Miguel Ángel Granados Chapa
Salvo el PRI, que contará con la bancada mayor en la Cámara de Diputados, y unido al Partido Verde recobrará la mayoría absoluta que perdió en 1997, está ya resuelta en cada fracción parlamentaria la delicada cuestión de quién ocupará la coordinación del grupo respectivo. Alejandro Encinas fue elegido el martes para coordinar a los diputados perredistas y hoy Josefina Vázquez Mota será nombrada por el jefe nacional del PAN, César Nava, como responsable de organizar el trabajo de los legisladores de ese partido.
En el Partido Revolucionario Institucional se espera de un momento a otro la decisión de su presidenta, Beatriz Paredes. Resolverá hoy mismo -si se cumple el ofrecimiento que hizo a algunos de sus correligionarios de optar por los cargos que la han puesto en un dilema antes del día 15- o cuando más tarde al comenzar la próxima semana si permanece al frente del Comité Ejecutivo Nacional o si se postula para ser elegida coordinadora de su grupo parlamentario. Aunque es ella la que tomará el camino que le convenga, es posible desde fuera examinar algunos de los factores determinantes de su elección.
Continuar su trabajo como presidenta del partido significa para la ex gobernadora de Tlaxcala la oportunidad de encabezar el año próximo una campaña electoral que puede ser una marcha triunfal. Serán elegidos 10 gobernadores en los estados de Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas. No se ve cómo la oposición pueda arrebatar a los priistas los estados que actualmente gobiernan, y hasta sería posible que el PRI recuperara Tlaxcala, la entidad natal de la lideresa priista. El problema para quien encabece el partido tricolor es que cada gobernador buscará aparecer como autor de la victoria, y en cambio responsabilizará al Comité Nacional de los tropiezos que experimente su partido. Respecto de la elección del 5 de julio quedó a Beatriz Paredes la posibilidad de reivindicar como propio el triunfo en los comicios para integrar la nueva legislatura, aunque los gobernadores sientan y quieran hacer sentir que cada uno de ellos consiguió salir avante con una alta cuota de diputados.
Con miras a la sucesión presidencial, en la que desde donde se encuentre Beatriz Paredes será protagonista, estar al frente del PRI implica un inconveniente. Tras una presencia que puede ser clamorosa en las campañas locales, se abre un dilatado periodo de ausencia pública, pues si bien el partido antaño oficial tendrá también tareas hacia el verano de 2011, apenas significan tenues ocasiones de que su presidenta se haga presente. En cuanto al entramado de las relaciones con el resto de los factores de poder dentro del PRI, señaladamente los gobernadores, Beatriz Paredes deberá librar una permanente batalla para no perder el sitio que se ha construido y que no parecía posible ante la falta de control presidencial que la avale.
En cambio, coordinar a los diputados priistas la dotará de un amplio territorio de actuación y de ejercicio real del poder. Si Emilio Gamboa pudo situarse en un papel relevante en la legislatura que está por concluir no obstante ser apenas la tercera fuerza numérica en San Lázaro, con mayor razón podrá hacerlo la actual presidenta si resuelve transitar hacia la Cámara, no sólo porque su personalidad es más confiable y poderosa, sino porque contará con una bancada potente y con ancho margen de maniobra. Ya antes, en la primera legislatura de Fox, la primera en que el PRI estaba fuera del poder presidencial, Beatriz Paredes coordinó a su grupo parlamentario, con lo cual puede aducirse que la experiencia en el cargo le añade un punto favorable. Podrá contrastar su actuación con la del Ejecutivo, como representantes de los dos poderes explícitamente políticos.
Salvo un cataclismo o una modificación inesperada de decisiones ya tomadas, Josefina Vázquez Mota coordinará a los diputados panistas. Para ese fin el presidente de la República la habría hecho abandonar la SEP. Tiene una escasa experiencia parlamentaria pero aun con sus pocos meses en una diputación aventaja a Francisco Ramírez Acuña, que no ha pisado terreno parlamentario. En la época del predominio priista en Jalisco fue candidato a diputado, tanto local como federal, pero no alcanzó a obtener la curul respectiva. Vázquez Mota debutó en la política de partido en la LVIII Legislatura pero sólo mantuvo su lugar tres meses, pues Vicente Fox la designó secretaria de Desarrollo Social.
