Las 384 obras de Ebrard, Musacchio y sobornos

Álvaro Cepeda Neri

Existe una conexión entre las 384 obras que tienen las empresas contratadas por Ebrard y que son más de 250 (obras inconclusas casi todas y con un mínimo de personal), la información sobre sobornos que realizó la firma de auditoría KPMG, difundida por Consulta Mitofsky (que publica El Universal: 3/VIII/09) y La República de las letras, columna del periodista Humberto Musacchio (Excélsior: 3/VIII/09) que nos ofrece un catálogo de la destrucción en la capital del país de inmuebles históricos, como hizo en la famosa calle Regina, y sigue haciendo el señor Marcelo Luis Ebrard Casaubón quien sueña con ser, al menos, candidato presidencial de una facción del PRD, siempre y cuando Juanito no tenga las mismas intenciones.

Dicen los que conocen de la corrupción que no hay empresa que, al tener que ver con el sector público, no tenga que dar sobornos a quienes las contratan; y que a ello dedican no menos de un 5 por ciento a través de personeros habilitados para ese trámite ilegal.

“Las empresas de todo tipo que operan en México destinan 5% de sus ingresos anuales al pago de sobornos... De las empresas, 44 por ciento reconoce (de una muestra de 235) haber realizado algún pago extraoficial a servidores públicos y el 67 por ciento... que la corrupción tiene un efecto negativo en su competitividad”. Y entre más empresas (esto lo dice el columnista) estén involucradas en obras públicas, como las 384 en el Distrito Federal, las posibilidades de sobornos son mayores.

Los defeños no nos explicamos cómo 384 obras al mismo tiempo se llevan a cabo y por qué las empresas alargan su trabajo, salvo que tienen pocos trabajadores y un mínimo de máquinas para hacerlas. No dice la encuesta que ese 5 por ciento de soborno también corresponde a las 384, pero no es descabellado que así suceda, ya que la corrupción permea a los perredistas que tienen cargos.

Por otra parte, el periodista Musacchio detalla cómo Ebrard ordenó la demolición de 70 inmuebles del Centro Histórico; la destrucción de una cancha donde se practicaban juegos prehispánicos; la destrucción de viejas casonas del patrimonio histórico, para vendérselas (¿con sobornos de por medio?) a comerciantes voraces como la Casa del Frontón

Y el periodista se pregunta: ¿De qué se trata? ¿De arrasar con todo inmueble que tenga o represente algún valor histórico o artístico? Existen denuncias contra Ebrard y sus funcionarios, pero como son ante la Procuraduría capitalina y ésta depende de Ebrard, ninguna prospera.

Somos rehenes de la impunidad y el abuso del poder, donde el soborno es el “¡Ábrete, Sésamo!” de la Cueva moderna de los ladrones con cargos públicos y donde un funcionario tiene a la ciudad de México “bombardeada” con 384 obras al mismo tiempo, y pasos a desnivel de uno, dos y tres pisos, que se recorren en 15 o 20 minutos, para al terminar encontrarse con taponamientos que duran hasta hora y media para poderlos pasar. El malestar social, empero, sigue llenando la olla de presión para el estallamiento.

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