.

En el estudio también se revela que México es uno de los países más rezagados en disminución de precio de la banda ancha y en aumento de velocidad por parte de los operadores de cable de septiembre de 2006 a septiembre de 2008. El dato es interesante, ya que en países donde la empresa con más mercado ofrece servicios de televisión restringida, sus clientes se han visto beneficiados con reducciones de precios: Turquía con el 80%, Hungría con el 74%, Austria con el 70%, Dinamarca con el 48%, Francia con el 37%, Alemania con el 33%, Estados Unidos con el 26% y Corea con el 22%. En México la disminución de precios ha sido apenas del 13%.

En cuanto a penetración de TV restringida, el promedio de los países que integran la OCDE es del 73% (años 2006 y 2007). Este porcentaje contrasta notablemente con México: al segundo trimestre de 2009, nuestro país tenía poco más del 28% de penetración en hogares. Por eso, en términos cuantitativos, la entrada en el mercado de Dish y su agresiva estrategia tarifaria es, pese a la ofensiva en su contra, un incentivo para el desarrollo de este subsector. Este servicio de MVS y Echostar ya cuenta con más de 600 mil suscriptores en tan sólo unos nueve meses de iniciar operaciones.

Retraso en tv abierta

En cuanto a la televisión abierta, México tampoco se puede equiparar con los países más desarrollados del mundo, donde la competencia en el subsector es amplia. En nuestro país, según la OCDE, sólo existen tres canales nacionales de televisión abierta. Por supuesto son más si sumamos a las dos redes nacionales de Televisión Azteca. Esas redes pertenecen sólo a dos empresas. En otros países agrupados en el mismo organismo, este tipo de concentraciones no podrían existir. En Japón, según la OCDE, hay 128 canales nacionales de televisión abierta, en Turquía 23, en Nueva Zelanda y Grecia 10, respectivamente, en Estados e Italia, 9 cada uno.

En televisión digital terrestre, tampoco estamos bien parados. México es el país de la OCDE que más se retrasará en la implantación de esta tecnología (diciembre de 2021). En el resto de los países, el apagón analógico tendrá como plazo máximo el año 2012. Recuérdese que el extensísimo plazo impuesto en nuestro país no fue por una decisión consensuada y de Estado entre todos los actores vinculados directa e indirectamente con la televisión, sino fundamentalmente por cabildeo de Televisa.

El reporte de la OCDE carece, extrañamente, de datos sobre México que sí son incorporados para analizar la situación de otros países. Por ejemplo, el tiempo promedio “frente al televisor” en los hogares, el número de canales combinados de TV por cable y satelital o los porcentajes de penetración de servicios de TV restringida por cable y suscriptores de TV restringida por satélite, entre otros.

Comparar lo incomparable

Por supuesto que con base en la metodología utilizada por la OCDE, México no podría ser un país del “primer mundo” porque simple y sencillamente no lo es. En otros estudios, la OCDE también califica mal a México en productividad, en inversión en ciencia y tecnología, en gasto en educación, en gasto en salud, en salario mínimo y en muchos otros aspectos económicos y de bienestar social. Por si fuera poco, en el ramo que nos ocupa, México es un país dependiente tecnológicamente. Costos e importación de equipos, volatilidad de la moneda, ingreso per cápita y la misma crisis económica, son elementos que deben ponderarse cuando se analizan estudios como el Communications Outlook.

Los problemas de las telecomunicaciones y la radiodifusión son estructurales e históricos. Los estudios de la OCDE mucho pueden ayudar a gobierno y legisladores para ubicar la posición de México frente a otras potencias económicas, pero no son la panacea. La reiterada insistencia de que una de las mejores soluciones para terminar con el rezago, la falta de competitividad y las tarifas altas en el sector consiste en abrir totalmente las puertas a la inversión extranjera, sin reciprocidad, responde más al propósito de ceder, justo, más mercado e influencia económica a las grandes transnacionales de las telecomunicaciones en los países emergentes, que son parte de la misma OCDE, y subestimar las políticas y empresas nacionales.

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