Los vacacionistas de la Corte... ni de los milagros

Álvaro Cepeda Neri / Conjeturas

Han vuelto de sus vacaciones (inmerecidas) los once señores ministros que integran el órgano colegiado de la Suprema Corte de (In) Justicia (contra) de la Nación. Tiene la última palabra judicial y es Tribunal Constitucional para controversias entre los poderes municipales, de las entidades y del poder Ejecutivo Federal, pero jamás de quejas contra el Poder Judicial representado por esa Suprema Corte.

Ésta es intocable, hasta que no se separen sus funciones de Tribunal Constitucional y se le otorgue a éste conocer incluso quejas contra los ministros de la Corte.

Volvieron de sus vacaciones, con sueldos millonarios, fideicomisos, seguros médicos (¿atenderse en el ISSSTE? ¡Nunca!, es para empleados, no para la élite), choferes, celulares, comedores para comer gratis y demás prebendas, en un país con 80 millones de pobres y 20 más que sobreviven como clase media degradada.

Están de nueva cuenta sentados en sus mullidos sillones, con sus proyectistas que les hacen todo el trabajo, y hacen como que discuten en el Pleno y en las Salas, también sobre sillones de lujo y para bien dormir. Se fueron y desatendieron la petición de ocuparse de los homicidios a 49 niños de la guardería ABC y de los 72 que están lisiados de por vida.

Pero eso sí: “lo tienen listado”, como la discusión de que los mexicanos adictos puedan consumir marihuana y LSD. Deben abocarse al problema del fuero a los militares, para como quiere Calderón, impedir que cuando los soldados violan derechos humanos sean juzgados en los tribunales comunes, y los pongan a buen recaudo en tribunales secretos donde nadie supo nadie sabe. También sobre el IETU, impuesto que con el ISR, nos aplican por parejo a quienes trabajamos por nuestra cuenta, incluyendo a la actividad empresarial.

Tienen los ministros otros asuntos, como las controversias de 34 municipios sonorenses que denunciaron las arbitrariedades del desgobernador Robinson-Bours (el infanticida de 49 niños) y sobre la deuda pública de Sonora como de su Plan Sonora Proyecta. Y que no se han puesto a discusión, ya que parece que uno o dos ministros de la Corte estarían posponiéndolos para proteger a Bours quien cuenta con abogados que litigan esos asuntos a su favor, pues está a punto de ser llevado a Juicio Político y Penal (ver los reportajes publicados por la revista Proceso 2/VIII/09).

La Suprema Corte es una institución sin esperanzas para los ciudadanos que recurren a ella en busca de justicia, tiene no pocos asuntos por resolver y, como es tradición, fallará a favor de los grandes intereses, con criterios elitistas y autocráticos, para quedar bien con los que tienen dinero para comprar o ablandar a los tribunales y no conforme a los principios de la Constitución de resolver democrática y republicanamente.

Parece que allá en las cúpulas del poder ya no hay disposición para “gobernar en beneficio del pueblo” y esto, con el resto de las instituciones públicas, por su indiferencia, contribuyen al malestar social que por todo el país se extiende.

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