Siendo la ex secretaria la candidata de Los Pinos, es difícil que Ramírez Acuña la enfrente con éxito como ha intentado hacerlo de última hora. Si bien el ex gobernador de Jalisco tuvo el mérito de ser apoyador precoz de Calderón en el trance de la sucesión presidencial, lo que le valió ser secretario de Gobernación por poco más de un año, la fractura en su relación con el Presidente, provocada por su despido, hace inviable el que reciba de nuevo la confianza presidencial en esta nueva coyuntura.
Encinas fue elegido coordinador de la fracción perredista por unanimidad, resultado insólito en un partido que padece divisiones con demasiada frecuencia. Los adversarios de Andrés Manuel López Obrador han de esperar que Encinas ejerza su propia autoridad ante su antiguo jefe, del que no ha sido subordinado sino colaborador. Tiene ya un trayecto como legislador, pues ha llegado a la Cámara en dos ocasiones anteriores y desde entonces ha ganado reputación y experiencia.
Cajón de Sastre
Cerrando el plazo para inscribir candidaturas a la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal se percibe el vasto panorama que deberán examinar los diputados de la Asamblea Legislativa tan pronto asuman sus responsabilidades el mes próximo. Es verdad que sus antecesores cribarán la lista de los aspirantes, pero aun así tendrán muchas posibilidades de donde escoger a quien reemplace a Emilio Álvarez Icaza. Si además de los méritos de cada candidato se privilegia el criterio de la continuidad de una política que ha sido grandemente provechosa para los derechos humanos, la candidata idónea es Patricia Colchero, que durante ocho años ha madurado su personalidad como defensora y promotora de tales derechos. Si se opta por el cambio en el horizonte aparece la figura de Alejandro Ordorica, que ha tenido una trayectoria amplia de servicio a la Ciudad de México en diversas responsabilidades que lo hacen conocer bien a la sociedad capitalina, a la que serviría.
Salvo el PRI, que contará con la bancada mayor en la Cámara de Diputados, y unido al Partido Verde recobrará la mayoría absoluta que perdió en 1997, está ya resuelta en cada fracción parlamentaria la delicada cuestión de quién ocupará la coordinación del grupo respectivo. Alejandro Encinas fue elegido el martes para coordinar a los diputados perredistas y hoy Josefina Vázquez Mota será nombrada por el jefe nacional del PAN, César Nava, como responsable de organizar el trabajo de los legisladores de ese partido.
En el Partido Revolucionario Institucional se espera de un momento a otro la decisión de su presidenta, Beatriz Paredes. Resolverá hoy mismo -si se cumple el ofrecimiento que hizo a algunos de sus correligionarios de optar por los cargos que la han puesto en un dilema antes del día 15- o cuando más tarde al comenzar la próxima semana si permanece al frente del Comité Ejecutivo Nacional o si se postula para ser elegida coordinadora de su grupo parlamentario. Aunque es ella la que tomará el camino que le convenga, es posible desde fuera examinar algunos de los factores determinantes de su elección.
Continuar su trabajo como presidenta del partido significa para la ex gobernadora de Tlaxcala la oportunidad de encabezar el año próximo una campaña electoral que puede ser una marcha triunfal. Serán elegidos 10 gobernadores en los estados de Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas. No se ve cómo la oposición pueda arrebatar a los priistas los estados que actualmente gobiernan, y hasta sería posible que el PRI recuperara Tlaxcala, la entidad natal de la lideresa priista. El problema para quien encabece el partido tricolor es que cada gobernador buscará aparecer como autor de la victoria, y en cambio responsabilizará al Comité Nacional de los tropiezos que experimente su partido. Respecto de la elección del 5 de julio quedó a Beatriz Paredes la posibilidad de reivindicar como propio el triunfo en los comicios para integrar la nueva legislatura, aunque los gobernadores sientan y quieran hacer sentir que cada uno de ellos consiguió salir avante con una alta cuota de diputados.
