Jordi Córdoba / Rebelión
Los servicios sociales de nuestros municipios comprueban día a día como el número de peticiones de ayuda para comida, ropa, medicamentos o alimentos infantiles, aumenta de una forma alarmante. En toda España, la grave recesión económica provoca ya que cerca de un millón de personas o familias con riesgo de exclusión, tengan que recibir ayudas de diferentes administraciones y asociaciones.
Mientras tanto, lo que podemos llamar la nueva clase capitalista, formada por los principales ejecutivos de las grandes corporaciones financieras, industriales y de servicios, se enriquece ostentosamente. Según informaciones recientemente difundidas, buena parte de los altos directivos del Banco Santander, el BBVA o Telefónica, percibieron entre uno y cuatro millones de euros durante el año 2008, incluyendo salarios, aportaciones en acciones, planes de pensiones y otros incentivos. En el caso de los dos máximos responsables del Santander y del BBVA, respectivamente, la cifra superaría los 20 millones de euros anuales. Y fuera de España, las cosas no son muy diferentes. Los 45 principales ejecutivos de los Estados Unidos ganan por término medio 19 millones de dolares anuales, pero algunos de ellos, como los máximos directivos de empresas como Oracle u Occidental Petroleum, pueden llegar a superar los 100 millones de dolares en el mismo periodo. Unos grandes incentivos por la obtención de resultados económicos a corto plazo, que han colaborado en gran medida en una deficiente gestión del riesgo, con los resultados catastróficos que ahora podemos ver.
Mientras tanto los gobiernos, con dinero de toda la ciudadanía, no han perdido un minuto en ayudar a bancos e industrias en crisis, aunque no a sus usuarios ni a sus trabajadores, mientras organismos públicos de control financiero se dedican a cuestionar el futuro de los sistemas públicos de pensiones (Banco de España), a reclamar la moderación salarial y el abaratamiento del despido (Banco Central Europeo), o a imponer draconianas condiciones a los países en desarrollo (Fondo Monetario Internacional). No es extraño que esta situación de escandalosas diferencias sociales, con la complicidad de determinados gobiernos e instituciones públicas, provoquen la indignación de una ciudadanía que no llega a final de mes, o que tiene que pedir la ayuda de los servicios sociales. Realmente estamos sufriendo una nueva clase capitalista, cada vez menos implicada en la economía productiva, que ahora mismo es la responsable de la actual y profunda crisis del sector financiero y de la recesión económica internacional, pero que puede acabar convirtiéndose en una verdadera lacra social para el futuro de la humanidad.
(*) El autor es Coordinador de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA) en las comarcas de Girona
Los servicios sociales de nuestros municipios comprueban día a día como el número de peticiones de ayuda para comida, ropa, medicamentos o alimentos infantiles, aumenta de una forma alarmante. En toda España, la grave recesión económica provoca ya que cerca de un millón de personas o familias con riesgo de exclusión, tengan que recibir ayudas de diferentes administraciones y asociaciones.
Mientras tanto, lo que podemos llamar la nueva clase capitalista, formada por los principales ejecutivos de las grandes corporaciones financieras, industriales y de servicios, se enriquece ostentosamente. Según informaciones recientemente difundidas, buena parte de los altos directivos del Banco Santander, el BBVA o Telefónica, percibieron entre uno y cuatro millones de euros durante el año 2008, incluyendo salarios, aportaciones en acciones, planes de pensiones y otros incentivos. En el caso de los dos máximos responsables del Santander y del BBVA, respectivamente, la cifra superaría los 20 millones de euros anuales. Y fuera de España, las cosas no son muy diferentes. Los 45 principales ejecutivos de los Estados Unidos ganan por término medio 19 millones de dolares anuales, pero algunos de ellos, como los máximos directivos de empresas como Oracle u Occidental Petroleum, pueden llegar a superar los 100 millones de dolares en el mismo periodo. Unos grandes incentivos por la obtención de resultados económicos a corto plazo, que han colaborado en gran medida en una deficiente gestión del riesgo, con los resultados catastróficos que ahora podemos ver.
Mientras tanto los gobiernos, con dinero de toda la ciudadanía, no han perdido un minuto en ayudar a bancos e industrias en crisis, aunque no a sus usuarios ni a sus trabajadores, mientras organismos públicos de control financiero se dedican a cuestionar el futuro de los sistemas públicos de pensiones (Banco de España), a reclamar la moderación salarial y el abaratamiento del despido (Banco Central Europeo), o a imponer draconianas condiciones a los países en desarrollo (Fondo Monetario Internacional). No es extraño que esta situación de escandalosas diferencias sociales, con la complicidad de determinados gobiernos e instituciones públicas, provoquen la indignación de una ciudadanía que no llega a final de mes, o que tiene que pedir la ayuda de los servicios sociales. Realmente estamos sufriendo una nueva clase capitalista, cada vez menos implicada en la economía productiva, que ahora mismo es la responsable de la actual y profunda crisis del sector financiero y de la recesión económica internacional, pero que puede acabar convirtiéndose en una verdadera lacra social para el futuro de la humanidad.
(*) El autor es Coordinador de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA) en las comarcas de Girona
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