Ramón Alfonso Sallard
Enrique Peña Nieto es el instrumento de Carlos Salinas de Gortari para librar su última, la definitiva, la madre de todas las batallas. Con el gobernador del Estado de México, el ex presidente cree llegada la hora de su reivindicación histórica.
Ahora sí se avecina un choque de trenes, no como aquél que pronosticó en 1994, de manera fallida, el Grupo San Ángel. Es altamente improbable que las partes adopten posiciones gradualistas en la disputa por el poder, dado el enorme deterioro político, económico y social del país. Lo lógico es que impere la posición del todo o nada. En juego estarán dos visiones de país que han venido confrontándose desde 1988, a veces con el PRI y otras con el PAN como cabeza del polo de derecha. Del lado de la izquierda sólo dos caudillos durante ese lapso: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador. Marcelo Ebrard y Amalia García aún no crecen lo suficiente, políticamente hablando, para disputarle la candidatura al tabasqueño.
El PAN, después de las desastrosas administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón, difícilmente estará en la contienda por la presidencia en 2012, por lo cual la coalición conservadora que se formó en 2006 para favorecer al candidato panista, esta vez se está construyendo en torno al priista Peña Nieto. La tutela de Carlos Salinas al gobernador mexiquense es hoy su fortaleza, pero conforme se acerquen los comicios se verá que es, al mismo tiempo, su gran debilidad.
El México actual es completamente distinto –en muchos aspectos para mal—al de 1988, cuando Salinas ascendió a la Presidencia de la República mediante el fraude electoral. En aquella época, por ejemplo, era peligroso para opositores y periodistas criticar al presidente. Hoy, al contrario, lo peligroso es defenderlo. Cualquiera que lo haga se lleva una buena cantidad de mentadas de madre por diversos medios. La red ha hecho diferencia. Antes se podía controlar la información, pero la revolución de la informática hace imposible esa dinámica. De hecho, en aquella época, se pudo mantener oculto para la mayoría de la población un hecho de sangre que marcó la infancia de los hermanos Raúl y Carlos Salinas de Gortari. Sólo un libelo sobre el tema circuló antes del ungimiento del secretario de Programación y Presupuesto como candidato presidencial, pero la acción le costó el exilio al autor y la cárcel al promotor del texto.
Hoy, en cambio, con un click cualquier persona que utilice la red puede acceder a la historia publicada por Excélsior el 18 de diciembre de 1951. Decía el encabezado a ocho columnas: “Jugando a la guerra tres niñitos ‘fusilaron’ a una sirvienta”. Los sumarios daban cuenta de lo siguiente: “Ocho, cinco y cuatro años tienen los homicidas”; “Dispararon con un rifle calibre .22 sobre la jovencita”. Y en la parte derecha de la página, debajo de las fotografías de los menores implicados, narraba el redactor: “Estas tres criaturas ‘fusilaron’ ayer a su sirvienta Manuela, de 12 años de edad, cuando jugaban ‘a la guerra’. Son ellos (de izquierda a derecha) Carlos y Raúl Salinas y Gustavo Rodolfo Zapata. Carlos tiene 4 años, Raúl 5 y Gustavo 8. Fueron detenidos por la policía y demostraron no comprender lo que habían hecho. El suceso ocurrió ayer al mediodía, en Palenque 425, de la colonia Narvarte (México, Distrito Federal)”.
Imaginemos ahora el nivel de confrontación que habrá en 2012, inaugurada la guerra sucia en 2006. Lo que le espera a Peña Nieto, ahora que ha unido su destino al de Salinas. De entrada suma a todos los enemigos del ex presidente, que son legión. En ese contexto, la muerte de su esposa y la posterior ejecución de sus escoltas, son temas que, sin duda, saldrán a relucir en campaña, como emergieron también a la luz pública los acontecimientos señalados anteriormente. ¿Criminal Salinas? Para Freud infancia es destino. ¿Perdedor Salinas? Él está convencido de que en política no hay victorias permanentes ni derrotas para siempre. En todo caso, muy pronto veremos si su tesis es certera en la persona del actual gobernador del Estado de México.