Con miras a la sucesión presidencial, en la que desde donde se encuentre Beatriz Paredes será protagonista, estar al frente del PRI implica un inconveniente. Tras una presencia que puede ser clamorosa en las campañas locales, se abre un dilatado periodo de ausencia pública, pues si bien el partido antaño oficial tendrá también tareas hacia el verano de 2011, apenas significan tenues ocasiones de que su presidenta se haga presente. En cuanto al entramado de las relaciones con el resto de los factores de poder dentro del PRI, señaladamente los gobernadores, Beatriz Paredes deberá librar una permanente batalla para no perder el sitio que se ha construido y que no parecía posible ante la falta de control presidencial que la avale.
En cambio, coordinar a los diputados priistas la dotará de un amplio territorio de actuación y de ejercicio real del poder. Si Emilio Gamboa pudo situarse en un papel relevante en la legislatura que está por concluir no obstante ser apenas la tercera fuerza numérica en San Lázaro, con mayor razón podrá hacerlo la actual presidenta si resuelve transitar hacia la Cámara, no sólo porque su personalidad es más confiable y poderosa, sino porque contará con una bancada potente y con ancho margen de maniobra. Ya antes, en la primera legislatura de Fox, la primera en que el PRI estaba fuera del poder presidencial, Beatriz Paredes coordinó a su grupo parlamentario, con lo cual puede aducirse que la experiencia en el cargo le añade un punto favorable. Podrá contrastar su actuación con la del Ejecutivo, como representantes de los dos poderes explícitamente políticos.
Salvo un cataclismo o una modificación inesperada de decisiones ya tomadas, Josefina Vázquez Mota coordinará a los diputados panistas. Para ese fin el presidente de la República la habría hecho abandonar la SEP. Tiene una escasa experiencia parlamentaria pero aun con sus pocos meses en una diputación aventaja a Francisco Ramírez Acuña, que no ha pisado terreno parlamentario. En la época del predominio priista en Jalisco fue candidato a diputado, tanto local como federal, pero no alcanzó a obtener la curul respectiva. Vázquez Mota debutó en la política de partido en la LVIII Legislatura pero sólo mantuvo su lugar tres meses, pues Vicente Fox la designó secretaria de Desarrollo Social.
Siendo la ex secretaria la candidata de Los Pinos, es difícil que Ramírez Acuña la enfrente con éxito como ha intentado hacerlo de última hora. Si bien el ex gobernador de Jalisco tuvo el mérito de ser apoyador precoz de Calderón en el trance de la sucesión presidencial, lo que le valió ser secretario de Gobernación por poco más de un año, la fractura en su relación con el Presidente, provocada por su despido, hace inviable el que reciba de nuevo la confianza presidencial en esta nueva coyuntura.
Encinas fue elegido coordinador de la fracción perredista por unanimidad, resultado insólito en un partido que padece divisiones con demasiada frecuencia. Los adversarios de Andrés Manuel López Obrador han de esperar que Encinas ejerza su propia autoridad ante su antiguo jefe, del que no ha sido subordinado sino colaborador. Tiene ya un trayecto como legislador, pues ha llegado a la Cámara en dos ocasiones anteriores y desde entonces ha ganado reputación y experiencia.
Cajón de Sastre
Cerrando el plazo para inscribir candidaturas a la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal se percibe el vasto panorama que deberán examinar los diputados de la Asamblea Legislativa tan pronto asuman sus responsabilidades el mes próximo. Es verdad que sus antecesores cribarán la lista de los aspirantes, pero aun así tendrán muchas posibilidades de donde escoger a quien reemplace a Emilio Álvarez Icaza. Si además de los méritos de cada candidato se privilegia el criterio de la continuidad de una política que ha sido grandemente provechosa para los derechos humanos, la candidata idónea es Patricia Colchero, que durante ocho años ha madurado su personalidad como defensora y promotora de tales derechos. Si se opta por el cambio en el horizonte aparece la figura de Alejandro Ordorica, que ha tenido una trayectoria amplia de servicio a la Ciudad de México en diversas responsabilidades que lo hacen conocer bien a la sociedad capitalina, a la que serviría.
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