Enrique Peña Nieto es el instrumento de Carlos Salinas de Gortari para librar su última, la definitiva, la madre de todas las batallas. Con el gobernador del Estado de México, el ex presidente cree llegada la hora de su reivindicación histórica.
Ahora sí se avecina un choque de trenes, no como aquél que pronosticó en 1994, de manera fallida, el Grupo San Ángel. Es altamente improbable que las partes adopten posiciones gradualistas en la disputa por el poder, dado el enorme deterioro político, económico y social del país. Lo lógico es que impere la posición del todo o nada. En juego estarán dos visiones de país que han venido confrontándose desde 1988, a veces con el PRI y otras con el PAN como cabeza del polo de derecha. Del lado de la izquierda sólo dos caudillos durante ese lapso: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador. Marcelo Ebrard y Amalia García aún no crecen lo suficiente, políticamente hablando, para disputarle la candidatura al tabasqueño.
El PAN, después de las desastrosas administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón, difícilmente estará en la contienda por la presidencia en 2012, por lo cual la coalición conservadora que se formó en 2006 para favorecer al candidato panista, esta vez se está construyendo en torno al priista Peña Nieto. La tutela de Carlos Salinas al gobernador mexiquense es hoy su fortaleza, pero conforme se acerquen los comicios se verá que es, al mismo tiempo, su gran debilidad.
El México actual es completamente distinto –en muchos aspectos para mal—al de 1988, cuando Salinas ascendió a la Presidencia de la República mediante el fraude electoral. En aquella época, por ejemplo, era peligroso para opositores y periodistas criticar al presidente. Hoy, al contrario, lo peligroso es defenderlo. Cualquiera que lo haga se lleva una buena cantidad de mentadas de madre por diversos medios. La red ha hecho diferencia. Antes se podía controlar la información, pero la revolución de la informática hace imposible esa dinámica. De hecho, en aquella época, se pudo mantener oculto para la mayoría de la población un hecho de sangre que marcó la infancia de los hermanos Raúl y Carlos Salinas de Gortari. Sólo un libelo sobre el tema circuló antes del ungimiento del secretario de Programación y Presupuesto como candidato presidencial, pero la acción le costó el exilio al autor y la cárcel al promotor del texto.
Hoy, en cambio, con un click cualquier persona que utilice la red puede acceder a la historia publicada por Excélsior el 18 de diciembre de 1951. Decía el encabezado a ocho columnas: “Jugando a la guerra tres niñitos ‘fusilaron’ a una sirvienta”. Los sumarios daban cuenta de lo siguiente: “Ocho, cinco y cuatro años tienen los homicidas”; “Dispararon con un rifle calibre .22 sobre la jovencita”. Y en la parte derecha de la página, debajo de las fotografías de los menores implicados, narraba el redactor: “Estas tres criaturas ‘fusilaron’ ayer a su sirvienta Manuela, de 12 años de edad, cuando jugaban ‘a la guerra’. Son ellos (de izquierda a derecha) Carlos y Raúl Salinas y Gustavo Rodolfo Zapata. Carlos tiene 4 años, Raúl 5 y Gustavo 8. Fueron detenidos por la policía y demostraron no comprender lo que habían hecho. El suceso ocurrió ayer al mediodía, en Palenque 425, de la colonia Narvarte (México, Distrito Federal)”.
Imaginemos ahora el nivel de confrontación que habrá en 2012, inaugurada la guerra sucia en 2006. Lo que le espera a Peña Nieto, ahora que ha unido su destino al de Salinas. De entrada suma a todos los enemigos del ex presidente, que son legión. En ese contexto, la muerte de su esposa y la posterior ejecución de sus escoltas, son temas que, sin duda, saldrán a relucir en campaña, como emergieron también a la luz pública los acontecimientos señalados anteriormente. ¿Criminal Salinas? Para Freud infancia es destino. ¿Perdedor Salinas? Él está convencido de que en política no hay victorias permanentes ni derrotas para siempre. En todo caso, muy pronto veremos si su tesis es certera en la persona del actual gobernador del Estado de México.
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